El planeta se extingue, nuestro tiempo también
Incendios, inundaciones, sequías, derretimiento de los glaciares, tsunamis. La tierra grita ante el saqueo indiscriminado de las corporaciones extractivistas. Los gases de efecto invernadero están asfixiando y extinguiendo el planeta. Los gobiernos, representantes de los contaminadores, niegan el calentamiento global y pretenden convencernos de que es un fenómeno natural. Todo a base de fracking, agronegocio, megaminería y cementación indiscriminada, modalidades productivas que atentan contra la vida y la biodiversidad de nuestros ecosistemas.
Si el Amazonas fuera un banco, el sistema ya lo hubiera salvado
El Amazonas representa el 25% del territorio sudamericano, compartido por 8 países. Posee las mayores reservas de agua dulce del planeta. Hogar de 420 etnias, 34 millones de habitantes y de cientos de miles de especies de plantas y animales. Representa un poco más de la mitad de los bosques del planeta, por eso se lo simboliza como el pulmón de la Tierra, siendo clave para la generación de oxigeno y la humedad.
Este santuario de la biodiversidad está siendo devorado por la caza ilegal, las mineras contaminantes, por la deforestación y los incendios que llevan adelante las corporaciones ganaderas y del agro que por minuto están arrasando con una superficie similar a la del estadio Maracaná. Los ríos de la región están contaminados. En los últimos 50 años sobre el río Amazonas y sus afluentes, se han vertido 1300 toneladas de mercurio, utilizados en la minería ilegal que Bolsonaro pretende legalizar. Según la Unesco, el planeta va hacia un déficit hídrico del 40% en el 2030. Bolsonaro, Evo Morales, Macri y todo el poder político lucran del extractivismo en sus países. Para que haya un mundo habitable todos ellos se tienen que ir. Pelear por la prohibición de la tala, el agronegocio y la minería contaminante. Para llegar a la verdad sobre las causas y quienes son los responsables del desastre ambiental, necesitamos una Comisión Investigadora Independiente. Las corporaciones se tienen que hacer cargo de la remediación ambiental y los Estados declarar la emergencia climática para frenar el ecocidio.
No sos vos ni soy yo: es el capitalismo
Al mundo lo están destruyendo. El sistema capitalista con todo su abanico de Iglesias, nos culpabilizan del ecocidio que ellos produjeron. La usina mediática nos responsabiliza a les jóvenes y trabajadores por lo que comemos, por desperdiciar agua, por no separar residuos, por usar plásticos. Somos “los vecinos negligentes”. Sin lugar a dudas, la acción individual resulta fundamental y es el primer paso en la toma de conciencia, pero no es suficiente, es necesario organizarse para terminar con el verdadero responsable, que es éste sistema de producción anárquica de acumulación privada, que genera necesidades artificiales e incentiva el sobreconsumo irracional.Como sistema de organización económica, social y política está agotado. Su única forma de sobrevivir es a costa de la destrucción del planeta.
Por eso somos millones les jóvenes y activistas socioambientales en todo el mundo que nos manifestamos exigiendo un cambio de paradigma, porque si el sistema no da respuesta, tenemos que cambiar el sistema.
Desde la Red Ecosocialista y el MST, tenemos una propuesta alternativa: prohibir todo método que contamine; reforma agraria integral para terminar con el monopolio de nuestra tierra; reorganizarla producción según las necesidades sociales, con control y dirección de los trabajadores y las mayorías sociales, y garantizar la reconversión laboral con un piso idéntico de derechos económicos a los afectados. Y para decidir todo, activar mecanismos participativos, como la consulta popular, es decir democracia real para determinar las políticas públicas. Ese es nuestro camino. El 27 de setiembre, que se haga sentir una inmensa marea verde en defensa propia.
Ahora es cuando.