El kirchnerismo se ha venido postulando como alternativa al macrismo durante todo el año. Se muestran críticos a la hora de denunciarlo, pero están lejos de impulsar y desarrollar la unidad y la movilización para enfrentarlo. Se generan debates en los sectores que luchamos contra el ajuste en las calles. El propósito de esta nota es abordar algunos de ellos.
El escenario político del país se encuentra atravesado por la lucha contra los intentos del gobierno nacional, y sus aliados, de imponer un paquete de reformas contra lxs trabajadorxs. En este marco, el kirchnerismo busca presentarse como alternativa al macrismo. Sus referentes en la cámara de senadores y diputados votaron en contra de la reforma previsional, aunque los primeros dieron quórum para su tratamiento. El retorno de Cristina al senado también refuerza esta perspectiva. Los grandes medios y el gobierno nacional los siguen teniendo como adversarios predilectos, contribuyendo así a su postulación como principales opositores al macrismo.
El proyecto político K
Un primer elemento clave para el debate es analizar cuál es el proyecto, la perspectiva política que impulsa el kirchnerismo. Ésta puede sintetizarse de la siguiente manera: la contradicción principal es con el gobierno nacional, con el macrismo, y para derrotarlo hace falta unificar a toda la oposición, empezando por el peronismo. Así, quienes hoy son «traidores» por acompañar las leyes del oficialismo, deben igualmente formar parte del proyecto político.
Este camino fue el que trazó Cristina en abril del 2016 cuando hizo el llamamiento a construir un Frente Ciudadano. Fue la posición que sostuvo hasta el último minuto en el armado del peronismo para las elecciones legislativas de este año. Si ésta no pudo concretarse fue porque otros sectores del PJ vieron la oportunidad de disputar su liderazgo. Lo mismo sucedió con la conformación de los bloques legislativos luego de las elecciones, fue Pichetto quien definió la ruptura.
Esta posición es impulsada por varios formadores de opinión dentro del espacio kirchnerista. Puede encontrarse casi diariamente en Página 12. Con la llegada de Cristina al senado el editorialista Mario Wainfeld planteaba que «el peronismo atomizado es funcional al macrismo que ocupa pole position para las próximas presidenciales.»1 Luego de que la inmensa movilización del 14/12 frenara la reforma previsional, el ex Carta Abierta Eduardo Jozami sostenía que «el episodio abre nuevas perspectivas para superar discusiones entre resistentes o institucionalistas, entre sindicatos u organizaciones sociales, alianza política o movilización.»2, y lo remataba diciendo que se abría una «segunda oportunidad» para quienes habian acompañado las reformas del macrismo.
Se trata de una orientación politica difundida en toda América Latina por los intelectuales ligados a los llamados gobiernos progresistas. Emir Sader la sintetiza en una hoja de ruta para la izquierda latinoamericana: «lo primero es reagrupar a las fuerzas de la izquierda, golpeadas política y moralmente por el revés sufrido. Lo segundo es levantar un programa alternativo al de los gobiernos de restauración neoliberal, retomando los vínculos con amplios sectores de masas. Lo tercero es recomponer un frente político unificado de la oposición. Son pasos complejos y desafiantes, pero los únicos que permiten frenar la ofensiva conservadora y recuperar la iniciativa política de la izquierda.»3
En síntesis la propuesta política del kirchnerismo conduce a la recomposición del PJ, o del panperonismo como gustan llamarlo algunos de sus escribas. En lo inmediato, esto implica fortalecer a quienes han demostrado en la práctica ser un pilar fundamental de la gobernabilidad del ajuste macrista. Es intentar canalizar la bronca que crece contra las medidas del gobierno nacional, para transformarla en capital político de quienes han sido sus aliados en el ajuste. En términos más estratégicos podemos decir que ésta política oxigena a una de las principales estructuras del régimen político argentino, precisamente cuando ésta se encuentra en crisis y se abre una oportunidad histórica de superarla.
El programa y la práctica
Esta orientación no es novedad. Es preciso recordar que el kirchnerismo cómo espacio político surge desde dentro del PJ, en un momento de profunda crisis de todo el régimen político luego del Argentinazo. Supo leer la reconfiguración de fuerzas que esas jornadas habian generado, y entendió, mejor que cualquier otra expresión política de las clases dominantes, que para recomponer la gobernabilidad habia que aceptar nuevos límites impuestos por la movilización popular.
Por eso, adoptó banderas históricas de la luchas populares, como la lucha por los derechos humanos, para encuadrarlas en un proyecto que, en razgos más generales, apuntaba a retornar a la normalidad rota por la irrupción del movimiento de masas en diciembre del 2001. «Un pais en serio», fue uno de las principales consignas electorales de sus primeros años.
Esta configuración sigue orientando su programa y su práctica hoy. Así como no lo hizo en el pasado, no propone hoy reorientar radicalmente el modelo de acumulación. Como mucho, propone incluir en el modelo una pequeña dosis de «heterodoxia keynesiana». Y eso esta básicamente orientado a lograr la gobernabilidad sin alterar en lo esencial la dinámica del sistema.
De esto se desprende su práctica politica. Sus conducciones sindicales nunca desbordan y han demostrado su disposición al acuerdo con el macrismo. Sus gobernadores no desentonan con el panorama general del ajuste. En algunos casos, como Alicia Kirchner, son una de sus expresiones mas duras.
Hace falta otro camino
La unidad en la acción es fundamental para derrotar al ajuste. Comprendemos y compartimos esta idea extendida entre quienes buscamos derrotar las medidas del gobierno nacional. Pero estamos convencidos de que es necesario además construir una alternativa política al conjunto de las fuerzas politicas del régimen. Esto incluye, por supuesto, a Cambiemos, pero tambien al PJ, el panperonismo, y las variantes de centroizquierda que han demostrado una y otra vez sus límites.
Nuestro partido impulsa la construcción de una alternativa amplia, unitaria y de izquierda. Con un programa de ruptura con el régimen político y social que los partidos tradicionales defienden. Sostenemos que la crisis la tienen que pagar los de arriba, que hay que dejar de pagar la deuda externa, nacionalizar la banca y el comercio exterior, hacer una reforma agraria agroecológica, salir del extractivismo. Hay que reorientar todos los resortes de la economía, hoy en manos de las grandes corporaciones, para que, bajo control obrero y social, generen los recursos necesarios para terminar con la desocupación y la pobreza, y construir una vida plena para lxs trabajadorxs y el pueblo.
Luis Meiners
1 Mario Wainfeld, El congreso, el peronismo y la plata de los abuelos, Página 12, 10 de diciembre.
2 Eduardo Jozami, Una segunda oportunidad, Página 12, 18 de diciembre.
3 Emir Sader, El desafio de frenar la ofensiva conservadora, Página 12, 19 de diciembre