La educación formal mantiene importancia social y política. Como aparato institucional-material portador y reproductor de enfoques ideológicos determinados por la clase dominante, incide en la formación de conciencia colectiva. La disputa por otra matriz educativa está asociada a la estrategia por otro modelo social, con otra orientación de clase. Esa es nuestra propuesta.
Nos queremos detener en el ejemplo de la Ciudad de Buenos Aires. Con el asesoramiento del ex director de Greenpeace, Juan Carlos Villalonga, el PRO despliega desde hace un tiempo un ofensivo marketing verde. Contenedores de basura de diverso color -para separación en origen-, Museo Ambiental, dispositivos detectores de contaminación sonora, programas de reciclado doméstico y un voluntariado de jóvenes que coopera con esta gestión. En las escuelas, el capítulo “verde” en la orientación curricular está dominado por la perspectiva de la culpabilización “humana individual” y el cambio “partir de uno/a mismo/a”. Visitas guiadas al Riachuelo, audiovisuales sobre el cambio climático explicado como resultado de la acción “humana” y proyectos de promoción ambiental a partir de la actividad multiplicada de docentes en las escuelas conforman el combo de la currícula PRO en materia socioambiental. Hace escasos dos meses, un grupo de padres de una escuela en Boedo, abogados independientes y nosotrxs actuando en colegios de la CABA desplegamos una intensa campaña de denuncia al programa “Escuela Saludable” que incorporaba como asesor estrella del gobierno de la Ciudad a una fundación transnacional integrada por las corporaciones de la mala comida como negocio: Monsanto, Nestlé, Danone y otras. Desbaratamos el intento por ensayar un estudio de marketing encubierto con encuestas en las escuelas.
Educar para hacer conciencia de la crisis civilizatoria
La formación educativa en la escuela media hoy tiene un límite político, ideológico. El diseño programático del postergado capítulo ecológico o socioambiental de la currícula lo trazan ejecutores técnicos de la orientación de los contaminadores. Ayer Sileoni a escala nacional, ministro de un gobierno en cuya década se consolidaron el agronegocio, la megaminería y se introdujo el fracking. Hoy con PRO-Cambiemos, el ministro es Bullrich y comparte gabinete con Barañao, al frente de Ciencia y Técnica. Este último también ministro con CFK. Bullrich es privatista en materia de educación y adhiere a las concepciones meritocráticas de élite. Aplaudió un fallo de un juez federal habilitando el examen de ingreso en la UNLaM. Toda una pintura del personaje. Barañao es de los mejores lobbystas que las corporaciones tienen en el corazón del estado. Por lo tanto, con ellos en la toma de decisiones, el extractivismo contaminador tiene guardianes ideológicos. Nosotros y nosotras, proponemos una tarea: impulsar la construcción de un enfoque educativo opuesto, promotor de conciencia y compromiso social anti-extractivista y de salvataje del planeta de manos de la lógica depredatoria del capital
Construir un Programa de Educación Socioambiental desde abajo
No somos inocentes, ni hacemos voluntarismo. Sabemos que hace falta construir una relación de fuerzas y una herramienta política que, desde el poder, transforme la sociedad y desde ahí la educación. Esa es nuestra estrategia, nuestra perspectiva militante. Sin embargo, en simultáneo, pensamos que podemos desenvolver una iniciativa de disputa de ideas, de lucha ideológica, de organización democrática y colectiva. Proponemos a docentes, estudiantes, investigadores, activistas y todx aquél interesadx en no regalar ningún terreno de lucha política a las usinas del extractivismo autoconvocarnos para desarrollar un Programa de Educación Socioambiental en clave descolonizadora, fomentadora de pensamiento crítico y profundamente anticapitalista y ecosocialista. Está todo por hacerse, estas son las primeras coordenadas. Empezamos a andar.
Mariano Rosa