MST - Movimiento Socialista de los Trabajadores Lunes 27 de Agosto, actualizado hace 4 hs.

Huracanes y crisis humanitaria: El punto de no retorno, la clave ecosocialista

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Los huracanes Irma y Harvey desplegaron una fuerza destructiva enorme hace semanas en las costas de EEUU y otros países. Las interpretaciones interesadas. El freno de emergencia. La mano visible. La trumpización de la gestión ambiental

Los huracanes operan como recurso ecológico del planeta para disipar el exceso de calor de los trópicos a zonas más frías. Para que este fenómeno ocurra la condición es que haya aguas muy cálidas en la superficie del mar, por lo menos a más de 26° C. El calentamiento global como dinámica imparable, agudiza ese ciclo, sobrecalienta los océanos, incentiva los huracanes. Cada vez más intensos, más letales. La CEPAL difundió hace pocos días un informe que lleva como título “Horizontes 2030: la igualdad en el centro del desarrollo sostenible”. En este documento dice que la civilización está ante “un punto de no retorno” debido al modelo de “estructura productiva cuya competitividad depende de la abundancia y la explotación de forma intensiva de los recursos naturales”. No se anima esta entidad a decir la palabra maldita: capitalismo depredador. Pero la explicación es esa. La sobreproducción y el hiperconsumo requieren incesante energía, cuya matriz hidrocarburífera quema gases que provocan más calentamiento global. Así es la rueda. Marx, que no era ecologista sino un genial científico social y militante revolucionario, planteó esta provocadora intuición:”El desarrollo de las fuerzas productivas (…) en el marco de las relaciones existentes (…) no pueden ser más que fuerzas destructivas” (La ideología alemana). La sobrevida del capital explica esa distorsión anti-social, anti-humana.

La Gran Transformación, versión Cambiemos

Polanyi explica en su libro más famoso que el capitalismo impone no solamente una economía de mercado, sino que también formatea con esa lógica toda la sociedad, mercantiliza todo. El macrismo incluyó en su orientación “trumpista” también la política ambiental. Así modificó la Ley de Glaciares, pechó por un nuevo Acuerdo Minero, la nueva Ley de Ordenamiento del Bosque Nativo de la provincia de Buenos Aires al servicio de los negocios inmobiliarios y el agronegocio o el reimpulso del fracking en Vaca Muerta. El modelo perfilado al final del menemismo, consolidado en sus pilares fundantes por el kirchnerismo, tiene ahora con Cambiemos un fanático defensor: la expansión extractiva sobre los bienes comunes de todo el territorio al servicio de la valorización capitalista. Desde este paradigma, la cordillera, el campo o el espacio público urbano son commodities. Sin más, una opción política, para nada una condena. Es decisivo trazar un escenario de ruptura total con esta orientación.

La mano visible que urge

Las leyes del capital intervienen de forma independiente de los sujetos aislados. Eso provoca anarquía en el proceso de producción que subordina todo a la ganancia privada. Por eso, los socialistas con conciencia ecológica, le oponemos al mercado un propósito alternativo: la mano democrática y totalmente visible de la planificación económica. Las decisiones de autopreservación social suponen reorganizar la producción en base a lo necesario para la mayoría:

  • Reducir el volumen material de lo que se produce, con reducción de la jornada laboral con igual salario y erradicando la industria capitalista de la publicidad que estimula el sobreconsumo artificial y contamina
  • Sustituir la matriz de energía predominante, por renovables y limpias
  • Prohibir industrias extractivas como la megaminería contaminante
  • Uso social agroecológico del territorio para garantizar alimento suficiente, saludable y accesible como derecho básico. Reforma agraria y repoblamiento, sin latifundio
  • Nacionalización del sistema financiero y suspensión del pago de la deuda, para financiar en parte esta transición pos-capitalista

En “La Guerra de clases en Francia” (1871), Marx dice que la clase obrera para hacer su revolución tiene que “tomar el Estado para destruirlo, no para administrarlo. Y hacer otro, para sí”. Nuestra posición ecosocialista sintoniza con esa idea aplicada al aparato de producción capitalista, herencia decadente de una sociedad en declive. Construyendo la Red Ecosocialista como agrupación socioambiental del MST militamos por estas causas.

Mariano Rosa