Desde el año pasado lo veníamos pronosticando. La crisis capitalista iba a estimular más extractivismo en nuestra región. La necesidad de recuperar tasa de ganancia a escala global refuerza la dinámica de bajar el precio de las materias primas y de la fuerza laboral. Así se explica el reforzamiento del agronegocio y la orientación megaminera PRO-Cambiemos
Cuando asumió dijo que “no tenía mucho conocimiento técnico del tema” (sic), refiriéndose al campo socioambiental. Hablamos del ministro Bergman, el “dialogador”. La realidad es que todo indica que la tarea planteada al rabino es lograr perforar el cerco al negocio megaminero en las provincias más complejas, con más resistencia. Como dato señalemos que aunque el país tiene 24 provincias, en 8 meses el ministro de Ambiente, ya viajó varias veces a San Juan, Mendoza y Chubut. En las dos últimas hay prohibiciones en materia de megaminería y en San Juan un imperio cuestionado, el de la Barrick, por el pueblo de Jáchal. El ministro incentiva en sus recorridas por esas provincias la intensificación de la extracción minera a cielo abierto a la que define como política de Estado. Este planteo de un alto funcionario aplicado a Chubut implica instigación a delinquir, ya que existe legislación que prohíbe megaminería contaminante. Sin embargo no le está resultando fácil al gobierno PRO en este terreno tampoco. La existencia de un movimiento social extendido en todo el país y organizaciones como la Red Ecosocialista y muchas otras, confluimos de hecho y le paramos la mano al PRO.
El agronegocio tiene plan A
Con Macri las corporaciones se envalentonan, exigen seguridad jurídica para invertir. La prueba en esa clave ya la dió el gobierno nacional eliminando carga impositiva a las megamineras, a pocos días de asumir el nuevo presidente. Pero en el debate del agronegocio hay dos movimientos de piezas cruciales a favor del corrimiento de la frontera transgénica.
En el plano nacional hay un lobby enorme que pasillea el Congreso para lograr que se vote, que salga esa ley criminal que exige Monsanto, la nueva Ley de Semillas que habilita el patentamiento privado, la criminalización de los productores y otro envión al negocio de la siembra directa y su “pack” tecnológico. En provincia de Buenos Aires la situación es gravísima ya que tiene media sanción una Ley de Agrotóxicos que habilita fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de zonas habitadas. Un despropósito. En ambos casos, para las dos leyes, el bloque político que promueve y sostiene es el mismo en el Congreso y la Legislatura bonaerense: el PRO-Cambiemos, el Frente Renovador y diputados peronistas en el caso de Congreso, y en el otro, directamente la Ley de Agrotóxicos la promueve un destacado integrante del FPV. Así están, a la ofensiva.
Unir la protesta, multiplicar la propuesta ecosocialista
Aunque hay intentos positivos de articular fuerza social en CABA y Buenos Aires, la realidad es que hace falta una confluencia nacional en defensa de los bienes comunes mucho más amplia y sólida en la perspectiva política. Los actores que resistimos a ambas leyes, en parte nos repetimos en provincia de Buenos Aires y CABA. Proponemos entonces coordinar el proceso de resistencia al agronegocio, que hoy en su expresión más concentrada pasa por esta dos leyes que la política tradicional impulsa. Hace falta una estrategia global de movilización, unitaria, sin exclusiones. Y en ese marco, nuestro enfoque propositivo, implica dos aspectos: impugnar cualquier legislación que integre la “coexistencia del agronegocio y la agricultura familiar” y contraponer el principio de la soberanía alimentaria para cuya garantía es central expropiar territorio a los pools, producir bajo parámetros agroecológicos y planificar la producción en base a valores de uso, cosas necesarias y no como bajo el capitalismo que se producen “cosas” para ser vendidas y realizar la ganancia privada.
Es crucial ahora vertebrar unidad para resistir, pero sin construcción estratégica para organizar la ruptura y preparar la transición pos-extractiva, el camino es limitado. Hagamos la doble: protestar y proponer.
Mariano Rosa