El gobierno de Mauricio Macri y Cambiemos venía mal por incumplir todas sus promesas económicas. Caídos los versos de la Pobreza Cero, la reactivación y la lluvia de inversiones, apostaron a poner “otros temas en agenda”.
Pero el tiro les salió por la culata y salió a luz una verdadera estafa a favor de papá Franco Macri y en contra de lo público. El perdón de la deuda de los Macri con el Estado por la concesión del Correo es otra muestra del carácter parasitario y decadente de la burguesía.
La “pesada herencia”
Luego de años de beneficiarse con las privatizaciones menemistas en varios rubros y estatizada su deuda millonaria por la última dictadura militar, el clan Macri suma un nuevo “laurel” a su larga lista de estafas contra el Estado nacional, es decir contra el patrimonio de todos.
Sin pagar al Estado el canon comprometido, Correo Argentino SA, empresa del clan Macri a través de un entramado de sociedades, quebró en 2003. El gobierno de Néstor Kirchner retomó el control del Correo, pero durante su mandato y los dos de Cristina jamás le cobró ni un peso de la deuda acumulada, mientras papá Macri compraba trenes en China por encargo oficial y recibía su cometa…
Redoblando la apuesta, en junio pasado Mauricio firmó un acuerdo para perdonarle a su papi una deuda actual de $ 4.700 millones que llegaría a 70.000 millones en 2033, cuando vence la concesión. Un escándalo que pinta de cuerpo entero a los representantes de la burguesía “nacional”, una clase acostumbrada a amasar sus fortunas viviendo de la teta del Estado, la bicicleta financiera, el contrabando, la evasión fiscal, las empresas offshore para lavar dinero, el blanqueo de capitales y los negociados con todos los gobiernos.
Los beneficiarios del acuerdo aceptado por el presidente son sus propios hijos, además de su padre, que recibieron como herencia las acciones en 2009.
Corruptocracia institucional
La respuesta del gobierno deja claro que entre los políticos tradicionales “una mano lava la otra”. Intentan despegar a Mauricio de su responsabilidad directa, involucrando a varios “organismos de Control” para tratar de salvarle las papas. La Oficina Anticorrupción, a cargo de la macrista Laura Alonso, “abrirá un expediente”. Y la Auditoría General de la Nación, bajo control del PJ, dice que “la agenda de este año está completa y solo podrían estudiar intervenir si lo solicita el Congreso”. La “oposición” del sistema aprovecha para esmerilar al macrismo, pero no proponen ninguna medida concreta para anular el acuerdo, investigar y castigar a los corruptos.
Ahora un fiscal federal imputó a Macri hijo y a su ministro Oscar Aguad. Pero es la misma justicia de siempre, la que por ejemplo no investigó los Panamá Papers y que recién movió alguna causa contra la corrupción K cuando el FPV perdió el poder político. Marcos Peña busca involucrar también al Congreso, seguramente para negociar impunidad. En esta corruptocracia, favor con favor se paga.
Anular el acuerdo y formar una CONADEP de la corrupción
Ante el escándalo, planteamos dos propuestas centrales. La primera y obvia es anular ya mismo el acuerdo espurio entre Correo Argentino y el Estado, o sea entre Macri padre e hijo. La segunda propuesta, para ir a fondo, es formar una CONADEP de la corrupción para investigar todo: los chanchullos de este gobierno y también los del anterior (que con Baéz, De Vido, López y la propia familia gobernante tendría bastante trabajo). Es decir, una comisión investigadora independiente, integrada por personalidades intachables y sin vínculos con ningún gobierno ni corporación.
Junto con estas medidas urgentes, proponemos una democratización real del sistema judicial y de todo el régimen político. No debe haber fueros para los funcionarios corruptos. Los delitos de corrupción deben ser imprescriptibles: no “vencer”. Los jueces y fiscales deben ser electos por voto popular, no por pactos políticos como es ahora, tener mandatos limitados y revocables si no cumplen. Además hay que poner en pie los juicios por jurados populares, con vecinos sorteados del padrón electoral. Sólo así habría una justicia realmente independiente.
Para avanzar en este camino contra la impunidad del poder no sirve elegir entre los más o menos corruptos: hay que cortar de raíz con los políticos del sistema y respaldar a una fuerza nueva, que vaya por cambios de fondo, como estos que planteamos desde el MST en Izquierda al Frente.