El fin de semana del 15 y 16 de setiembre participamos de la 1° Cumbre Latinoamericana del Agua para los Pueblos que se realizó en Catamarca. Convocada por la asamblea Red Pucará (Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación). Desarrollamos en este artículo la crónica de nuestra participación y debates.
Esta cumbre era una necesidad muy sentida entre lxs activistxs y luchadorxs socioambientales. Ocurre que el agua es el principal bien común que las corporaciones, a través de sus diversos emprendimientos extractivos: agronegocio, megaminería y/o fracking, acaparan, consumen, contaminan y envenenan. Así, su defensa y preservación, es punto de unidad de muchos reclamos en el campo socioambiental. Todxs coincidimos que el agua vale más que el oro, que es un derecho humano y que es componente primordial e indisoluble de nuestra naturaleza y la vida en todas sus formas. En esto nos pusimos muy de acuerdo las casi 200 participantes del evento de Córdoba, Catamarca, San Juan, Mendoza, Chubut, Santa Cruz, Entre Ríos, Buenos Aires, Jujuy, y también de Chile, Ecuador, Colombia, Uruguay y Bolivia que intervinimos en representación de una diversidad de organizaciones sociales, asambleas, ONG y colectivos antiextractivistas y políticos como nosotrxs, la Red Ecosocialista del MST. La presencia de Norita Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel potenció la fuerza del encuentro. Se concluyó en la creación de un movimiento latinoamericano plurinacional de los pueblos por el agua, exigiendo a los Estados la creación de una ley en defensa del agua en todos sus estados para los pueblos, la aplicación efectiva de las leyes vigentes de protección de glaciares, de humedales, ley del ambiente y el respeto a las ordenanzas y leyes prohibicionistas de actividades extractivas. Además, se resolvió repudiar la criminalización, persecución y asesinato de lxs luchadores socioambientales en todos los países de Latinoamérica. Como sede de la próxima cumbre se definió Jáchal, San Juan.
Debates en la Cumbre
Queremos plantear algunas polémicas. Una, tiene que ver con que enfrentar al extractivismo es enfrentar al capitalismo en crisis y sus gobiernos neoliberales. La semana anterior a la realización de la Cumbre se difundió un Informe de la OMS en el que se denuncia que hay un avance “alarmante” del cáncer: lo tendrá uno de cada cinco argentinos, diagnóstico con el que coincide Reinaldo Chacón, presidente de la Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer. Este dato demuestra el impacto que tiene el sistema destructivo del extractivismo en el conjunto de la población, no ya solo reducido a las víctimas directas de la megaminería, el agronegocio o el fracking. Es producto de más de 20 años del sistema extractivista en acción, iniciado por Menem en 1996 cuando modificó el Código Minero e introdujo la semilla transgénica de soja de Monsanto. Los 12 años de gobierno kirchnerista continuaron y profundizaron el modelo en cuestión con datos categóricos: se pasó de 6 millones de hectáreas cultivadas de soja a 26 millones; de 40 emprendimientos megamineros en 2002, superaban los 600 cuando dejaron el gobierno… Macri profundiza esta política de Estado. Al asumir eliminó las retenciones a la megaminería y redujo las de la soja, pasea por el mundo vendiendo como negocio estrella a Vaca Muerta, emprendimiento iniciado con el acuerdo YPF-Chevron en la gestión anterior. El relato de compañeras de Famatina durante la Cumbre, sintetiza el problema: “a las empresas megamineras hay que enfrentarlas periódicamente porque a pesar que en una primera instancia se las derrotó y no obtuvieron licencia social para sus emprendimientos, vuelven una y otra vez al ataque”. Este ejemplo se extiende desde Chubut a Jujuy. Siempre con estrategias diferentes, vuelven, y chocan con la resistencia de los pueblos, pero no cejan en el intento. Por todo esto urge denunciar, responsabilizar y derrotar estas políticas de Estado, llevadas adelante por los gobiernos de turno: hoy Macri, los gobernadores y el FMI.
Los matices y diferencias, con democracia entre luchadorxs, enriquecen
En el evento tuvieron peso en la coordinación, militantes de la llamada corriente autonomista. Esta posición plantea coexistir con el capitalismo creando espacios “autónomos”, islas no capitalistas sin combatirlo de forma centralizada y, además, cuestionan la idea de organización en partido revolucionario, como el nuestro. Con militantes de esa expresión ideológica, tuvimos polémicas duras en el evento, cuando se nos pretendió censurar en el uso de la palabra.
Lo llamativo, es que pudieron hablar sin mayores objeciones, representantes municipales del FPV y hasta de la UCR. Es decir: no nos oponemos a la participación de militantes de grupos autonomistas, del kirchnerismo o de la posición que sea. De hecho, nos parece positivo poder debatir estrategias y orientaciones distintas para avanzar en la lucha. Lo que sucede es que, para eso, hace falta construir espacios plurales y democráticos, y diluir los personalismos que dividen. No alcanza con declamar horizontalidad, hay que practicarla. De hecho, nuestro convencimiento total es que el debate, el choque de ideas, enriquece y permite construir síntesis superadoras. Por eso cuestionamos la limitación a organizaciones como la nuestra que tiene una autoridad ganada en el frente socioambiental, simplemente por la coherencia de haber participado en algunos de los principales procesos de lucha socioambiental en el país (Malvinas, Jáchal, Andalgalá, extractivismo urbano en CABA, contra el fracking en Neuquén, etc.) y ser en la izquierda anticapitalista, la única que reivindica un planteo programático ecosocialista como parte de su identidad.
Para las agresiones del capitalismo extractivo que se vienen, con las confrontaciones ante los ataques del macrismo, los gobernadores y el FMI, más que nunca hace falta confluir por encima de las diferencias en un potente Movimiento Nacional y Latinoamericana que proteste y resista la depredación de las corporaciones y a la vez, proponga una salida por la positiva, en nuestro paradigma anticapitalista, feminista y (eco) socialista.
Tamara Migelson, Red Ecosocialista y Daniel Blanes, MST – Catamarca