El ridículo. El 10 de diciembre Macri asumió como Presidente. El tironeo por la entrega del bastón de mando tuvo peleas, gritos y enredos. Una cautelar de Servini de Cubría nombró a Federico Pinedo como mandatario exprés, por doce horas. Fue una situación tan ridícula que generó una catarata de burlas, chistes y memes en las redes sociales.
Empacada y pataleando. Cristina se fue sin entregar personalmente los atributos del poder. Presionando, consiguió que varios diputados y gobernadores justicialistas faltaran al juramento en el Congreso. Y para opacar la asunción, preparó su despedida con una gran manifestación. No partió en helicóptero, pero se fue volando de furia ya que no pudo imponer ni el cómo ni el cuándo de la sucesión.
La «revolución» de la alegría. En el rincón opuesto, Macri ganó su primer round y recibió la banda en Casa de Gobierno. Lanzó llamados a la unidad y a la «paz social». Desde el balcón de la Rosada inauguró oficialmente la «revolución de la alegría». La vicepresidenta Gabriela Michetti cantó un tema de Gilda. Y Mauricio volvió a ensayar sus pasos de baile, entre mimo y mimo con Juliana Awada. Un show grotescamente preparado.
El trasfondo. Sin embargo, no todo fue payasada, berrinche y pose alegre. La transición volvió a desnudar la decadencia de los políticos patronales y la crisis de las instituciones del régimen democrático burgués. En la Argentina todo sigue atado con alambre, por eso cualquier hecho, por simple que sea, puede generar roces entre distintos poderes, disputas varias y alguna crisis.
El tiro del final. El kirchnerismo llegó al gobierno para estabilizar el país luego del Argentinazo del 2001. Tras doce años de doble discurso, soberbia y prepotencia, ni en la peor de las pesadillas soñaron este final. Aunque se retiraron débiles y derrotados intentaron que se notara lo menos posible. Esto explica la negativa a traspasar los símbolos del poder y la convocatoria a la manifestación en Congreso. Cristina quiso dejar un mensaje: «No nos den por muertos, seremos oposición y seguimos en carrera…» La realidad dirá cuanto hay de cierto en esto.
El normalizador. No es casualidad que Macri se haya puesto firme con Cristina. En el marco de su necesidad por normalizar el país y garantizar la gobernabilidad, lo hubiera perjudicado comenzar cediendo. Demostrar debilidad ante los dirigentes sindicales y gobernadores justicialistas hubiera sido un paso en falso. No solo resistió, a la par siguió mostrándose abiertamente con los suyos. En la Plaza de Mayo lo acompañaron los aparatos del PRO y la UCR. En la función de gala del Teatro Colón y en el Tedeum lo siguió «la crème de la crème» de los ricachones, las corporaciones y la derecha.
Cortina de humo. Más allá de las escaramuzas entre presidente saliente y entrante, el traspaso obró como una gran cortina de humo que les resultó funcional a ambos. Durante varios días la atención de muchos se centró en opinar dónde y cómo debería hacerse el traspaso y en tomar posición sobre quién tenía razón. Pero ¿qué estaba pasando mientras tanto? ¿De dónde se terminó desviando la mirada?
La herencia. Así quedó en un segundo plano el balance descarnado de la pesada herencia K. Un país casi sin reservas, con inflación, salarios depreciados, saqueo, extractivismo, contaminación, trabajo precario y con una pobreza que ronda el 30%. Pocos fueron los que notaron que además, le siguieron facilitando la gestión al PRO, votando un paquetazo de leyes en la Legislatura Porteña.
Atendido por sus propios dueños. El PRO también sacó tajada de la distracción. Ayudado por los medios de comunicación que caracterizaron al nuevo gabinete como de «alto perfil técnico», escondieron que los asumidos son gerentes directos de las corporaciones. De ahora en adelante la Argentina será atendida por sus propios dueños. Anunciaron que bajarán las retenciones, pero mantuvieron el impuesto a las ganancias para el aguinaldo. Ante la brutal remarcación de precios que afecta el bolsillo de los más pobres, Prat Gay avisó que no aplicarán la ley de abastecimiento. Hecho que revitaliza el reclamo en curso por una suma fija de fin de año. Además, están delineando medidas para aumentar las tarifas y devaluar.
El capitalismo no va más. El macrismo desembarca para intentar normalizar el funcionamiento político e institucional, darle un nuevo impulso a las ganancias empresariales y hacer que la crisis la paguemos los trabajadores y el pueblo. Le toca a Macri, pero Scioli hubiera hecho lo mismo. Por eso se reunieron amigablemente y estarían de acuerdo en recorrer el mundo juntos buscando inversiones. En definitiva ambos son defensores del capitalismo, el sistema que hunde a las grandes mayorías populares y al que tenemos que derrotar.
A cargar las pilas. Durante el verano seguirán los anuncios y las medidas que tendremos que enfrentar cuando nos perjudiquen. Por eso, de cara a lo que se viene es clave poner de pie algo nuevo, una alternativa amplia y de izquierda como aún no hay en el país. Dispuesta a concretar una coalición amplia que atraiga a millones de personas y sirva para disputar de igual a igual contra los partidos patronales.
Para avanzar en el camino de este desafío es indispensable construir un fuerte partido revolucionario, socialista e internacionalista. Por eso te invitamos a leer Alternativa Socialista, a llevarte algún ejemplar para pasarle a un compañero de trabajo, vecino o amigo así conoce lo que proponemos. Te ofrecemos participar de nuestras reuniones y, en definitiva, te invitamos a entrar al MST.