El escándalo Triaca desató una ola de indignación que puso al ministro en la cuerda floja y le creó una crisis política al gobierno. Las medidas adoptadas no son mas que un maquillaje para sostener a un ministro clave para el ajuste macrista.
Al audio del ministro maltratando y despidiendo a Sandra Heredia, su empleada doméstica, le siguió la confirmación de que ella estaba empleada en negro. Pero la irregularidad no se terminó allí. Resultó ser que tanto ella como unas 200 personas más tenían cargos en el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos, destapando que bajo la intervención del Ministerio de Trabajo se había transformado en una verdadera agencia de contratación y caja del oficialismo. A esto se sumó una catarata de cuestionamientos al hecho de que su esposa, dos hermanas y un cuñado ocupan cargos en el Estado nacional.
Golpeado en el núcleo de su discurso centrado en una supuesta “transparencia” en la gestión, el gobierno recibió críticas incluso de sus medios más allegados que llegaron hasta plantear la necesidad de que Triaca sea removido o renuncie a su cargo.
Maquillaje por decreto
Esta situación se da en el marco de un gobierno que salió debilitado y con su imagen en caída luego de las jornadas de diciembre y el robo a los jubilados. Se enfrenta, así, con la difícil tarea de seguir avanzando en sus planes de ajuste en un clima cada vez más hostil a su “reformismo permanente”.
Su apuesta por sostener a Triaca, quien proviene de una familia histórica de la burocracia sindical convertida en millonaria, incluso al costo de seguir perdiendo puntos en su imagen pública, se explica por este marco. No pueden darse el lujo de perder un ministro cuando necesitan avanzar con la reforma laboral que éste pactó con la burocracia de la CGT. Más aun cuando ingresamos a una coyuntura que estará marcada por fuerte conflictividad alrededor de las paritarias. El gobierno está jugado a mantener el ajuste, y busca para ello salvar la imagen de su ministro y del conjunto de su gobierno.
Para ello no alcanzaba con la defensa de la disculpa dada por Triaca excusándose en un supuesto “exabrupto”. Macri, al regreso de su gira europea, anunció una serie de medidas para generar un golpe de efecto que restaure la erosionada confianza en la transperencia del gobierno. Estas medidas no son más que maquillaje.
El decreto 93/2018 “Designación de personas con algún vínculo de parentesco. Criterios aplicables”, establece que “no podrán efectuarse designaciones de personas, bajo cualquier modalidad, en todo el Sector Público Nacional, que tengan algún vínculo de parentesco tanto en línea recta como en línea colateral hasta el segundo grado, con el Presidente y Vicepresidente de la Nación, Jefe de Gabinete de Ministros, ministros y demás funcionarios con rango y jerarquía de ministro. Quedan incluidos el cónyuge y la Unión Convivencial.”
Así la “lucha contra el nepotismo” no abarca siquiera a la totalidad de la planta política del estado. Secretarios sin rango ministerial, subsecretarios, directores de la administración central podran seguir nombrando familiares sin verse afectados por la norma.
Por otro lado, Macri anunció congelamiento del salario de ministros, secretarios y subsecretarios. Se trata de cargos con salarios por encima de los 150 mil pesos mensuales. Con esta medida pretende demostrar que se suman al esfuerzo de la austeridad. Es una verdadera tomada de pelo a lxs trabajadorxs que busca, además, condicionar las paritarias.
Entre el discurso y los hechos
No es la primera vez que un alto funcionario del gobierno nacional se ve fuertemente cuestionado por los vínculos entre su función pública y sus negocios privados, sean estos de familiares, de amigos, o de corporaciones a las cuales están vinculados.
Lejos del discurso de “transparencia” y “anticorrupción” que tanto enarbola el oficialismo, los llamados “conflictos de interés” han estado en el núcleo de este gobierno de CEO’s. Cabe recordar la deuda de 70 mil millones del Correo Argentino y el caso Avianca, por nombrar dos casos que afectan de manera directa los negocios de la familia del presidente, o los vinculos del ministro de Energía Aranguren con la Shell, del vicejefe de gabinete Mario Quintana con la aerolínea Flybondi y el fondo de inversión Axis y el ministro de Finanzas Luis Caputo. En los hechos existe toda una trama de negocios entre el Estado y grupos empresariales que derivan de manera directa en el enriquecimiento de funcionarios.
El macrismo ha construido gran parte de su capital político en el discurso de lucha contra la corrupción del kirchnerismo. Casos como el de Triaca muestran que esta “cruzada moral” tiene mucho de hipocresía y más aún de cálculo electoral y político. Así, utilizan la corrupción K como latiguillo para explicar que las medidas de ajuste son inevitables, que “ahora hay que pagar la fiesta”. Ocultan de esta manera que los beneficiarios de la “fiesta” han sido también ellos y toda la casta política y empresarial. El ejemplo del Correo Argentino es una clara muestra de una estafa en beneficio de un grupo empresarial (de la familia Macri) en la cual fueron partícipes necesarios el menemismo, el kirchnerismo y el macrismo. Lo mismo podemos decir de la causa del dólar futuro. De esa operación se beneficiaron, entre otros, Luis Caputo y Mario Quintana.
Fuera Triaca. Luchar contra la corrupción, el régimen y el sistema
La corrupción y el nepotismo no son un mero problema moral de funcionarios y empresarios corruptos. La burguesía y la casta política han transformado el saqueo de lo público en un verdadero modelo de acumulación. La corrupción forma parte de la transferencia de riqueza desde el Estado hacia los bolsillos capitalistas. Las medidas cosméticas como el decreto de Macri sólo sirven para intentar sostener la imagen de transparencia al servicio de una política de ajuste.
Resulta evidente que Triaca se tiene que ir, y que hay que avanzar en una investigación a fondo sobre la caja negra de la intervención del SOMU. Para ir a fondo en ésta y en todas las otras causas que involucran a toda la casta política y empresarial hace falta crear una CONADEP de la corrupción, una comisión investigadora independiente de los poderes del Estado, y hacer públicos todos sus resultados.
Además hay que terminar con los privilegios de la casta política. Congelar salarios superiores a los 150 mil pesos es una verdadera tomada de pelo, todos los funcionarios tienen que ganar lo mismo que un docente. Que los ministros, jueces y fiscales sean electos por el voto popular y que sean revocables.
Hay que dar la pelea contra el sistema que alimenta la corrupción: el capitalismo. En un mundo donde las ganancias de unos pocos valen más que la vida de la mayoría, la corrupción será crónica. Esta pelea política requiere la construcción de una gran alternativa política de lxs de abajo para darla.
Luis Meiners