«Nuestro objetivo es una revolución socialista en Kenia, en África y en el mundo entero»
Esta última semana, invitado por la Liga Socialista Revolucionaria de Kenia, nuestro compañero Alejandro Bodart, dirigente del MST y de la LIS, visitó Nairobi, capitalel país, y participó de distintas actividades en el marco de una gira muy exitosa. La RSL, tales sus siglas en inglés, es una importante organización socialista revolucionaria que en el 1º Congreso Mundial de la LIS realizado a fines del año pasado decidió sumarse activamente a la construcción de nuestra organización internacional. Para que nos cuenten sobre la situación política de Kenia y del continente africano, sus principales propuestas y cómo se formó la LSR publicamos una entrevista a tres de sus dirigentes: los compañeros Ezra Otieno, Lewis Maghanga y Ochievara Olungah.
¿Que nos podrían contar sobre la situación política y social de Kenia?
Kenia ganó su independencia de Inglaterra en 1963, conquistada por la lucha armada que dirigieron los Mau Mau, el Ejército de Tierra y Libertad. Pero estos fueron ilegalizados después de la independencia, porque los que tomaron el poder eran títeres del gobierno británico. El primer presidente fue Jomo Kenyatta. Él usurpó lo que había conquistado el pueblo con la lucha, tomó todas las tierras para sí mismo y continuó con el régimen británico como persona negra y la opresión empeoró, perpetró masacres en los 60 y 70.
Cuando murió Kenyatta en 1978, tomó el mando el presidente Moi. Su política la llamaba nyayo, que significa huellas, porque seguiría por las huellas de Jomo Kenyatta. Él fue fascista, muy represivo, e implementó el neoliberalismo en los 80. Hubo un intento de golpe contra su régimen en 1982, después del cual se tornó más sanguinario. Pero esto dio lugar a un ascenso de la lucha en los 90 cuando los movimientos de izquierda se fortalecieron. Surgieron el Movimiento Mwakenya y el Movimiento 12 de Diciembre, algunos de cuyos compañeros siguen con nosotros.
El régimen de Moi llegó a su fin en 2002, cuando la gente se había hartado y querían sacarlo. Llegó Mwai Kibai, que ha sido considerado el mejor presidente que hemos tenido, pero en realidad no es así. Con su gobierno comenzó a entrar el imperialismo chino.
En 2013, Kibai no podía volver a reelegirse y ganó el hijo del primer presidente, Uhuru Kenyatta, que fue de las peores cosas que han pasado. Su régimen ha estado cruzado por la corrupción y los asesinatos por parte del Estado.
Hoy no estamos mucho mejor que antes de la independencia, estamos bajo un neocolonialismo, lo que llamamos ukoloni mamboleo en swahili. No estamos en control de nuestro país: está bajo el control de otros países, como Estados Unidos y Reino Unido, que no nos gobiernan directamente pero ponen títeres en el poder. Además, Kenia fue una colonia con población implantada y los colonos no se fueron después de la independencia. Siguen aquí, son dueños de grandes extensiones de tierras ricas, muchas veces matan impunemente a los locales. A esto nos referimos cuando hablamos de neocolonialismo. Los gobernantes blancos salieron, pero la estructura local sigue siendo colonial.
No ha habido un verdadero cambio desde el período previo a la independencia. El pueblo luchaba por las mismas cosas por las que sigue luchando. Los Mau Mau luchaban por la tierra, pero no la consiguieron. La tierra se la quedó el primer presidente, que fue el hombre más rico del país, y su hijo es el actual presidente. En este país los políticos son los hombres más ricos, y claramente no les importa su pueblo. La gente vive endeudada, en especial en las zonas urbanas. Todo es muy caro y todo empeora. Entonces no podemos hablar de haber ganado nada como pueblo desde la independencia. Por eso insistimos en que hay que cambiar el sistema.
Hoy la situación política en Kenia es muy turbulenta. Hay que hablar de la crisis del neoliberalismo, porque las masas no pueden obtener comida y la vivienda y la salud son inalcanzables para el 99% de los ciudadanos. La educación está mayormente privatizada y es muy desigual. Muchos no tienen acceso a las necesidades básicas.
Siendo éste un año electoral, los políticos recorren todos lados haciendo promesas pero no confiamos en ellos, porque sabemos que hay que cambiar el sistema, no los políticos. Entonces nos concentramos en brindarles educación política a las masas.
En estas elecciones hay dos protagonistas. Uno se llama William Ruto, actual vicepresidente, y el otro es Raila Odinga, líder de la oposición. Los dos tienen acuerdos lucrativos con los que supuestamente mejorarían la vida de la gente común, pero no van a cumplir nada de eso, porque ya han gobernado. Uno es vicepresidente y el otro fue primer ministro entre 2008 y 2013. Dicen que van a hacer algo. ¿Por qué no lo hicieron siendo parte de los últimos gobiernos? Odinga está prometiendo darles 60 dólares por mes a todos si gana la elección. No lo va a cumplir. Usan estas propuestas como carnada para que la gente los vote.
¿Cómo ven la situación del continente africano?
África es un continente de 55 países. La situación política en África es sorprendente. Hubo muchos acontecimientos últimamente. De Sudáfrica a Egipto, de Somalia a Nigeria, de Marruecos al Congo. En este 2022 tendría que haber elecciones en ocho países, pero Libia pospuso sus elecciones; Mali tendría que tener elecciones el 27 de febrero, pero allí hubo un golpe, el segundo desde la pandemia; se habían prometido elecciones después del golpe, pero por la intervención de Francia en ese país se han postergado a 2026. Kenia tendrá elecciones en agosto, Somalia en diciembre.
La situación está marcada por una serie de golpes en África Occidental. En los últimos cinco años hubo seis golpes, en Mali, Burkina Faso, Guinea, Sudán, un pseudo golpe en el que los imperialistas franceses asesinaron al presidente de Chad y su hijo fue instalado como líder. Recientemente fue derrotado un golpe en Guinea Bissau. Estos golpes tienen un mensaje. La mayoría de los países hermanos de África Occidental son controlados por el imperialismo francés. Mali tiene las reservas de oro más grandes de África, pero son los franceses quienes controlan el oro allí. Recientemente el presidente expulsó al embajador francés, porque la Unión Europea había enviado soldados a Mali y este los expulsó y hubo una fuerte reacción contra Mali. Esto es porque los golpes que se dieron en Mali y Burkina Faso fueron dirigidos por sectores que luchan contra el imperialismo francés en esos países, planteando que es mejor si manejan ellos sus propios asuntos. Es muy interesante, porque en las últimas semanas hubo movilizaciones masivas en Mali contra los franceses y en toda África la gente está mostrando solidaridad con el pueblo de Mali, porque han dicho basta. Aparte de los golpes, la situación en África Occidental está marcada por una fuerte presencia militar de Occidente en Chad, República de África Central, que están ahí para asegurar la explotación de los recursos.
Si vemos África del Este, han habido muchos ataques terroristas en Mozambique, y fue muy sorprendente cuando el ejército norteamericano envió a los boinas verdes. Uno se pregunta por qué. Resulta que allí hubo muchas huelgas en una de las refinerías de petróleo más grandes de África. En Etiopía, los imperialistas intentaron impulsar un golpe para voltear al primer ministro. Egipto tiene un régimen títere sostenido por Occidente y Etiopía está construyendo un dique que puede afectar acceso del Nilo a Egipto. Entonces hay mucho conflicto en Etiopía entre soldados de Eritrea, en el norte de Etiopía, que vienen luchando desde los 70. Etiopía es un país instrumental en África, ya que su capital era el centro de la Unión Africana.
En Sudáfrica hay muchas luchas por la expropiación de tierras sin compensación, en las que los negros nativos sostienen que desde el fin del apartheid nunca han tenido control de sus tierras, y en respuesta a los ataques xenófobos de diversas partes de África, que siempre han sido alimentados por el dominio de la minoría blanca sudafricana. Más recientemente hubo masivas movilizaciones contra los femicidios; las estadísticas señalan que hay 9 por día en la región de Sudáfrica, Namibia, Botswana.
En el norte de África, donde la Primavera Árabe barrió a los regímenes autoritarios en Argelia, Túnez, Egipto, en 2016 los estudiantes en Sudán se rebelaron contra las medidas de ajuste del gobierno de Omar al-Bashir. Y el presidente respondió conformando un ala radical del ejército, compuesto de fascistas de su tribu. Entonces el pueblo se unió con los estudiantes y el proceso llegó a un clímax en 2019. Pero entonces los luchadores cometieron un error al unirse con el Partido Comunista. Se deshicieron del gobierno de al-Bashir pero confiaron en los «profesionales» del PC, que no habían participado de la rebelión. Cuando llegaron al poder, esos «profesionales» negociaron con el ejército, que se comprometió a llamar a elecciones unos meses más tarde. Hasta hoy no las han convocado. Entonces el pueblo se dio cuenta que confiaron en la gente equivocada y volvió a movilizarse en 2020, pero el ejército los derrotó. Sirve como lección de que sin una vanguardia revolucionaria es muy difícil triunfar.
Ustedes le dan una gran importancia al panafricanismo: ¿nos pueden decir qué significa y cuál es su posición al respecto?
El panafricanismo fue desarrollado por la diáspora africana en el mundo, en particular del Caribe a fines del siglo XIX. En ese momento era un llamado a la unidad de las personas de origen africano. Luego paso a ser un llamado a la vuelta a África. Más adelante evolucionó a una serie de reuniones en Europa, donde el primer Congreso Panafricano se celebró en 1900 en Londres, dirigido por los africanos del Caribe y Norteamérica.
En el quinto congreso, que se realizó en Manchester en 1945, estuvieron presentes varios de los que serían primeros presidentes en África, como Kwame Nkrumah de Ghana y Jomo Kenyatta de Kenia. Allí se comenzó a plantear como objetivo la independencia de África.
El movimiento pasó de la idea de unificar a los africanos al llamado a volver a África y luego se transformó en un movimiento para luchar por la independencia del continente africano.
Después que Ghana se convirtiera en el primer país africano en ganar su independencia en 1957, el presidente fundador dijo que Ghana no sería libre hasta que no fuera libre toda África. Se convirtió en un llamado a la lucha en el continente.
La independencia se ganó por dos vías distintas en África: algunos países atravesaron una lucha armada, otros la negociación. En Kenia se ganó con la lucha armada, pero los negociadores usurparon el poder.
A fines de los 50 y en los 60, el concepto del panafricanismo comenzó a cambiar, porque la gente comenzó a darse cuenta que de poco sirve la libertad si otros africanos no son libres. En el África del Este tuvimos a Tanzania logrando la independencia en 1961 y el presidente fundador diciendo que podían posponer su independencia hasta que nuestros países hermanos de Kenia y Uganda se liberen. Entonces los 60 le imprimen una nueva identidad al panafricanismo: surge un panafricanismo de unidad social de los africanos, de la idea de que un pueblo no es libre mientras otros pueblos no lo sean. Al mismo tiempo había quienes tenían un concepto de panafricanismo en el cual se reemplazan las viejas formas coloniales por la elite africana, que llegó al poder en la mayoría de los países donde se llevaron adelante las negociaciones.
Kwame Nkrumah para entonces entiende que la unidad de África no puede ser solo unidad entre todos, las elites y los pueblos, y que la unidad tiene que basarse en la lucha de clases. Dice que no alcanza con la independencia. El panafricanismo que nosotros impulsamos tiene sus raíces en Kwame Nkrumah, el panafricanismo revolucionario. Es un concepto ideológico que buscó tender un puente entre los pueblos de África, los que pueden haber nacido fuera de África y quienes creen en una África libre y socialista.
El panafricanismo es esencialmente la unidad de los pueblos africanos. En África hay quienes se inclinan hacia los intereses de la burguesía; son quienes mantienen a África como está, dividida. Los revolucionarios que son panafricanos reconocen que los pueblos africanos debemos unirnos, romper con el imperialismo y el neocolonialismo. Entonces el panafricanismo revolucionario es antiimperialista y anticapitalista. El panafricanismo revolucionario es la unificación de toda África en un Estado socialista unificado.
Hay tres tipos de panafricanismo hoy. El revolucionario, antiimperialista, anticapitalista, antisionista y socialista. Hay un panafricanismo reaccionario, que sostienen los dirigentes de los Estados africanos, que no es ni antiimperialista ni anticapitalista, que solo dice que como somos África nos tenemos que unir: es un panafricanismo burgués, que prefiere una empresa africana a una empresa de Estados Unidos, aunque ambas exploten sus trabajadores por igual. Y también hay un panafricanismo nacionalista, que viene de un debate desde los 60, de un grupo que niega la presencia de la lucha de clases en África. Una escuela de pensamiento llamada negritud, reivindicada por el primer presidente de Senegal. Planteaba que África es socialista por naturaleza y que por ende solo hace falta promover los valores africanos. Esta escuela responde a la posición de clase de quienes la sostienen: la pequeño burguesía.
Es importante saber que el panafricanismo es extremadamente popular en las masas. La inmensa mayoría del pueblo africano quiere unirse, cree que no tiene sentido tener fronteras separándonos. Entonces los dirigentes burgueses en el poder reconocen esto y adoptan discursos de unidad africana, pero no son genuinos, porque son cómplices de la división de África.
Nosotros somos revolucionarios panafricanos. Sostenemos un panafricanismo anticolonial, porque hay que sacarse de encima el colonialismo para lograr una África unida y creemos que la única forma de lograrlo es con una revolución socialista, superando el capitalismo existente. Nuestra propuesta es una África socialista unificada. Integramos la dirección del Movimiento Panafricano en Kenia y organizamos paneles y actividades en el Día de Liberación de África.
¿Qué es la RSL, qué los llevó a fundarla y qué recorrido han hecho hasta ahora? ¿Qué propuestas tienen? ¿Qué actividades llevan adelante?
La Liga Socialista Revolucionaria (RSL) se fundó en agosto de 2019. Previamente se llamaba Liga de Jóvenes Socialistas, y había sido durante varios años la liga juvenil del Partido Comunista de Kenia, que hasta enero de 2019 se llamaba Partido Social Demócrata de Kenia.
El partido había sido muy burocrático con la Liga de Jóvenes. Nosotros teníamos tantas propuestas para desarrollar la lucha, pero todo entraba en procesos burocráticos que desanimaban. Había una desconexión entre la dirección del partido y la base, no solo la juventud.
También hubo algunos desacuerdos fundamentales. Por ejemplo, el presidente del Comité Central participó en las elecciones en 2017 llamando a votar al presidente Kenyatta, para tener un cargo en el gobierno. Y lo llamó a votar y luego fue designado como asesor del gobernador de su distrito. Y esto se hizo sin siquiera consultar al partido. En la universidad nuestros miembros nos preguntaban: «¿Hey, acabamos de llamar a votar al presidente?»
También el asunto de China. El partido sostenía la posición de que China no es imperialista porque tiene un Partido Comunista. Lo que muestra una falta de comprensión no solo de la situación mundial, sino de la dialéctica fundamental.
El motivo por el cual logramos mantener la organización intacta cuando rompimos es que ya hacía tiempo que éramos autónomos. Éramos la juventud del partido, pero hacíamos la mayoría de las actividades de manera independiente, ya captábamos directamente a la Liga de Jóvenes, y eso actuó como un escudo cuando ocurrió la ruptura.
La RSL es una organización revolucionaria, del socialismo científico. Nuestro objetivo es una revolución socialista en Kenia, en África y en el mundo entero. La estrategia para lograrlo es organizar a las masas, organizar la vanguardia que puede dirigir a las masas para conquistar la revolución. Lograr esto requiere trabajar en conjunto con otras organizaciones socialistas del mundo para organizar la vanguardia socialista mundial.
La RSL se organiza en células; cada miembro de la organización es miembro de una célula que se reúne todas las semanas. Las células son nuestra unidad básica organizativa, porque es donde se discute la ideología y se organizan las tareas. Nuestras actividades incluyen brindar educación política. Hemos podido llevar adelante campañas políticas sobre diversos temas.
Cuando comenzó la pandemia, por ejemplo, lanzamos la Marcha Popular, que es una campaña permanente, basada en doce puntos, con los cuales esperamos acercar franjas de trabajadores kenianos a la lucha en una resistencia popular contra el régimen político y contra el sistema.
Entonces: si no tienes comida, súmate a la Marcha; si no tienes salud, súmate a la Marcha, si no tienes trabajo, súmate a la Marcha, si no tienes acceso a productos de higiene menstrual, súmate a la Marcha, si no tienes acceso a una educación de calidad, súmate a la Marcha, etc.
Hacemos educación política, para difundir ideas y luchas y popularizar la organización y captar. Y también para aumentar la conciencia de clase entre los trabajadores en Kenia.
Hemos avanzado mucho en poco tiempo. Evidentemente este mensaje es muy popular en las masas. Cada vez que vamos a ver gente, o nos llaman, se quieren sumar a la organización. En el momento tenemos unos 2.000 miembros afiliados y unos 2.000 más en la periferia. Tenemos por lo menos una célula en 35 de los 47 distritos del país. Y esto no es el fin: queremos construir un gran movimiento de masas que sea el partido de vanguardia que pueda dirigir la revolución.
Los escasos recursos han sido un factor muy limitante a nuestro crecimiento. Recaudamos fondos con las contribuciones de los miembros. Cada miembro del Comité Central contribuye con 50 dólares por mes. Los dirigentes de célula contribuyen por los menos con 5 dólares por mes para el funcionamiento de la célula. Los miembros de los asentamientos, que viven con menos de un dólar por día, aportan con actividades. También tenemos amigos del partido que aportan económicamente.
Un pilar de la nuestra intervención es en los Centros de Justicia Social que organizan activistas en los barrios en defensa de los derechos humanos, contra las injusticias que se viven en los asentamientos. Muchos de nuestros miembros militan en los Centros de Justicia Social, en muchos de ellos tenemos células de la RSL y ofrecemos clases de educación política. Miembros nuestros dirigen muchos Centros y varios están en la dirección de la red nacional de Centros de Justicia Social.
También hay Centros de Justicia Social de Mujeres que se organizan para atacar los problemas particulares sufridos por las mujeres. Son lugares con mucha violencia contra las mujeres, violaciones, femicidios. Nuestras compañeras militan ahí y le imprimen a esa opresión una identidad política, señalando que las violencias ocurren por el fracaso del sistema político. Combaten el feminismo burgués, planteando una perspectiva de clase. Hoy la mayoría de las activistas de los Centros de Justicia Social de Mujeres son miembros de la Liga de Mujeres de la RSL.
El Centro de Justicia Ecológica lo dirige actualmente una compañera nuestra. Los Centros Ecológicos son muy importantes, en asentamientos que están al lado de basurales, organizan mucha gente para limpiar y recuperar espacios, hacer proyectos, y nuestros compañeros llevan adelante ahí también la educación y organización política.
Como parte de nuestra militancia, vamos también a los trabajadores de zonas industriales en Nairobi. Acá son muy débiles los sindicatos, entonces vamos directamente a los trabajadores. El año pasado fuimos a ver unos trabajadores del té de Unilever. Sus condiciones de trabajo son muy pobres, no tienen cobertura médica, ni vivienda, cobran muy poco y están preocupados por las maquinas que la empresa quiere introducir para remplazarlos. Nos reunimos con ellos cada dos semanas, y un grupo se ha sumado a nuestra organización. En otras zonas tenemos células de trabajadores del sisal, de la caña de azúcar, docentes.
¿Quisieran agregar algo más?
El internacionalismo es uno de los pilares de nuestro manifiesto, que está publicado en varios idiomas en la página de la LIS. Ninguna revolución puede perdurar aislada. Necesitamos encontrar compañeros que piensen parecido a nosotros por todo el mundo y este es el principal motivo por el cual nos sumamos a la Liga Internacional Socialista. Estamos muy entusiasmados con trabajar con ustedes, significa un nuevo capítulo en África.
Queremos aportar ideas de este lado del mundo. Queremos aportar sobre el panafricanismo, publicar notas y aportar al programa de la LIS. También queremos sumarnos a las actividades, porque las ideas fundamentales de la LIS son las que sostenemos nosotros también.
Hemos participado del Congreso de la LIS, hemos estudiado los documentos y estamos plenamente de acuerdo con ellos. Vamos a aportar a los debates y a traducir los documentos al swahili para que más compañeros los puedan estudiar. Pero lo más importante es darnos cuenta que el internacionalismo es el aspecto más fundamental, porque el sistema es mundial, y la revolución también tiene que ser mundial. No se puede tener socialismo en un país, y para tener una revolución socialista internacional tenemos que tener una organización internacional, y esa organización creemos que es la LIS.
Desde Kenia, les mandamos a los compañeros de todo el mundo nuestro amor y agradecimiento revolucionarios y nuestra completa solidaridad a la causa que llevan adelante. Saludamos su tenacidad y su compromiso con la lucha, y ofrecemos nuestro compromiso de que continuaremos luchando revolucionariamente, con las armas que sean necesarias para derrotar al imperialismo, al capitalismo, al neocolonialismo, al sionismo y toda forma de opresión.