Con el empuje de un 2016 muy intenso en cuanto a la movilización por los derechos de género, el 2017 nos encontró haciendo historia: el primer paro internacional de mujeres. El hecho marcó la tónica de los grandes cambios del movimiento a nivel mundial y planteó nuevos desafíos en nuestro país. El 2017 nos encontró nuevamente en las calles enfrentando las políticas regresivas del gobierno de Macri y sentando bases para defender todos nuestros derechos.
Como parte de la ofensiva general, el gobierno de Macri intentó profundizar los ataques contra los derechos de las mujeres y las disidencias sexuales. Además de los problemas estructurales, las políticas públicas del gobierno nacional contra la violencia hacia las mujeres y de búsqueda de la equidad, fueron escasas e ineficientes. Por eso el 2007 comenzó con un incremento en el número de femicidios, una tendencia de crecimiento que se repite año a año.
En ese marco, el gobierno deshizo por decreto el Consejo Nacional de las Mujeres (encargado entre otras cosas de aplicar la ley Nº 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres) y creó con rango de Secretaría al Instituto Nacional de las Mujeres; pese a la recomendación de un tratado de la ONU de darle rango ministerial. El hecho fue anunciado por los medios oficialistas como “creación de un nuevo instituto” cuando en realidad se trató de un recorte: se le achicó el magro presupuesto y se desjerarquizó su labor.
Por otro lado, de la mano de Bullrich, el Ministerio de Seguridad aprobó el denominado “Protocolo General de Actuación de Registros Personales y Detención para Personas Pertenecientes al Colectivo L.G.B.T” que se aplica para todas las fuerzas de seguridad. Con este nombre estigmatizante, se establecieron una serie de pautas para cuando una persona LGTBI es reprimida o detenida. Mientras la letra dice que la persona detenida será alojada según el género autopercibido, la propia existencia del protocolo le da a las fuerzas represivas un instrumento legal para las razzias y las detenciones arbitrarias.
Estos ataques no pueden leerse al margen del ajuste que el gobierno intenta imponer a través de las reformas que afectan al conjunto de la población, cuyo objetivo es paliar el déficit fiscal ajustando a las personas jubiladas, pensionadas, a los trabajadores y trabajadoras (ver recuadro). Pero así como lo demuestran las sucesivas notas de este número; el gobierno de Macri no tiene el terreno allanado para implementar cada uno de sus ataques, porque la movilización popular está en aumento. Y cuando las peleas se dan hasta el final, lo hacen retroceder o bien pagar un alto costo político.
El movimiento de mujeres es un sector que ha adquirido experiencia y madurez, y que ha radicalizado sus luchas, obteniendo triunfos importantes. Desde Juntas y a la Izquierda participamos activamente en cada uno de los hitos de la lucha feminista, y junto a nuestra agrupación Libre Diversidad llevamos nuestras propuestas a cada lugar y colaboramos en la resolución de los problemas que sufrimos.
Las acciones fueron muchísimas. Entre las más importantes se destaca que el 12 de Junio conseguimos la Libertad para Higui (la cámara de apelaciones de San Martín dictó la excarcelación extraordinaria; por lo que Higui espera libre el juicio oral. Y vamos a dar pelea hasta su excarcelación definitiva). El hecho es de suma importancia, porque por primera vez en la historia argentina, los “disciplinamientos” y abusos “correctivos” que padecen las lesbianas se sumaron a los reclamos feministas, lo que sentó jurisprudencia sobre la legítima defensa en casos de violaciones.
También Juntas y la Izquierda tuvo participaciones destacadas en las sucesivas movilizaciones como el 24N, y en peleas concretas contra casos de violencia de género como en el caso del jugador de Independiente Alexis Zarate, al que logramos encarcelar. En Córdoba, obtuvimos un triunfo muy importante: la resolución del tribunal superior de Justicia que en marzo reafirmó la condena del femicida de Paola Acosta y añadió la caratula de femicidio; denominación que la mayoría de las veces los jueces omiten, porque politiza el carácter misógino de los crímenes contra mujeres.
También tuvimos una gran delegación en el Encuentro nacional de Mujeres celebrado en Chaco, donde participamos en la gran mayoría de talleres y además presentamos nuestro nuevo libro “Mujeres en Revolución”, un material elaborado colectivamente por la comisión de género del MST, que analiza los principales problemas y las causas de la opresión de las mujeres, a la par de que establece propuestas para su liberación. Para ello, organizamos una conferencia con un panel internacional, que contó con representantes feministas clasistas de Paraguay y Brasil; tarea que fortaleció nuestra visión política sobre el movimiento de mujeres a nivel latinoamericano.
También es muy interesante la reactivación que vivió la famosa Marcha del orgullo LGTBIQ. Pues luego de la aprobación del matrimonio igualitario hubo una aparente merma en la movilización del sector; pero tras la aprobación del protocolo, más de cien mil personas se hicieron presentes en la Av. de Mayo, con la consigna “Basta de femicidios a travestis, transexuales y transgéneros. Basta de violencia institucional. Orgullo para defender los derechos conquistados”. Siempre presente, Vilma Ripoll marchó en la cabecera inicial junto a los y las dirigentes de la Federación y otros referentes. La columna de nuestra agrupación Libre Diversidad se caracterizó por su combatividad y sus consignas políticas, que también llevamos al gran Encuentro Nacional el 19 y 20 de Noviembre.
Algunas conclusiones
El 2007 encontró un movimiento de mujeres con mucha experiencia acumulada y un organizado movimiento LGBTIQ. Ello se traduce en los niveles de movilización y también de conciencia disponible. Es así como ahora el acoso sexual (que nos afecta muchísimo a nivel laboral) se puso en el centro del debate; denuncia que se suma al conjunto de reclamos. Los hechos demuestran que en tiempos de ajuste y represión las acciones se radicalizan y es hora de que lo acumulado dé un salto cualitativo.
Lamentablemente, el rol de algunas de las direcciones no colaboró en esa orientación. Nuevamente, la dirección del Encuentro Nacional de Mujeres, con mayoría maoísta, no estuvo a la altura de las circunstancias y en un año en el que recrudeció el enfrentamiento contra el gobierno de Macri, decidió alejar al Encuentro de la escena política y votó a Puerto Madryn como la próxima sede. La dinámica se repite año a año y las mujeres nos perdemos la posibilidad de disponer de nuestro poder de movilización para usarlo más a nuestro favor.
A su vez, el colectivo Ni Una Menos, si bien conserva un alto poder de convocatoria, decidió no elevarse a un nivel de dirección general que sirva de referencia. Es así que no fueron organizadoras de marchas como la del 24 N. Valoramos a dicho colectivo y participamos de sus reuniones, pero a su vez somos conscientes de que su existencia no resuelve la organización necesaria para una pelea de tipo estratégico y permanente.
Por eso, ahora más que nunca queremos que la realidad social nos encuentre organizadxs. Entendemos la lucha por los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual como parte de una batalla estratégica antipatriarcal, anticlerical y anticapitalista, hoy representada en las instituciones del régimen, ante las cuáles nos oponemos con luchas, ideas y sobre todo, con organización. Tenemos muchas tareas y planes en agenda, de los que queremos que seas parte. Sumate a Juntas y a Libre Diversidad, para conquistar todos los derechos que aún nos faltan.
Caro Dome
Juntas y a la izquierda.