Entre acusaciones cruzadas estalló el encuentro sindical que el FIT y grupos afines llamaban para este sábado 5. Tras proscribir a nuestra corriente y lejos de construir un evento abierto a los miles de luchadores que buscan una referencia unitaria para enfrentar el ajuste, la guerra interna de la izquierda sectaria por el control hizo abortar el encuentro.
En el AS 657 denunciamos la proscripción de nuestra corriente sindical por el PO y PTS, y que el encuentro era divisionista también por ser cerrado a otras corrientes y activistas combativos. Dijimos que un encuentro sectario como el que preparaban no servía y llamamos al activismo a no asistir. El PO y el PTS nos reclamaron en forma stalinista una autocrítica pública de nuestras tácticas sindicales, incluido el ridículo de exigirnos renunciar a los cargos de conducción que legítimamente conquistamos en la CTA. Además de divisionista, dijimos que el método de estas corrientes era también una excusa para excluirnos del encuentro y hegemonizarlo burocráticamente.
La realidad nos dio la razón. Y utilizaron esa misma lógica aparatista y burocrática entre ellos, abortando el ya sesgado encuentro que pretendían hacer.
A confesión de parte…
· El PTS acusó al PO, IS y Rompiendo Cadenas de «proscripciones burocráticas», de «vetar a delegados» de ese partido y oponerse a que dirigentes de izquierda hablen en el encuentro.
· El PO reconoció que «el encuentro naufragó», acusando a los otros participantes de transformar la convocatoria en un «campo de disputas, política de seguidismo a la burocracia, guerra faccional a varias bandas» y que «se sacó del eje a las organizaciones obreras».
· IS, el socio menor del FIT, acusó a «PO y PTS de frustrar el encuentro con actitudes divisionistas».
· Y el Nuevo MAS criticó «el burocratismo del PO», que lo dejó afuera del encuentro.
O sea: los impugnadores del MST terminaron impugnándose entre ellos por el control del evento.
Una política y método que trasladan al movimiento obrero
Queda claro que a esas corrientes no les interesa debatir en un marco fraternal ni avanzar en la unidad de los sectores de izquierda y combativos. Y eso cuando más hace falta, por las luchas contra el ajuste, la defección de la burocracia y la necesidad de coordinar.
Hegemonizar las convocatorias para controlarlas con sus aparatos es un rasgo constante de la izquierda sectaria y divisionista. Por eso no sirvieron los eventos previos de Atlanta, Platense y el Luna Park, que culminaron enfrentados entre sí y llevando esa nefasta división al movimiento obrero, elecciones sindicales, marchas y conflictos. Ahora por un salto en esos métodos ya ni pudieron hacer el encuentro.
Estas corrientes reproducen muchos aspectos de los métodos burocráticos del viejo modelo sindical. El PO, por ejemplo, impugnó que participen delegados de la minoría del SUTNA y el SUTEBA Matanza, porque en la mesa del frustrado encuentro esos sindicatos ya estaban «representados» por sus «secretarios generales»… que son del PO. Y sus frustrados socios acusan al PO de impulsar el «unicato y monolitismo» típicos de la burocracia, pero tan habitual de todas esas corrientes en los gremios donde actúan.
Por desgracia, muchas de las nuevas conducciones donde la izquierda sectaria influyó en estos años no pasaron la prueba, porque repitieron métodos burocráticos. Un caso es la Bordó ferroviaria, orientada por referentes de IS, o las seccionales del SUTEBA donde incide más el PO. Utilizan las asambleas para «bajar línea» y los cuerpos de delegados funcionan sin mandato de sector. Para formar listas imponen criterios de pensamiento único, negándose a integrar a quienes opinan distinto.
A su vez el PTS privilegia a un pequeño sector del activismo e impulsa acciones no decididas por la mayoría. Por eso tuvo responsabilidad en derrotas de luchas importantes, como Kraft y Lear. Sin ninguna política para evitar el aislamiento y la división de la base, preocupado sólo en utilizarlas para darse manija, facilitó el rol de la burocracia para quebrar esas luchas.
Por un amplio reagrupamiento antiburocrático y combativo
El fracaso de este evento está ligado al fracaso del proyecto político sectario del FIT. Siempre rechazaron la unidad con tal de mantener el control de ese frente como cooperativa electoral. Esa metodología es opuesta a la unidad que se necesita para lograr una amplia alternativa política de los trabajadores. Y llevarla al movimiento sindical es mucho peor, al fomentar divisiones funcionales a la burocracia, la patronal y el gobierno.
Si así actúan con sectores y sindicatos combativos, con el MST y otras corrientes de izquierda, son aún más sectarios hacia luchadores, delegados, listas y agrupaciones independientes o de otras vertientes políticas que hoy buscan unidad con la izquierda para enfrentar con más fuerza el ajuste macrista.
Llamamos a los luchadores de todo el país a darle la espalda a estas organizaciones y sus métodos. Y a trabajar en común por la unidad amplia que hace falta, sin sectarismo, para lograr un polo de reagrupamiento antiburocrático y combativo, para apoyar las luchas y emplazar a las centrales para generar la movilización nacional que se necesita para pararle la mano a Macri y su plan de ajuste y represión.
Corriente Sindical del MST