Las series distópicas tienen giros menos sorpresivos que los del presidente. El “Impuesto Patria” despertó ilusiones de redistribución social entre quienes simpatizan con el gobierno. Sería un impuesto por única vez a las personas físicas con grandes fortunas. Desde este periódico señalamos que excluir a las empresas (personas jurídicas) y hacerlo por una sola vez era más que limitado y no resolvería las necesidades sociales básicas que planteó la pandemia. Pero parecía que el impuesto avanzaría…
No fue así. Y el proyecto que luego barajaron es peor. Un primer esbozo planteaba gravar a los patrimonios superiores a 10 millones de dólares. El primero en poner el grito en el cielo fue Facundo Moyano: “Afecta a los sectores medios”, dijo. El proyecto de mayor consenso al interior del PJ plantea un impuesto sobre la declaración de bienes personales que superen los 200 millones de dólares, afectando sólo a 12.000 personas. Así el Estado recaudaría de 3.000 a 4.000 millones. Pero el impuesto tampoco vino.
Las dudas sobre la presentación, debate y aprobación del bendito impuesto crecen. Máximo Kirchner promete un tratamiento parlamentario en dos semanas, cuando los fondos buitres acepten la “última” oferta de Guzmán. Otros de su bloque, más amigos del macrismo y la UCR, plantean que sólo se podría sesionar online si hay consenso. Y algunos hasta dejan ver que se debatiría recién en septiembre, en un paquete ligado a la reforma fiscal que exige el FMI. Encima lo recaudado se destinaría a insumos sanitarios, aunque ahora parece que el gobierno prevé invertir en gasíferas. Pero igual el impuesto no aparece.
Lo cierto es que hoy, pasados más de cien largos días de cuarentena, y aunque lo anunciaron como un impuesto “de emergencia”, del cacareado proyecto del gobierno no se sabe más nada y el único proyecto de ley concreto, redactado y presentado formalmente en el Congreso es el del FIT Unidad. El resto, por ahora, es puro humo.
Sumate a combatir al capital, pero de verdad
En realidad, las únicas iniciativas que se aplican a fondo son las que benefician a los capitalistas y a los bonistas extranjeros. La Asistencia al Trabajo y la Producción, para el pago de salarios, se la asigna a grandes empresas como McDonald’s, Burguer King o Techint. Y a la vez, el ministro Guzmán les “mejora” la oferta de pago a los fondos buitre.
En cambio, los costos de la crisis nos los hacen pagar al pueblo trabajador. A les jubilades les congelaron la movilidad. A les trabajadores les castigan con despidos y rebajas de salario. Cortan el IFE en la mayoría de las provincias, con un monto ya insuficiente. Los planes sociales los mantienen congelados peor que Macri. Muchos aguinaldos los pagan en cuotas. Tampoco hay ayudas efectivas del Estado para los monotributistas, pequeños productores y pequeños comerciantes. ¿¿Y mientras el pueblo paga los platos rotos el impuesto a los ricos sigue en veremos??
El gobierno asumió hace ya ocho meses, prometiendo cambios estructurales para revertir la desigualdad social. La pandemia agudizó esa desigualdad. Los ricos, bien gracias. Así no va más. Para “combatir al capital” de verdad, para que de una vez por todas la crisis la paguen los capitalistas, venite con el MST en el FIT Unidad.