Se viene el tratamiento del presupuesto que Macri pinceló a la medida del FMI y los consensos con el PJ. Hay que derrotarlo parando y rodeando el Congreso.
Después del 25S y el mandato unívoco del movimiento obrero, el triunvirato de la CGT convertido en dueto, el Frente Sindical para el Modelo Nacional y las CTA’s no llamaron a ninguna continuidad. Una señal de gobernabilidad hacia Macri en el medio del segundo pacto con el FMI, los tarifazos, la devaluación y la inflación incontenible. No hay adjetivos que alcancen.
La movilización del 24S contó con miles en una plaza totalmente desbordada. Al día siguiente el paro contó con una adhesión superior a los tres paros anteriores realizados durante la administración Macri. La potencia de la acción de los trabajadores tuvo dos consecuencias inmediatas en la esfera sindical: la fractura de la CGT con nuevos realineamientos burocráticos y la presión por la reapertura/adelantamiento de paritarias.
Libro de pases abierto
Es evidente que la irrupción de los trabajadores repercutió hondamente en la crisis de la CGT. Las pujas internas le impidieron celebrar el congreso de renovación de autoridades y, como saldo de las jornadas del 24 y 25S, sufrió la deserción de Schmit. Después de este nuevo golpe, se sucedieron otras huídas y no puede siquiera nombrar un reemplazo del portuario. Las rupturas y realineamientos son producto en primer lugar de la presión por la base que cuestiona las entregadas seriales. Pero también responden a las fisuras en el frente patronal y a la interna del PJ que mueve su rompecabezas al ritmo de la crisis del macrismo.
Paralelamente, el moyanismo se postula para reagrupar a la burocracia sindical en el flamante espacio llamado Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresmona) integrado por Hugo Moyano (Camioneros), Ricardo Pignanelli (SMATA) y Sergio Palazzo (Bancarios) con la Corriente Federal. Este espacio responde más a peleas interburocráticas que a diferencias sustanciales, aunque busca encarnar un proyecto que cuide un poco más las formas con la base para sostener la gobernabilidad. Esto es, ser retóricamente «más opositor» pero en los hechos no se propone desarrollar la pelea como se necesita. Su proyectada reunión con el frente de intendentes que lidera Magario, desnuda su vocación de contribuir a la disputa pejotista.
Para muestras solo hace falta un botón. Mientras la burocracia de la CGT planchó las medidas, el flamante frente se va para Luján con la Iglesia antiderechos.
Diferencias de forma, pero de fondo el mismo plan. Plaini (canillitas) declaró «todo lo que hacemos es para que el gobierno cambie el trazado económico, que dejen el menor daño posible para el año que viene cuando concluyan su mandato».
El panadero Abel Frutos dijo «no es momento de generar más divisiones, cada uno puede tomar el partido que le guste. No queremos atentar contra el Gobierno; tenemos que respetar la democracia». Más claro imposible.
Por otro lado, pese a sus discursos opositores y a algunas acciones aisladas, esa posición es compartida por la CTA de los Trabajadores que los acompaña a Luján y las vertientes «autónomas» que actúan con criterios divisionistas y de aparato poniendo por delante sus internas a las necesidades de sus representados. Esta situación las lleva a no unificar los conflictos hecho que cobra mayor magnitud frente al tremendo ataque al empleo público por parte de Macri, las patronales y los gobernadores.
La puja salarial al rojo vivo
Pese al rol de la burocracia, la disposición de los trabajadores a la lucha frente al nuevo ajustazo no cesa. La patronales tomaron nota de la olla a presión social y, con el aval de la burocracia que anuncia acciones sin continuidad, salieron a reabrir o adelantar paritarias. Hasta en el Estado han tenido que entreabrir las puertas de paritarias cerradas como las bonaerenses. Sucede que el gobierno necesita que pase la ley de presupuesto, temeroso de los fantasmas de diciembre de 2017 y de la desconfianza del establishment y del propio FMI de que sea capaz de doblegar a la clase obrera y meter el ajuste con la profundidad que le exigen.
Sin embargo, esta actitud de las centrales sindicales se produce en medio del segundo acuerdo con el FMI, un nuevo tarifazo, más devaluación e inflación incontenible y cuando el movimiento obrero dio sobradas muestras de predisposición a luchar por derrotar el ajuste, al gobierno de Macri y al plan del FMI. Se necesita desarrollar la pelea para que el presupuesto no pase. Preparando y exigiendo el paro de 48 hs, rodeando el Congreso para que no pase y desarrollando un plan de lucha sostenido.
El Plenario del Sindicalismo Combativo convoca a derrotar el presupuesto
Somos conscientes que esta burocracia se ha transformado en el escollo fundamental para desarrollar la lucha con la radicalidad que se necesita. Más que nunca es necesario avanzar en recuperar terreno en el camino de conformar una nueva dirección en el movimiento obrero democrática, clasista y de lucha.
El Plenario del Sindicalismo Combativo se viene desarrollando y colocando los primeros cimientos en esa dirección. Articulando organismos recuperados y promoviendo la unidad de los sectores combativos y la izquierda sindical. Desde nuestra Agrupación Nacional Clasista y Antiburocrática (ANCLA/MST) ponemos nuestro mayor empeño en que se sigan dando pasos en la coordinación y continuidad del PSC.
Desde el evento que le dio nombre el 23J el PSC llevó adelante movilizaciones conjuntas, posibilitó listas de unidad, garantizó acciones en los paros generales y comenzó a organizarse en distintos puntos del país. Y estamos realizando una fuerte convocatoria a la unidad para rodear el Congreso e impedir que se consume el mazazo que pretenden aprobando el presupuesto del FMI.
Llamamos a rodear el congreso el 24 cuando se trate la ley de presupuesto. Vamos por un presupuesto que apunte a resolver los problemas sociales internos. El presupuesto que necesitamos es el que deje de pagar deuda externa, deje de avalar la fiesta financiera y ajuste a los banqueros y capitalistas. Es hora de que la crisis la paguen los que la generaron.
Llamamos a preparar y reclamar un paro nacional y movilización para evitar que el presupuesto de hambre y ajuste, dictado por la banda de Lagarde, se apruebe. Necesitamos un verdadero plan de lucha con medidas escalonadas hasta que Macri y el FMI se vayan.
César Latorre y Guillermo Pacagnini