En los EE.UU., el Papa intentó mantener en secreto su última reunión: fue a visitar a una jueza que se niega a casar a parejas del mismo sexo. “Gracias por su coraje, sea fuerte”, le recomendó Francisco. Ya de vuelta en el Vaticano, después de que un cura polaco reconoció ser gay y denunció la homofobia de la Iglesia, que lo expulsó enseguida, en el Sínodo de las Familias el Papa insistió: “El sueño de Dios es la felicidad en el amor entre hombre y mujer”. Es el mismo Jorge Bergoglio que en 2010, como arzobispo porteño, llamó a marchar contra la Ley de Matrimonio Igualitario, a la que acusó de ser “una movida del Diablo”… ¡Ojo, nada de elegir con quién casarse!
En su gira, el Papa reivindicó la educación religiosa (que recibe subsidios millonarios, que pagamos todos). En la misma línea, días atrás el arzobispo platense Héctor Aguer atacó la ley de educación sexual bonaerense porque su artículo 6 habla de “ayudar al alumno a que elija su orientación sexual”… ¡Ojo, nada de elegir con quién tener sexo!
En una etapa de crisis de todo lo viejo, regímenes, instituciones y gobiernos, la Iglesia Católica intenta cierto doble discurso por boca del nuevo Papa para recuperarse de su desprestigio. Pero enseguida se le ve la sotana.
Lo mismo pasó cuando el Papa planteó “absolver” a las mujeres que aborten y “se arrepientan” de su supuesto “pecado”. ¡Ojo, ningún derecho al aborto ni aun en casos de violación! Y el broche de oro fue el video que trascendió estos días, en donde Francisco-Bergoglio califica de “zurdos” a los detractores de Juan Barros, obispo chileno encubridor de casos de pedofilia clerical. ¡Ojo, nada de acusar a los curas abusadores!
El Papa y la Iglesia siguen siendo tan reaccionarios como siempre. Por eso seguimos luchando por la separación de la Iglesia del Estado, la educación laica, la anulación de los subsidios a las escuelas religiosas y privadas, y contra el pago de los sueldos y jubilaciones a los curas y obispos con fondos públicos.

Maru Lopes