La guerra en Ucrania aparece hoy entre imágenes de masacres contra población civil por parte de Rusia, una fuerte resistencia del pueblo ucraniano y un rearme militar de la OTAN y el imperialismo europeo. La guerra, como tragedia social, viene a la vez abriendo diferentes y profundos debates dentro de la izquierda. Al ser un hecho bélico muy complejo y diferente a otras guerras anteriores, no permite hacer esquemas superficiales ni repeticiones. Se necesita analizar a fondo los hechos y a todos sus protagonistas, para desde allí alcanzar una política integral y revolucionaria para levantar en todo el mundo, y en particular en la propia Ucrania invadida. Ya que ninguna política es correcta sino parte de ser útil para aplicarse dentro de las fronteras del país agredido. Sobre esta base polemizamos con dos posturas; una procampista que le quita responsabilidad a Rusia y otra que diluye la responsabilidad de la OTAN.
Escribe: Sergio García
Surge evidente a los ojos de millones que la brutalidad con la cual la Rusia imperialista de Putin atacó al pueblo ucraniano merece un profundo repudio. Así cómo es también evidente el rol regresivo que esta potencia viene jugando hace años en diferentes conflictos de Oriente Medio y el este europeo. Siendo el segundo país del mundo en materia nuclear y también el segundo -detrás solo de EEUU- en venta y exportación de armas a todos los continentes, es más que claro que se ha transformado en un actor político y militar central de la etapa que vivimos en el marco del capitalismo imperialista del siglo XXI.
Sin embargo, la gran mayoría de las corrientes reformistas y neostalinistas, intentan justificar su accionar, colocando a Rusia en el lugar de víctima. Para hacerlo toman hechos de la realidad, como por ejemplo la política imperialista y expansiva hacia el este europeo de la OTAN, algo que denunciamos y enfrentamos exigiendo su salida de todos esos países y su disolución. Pero este hecho típico del siniestro imperialismo occidental, no justifica en nada que Putin quiera arrasar con el derecho a la autodeterminación de un país semicolonial como Ucrania ni liquidar a su población civil. Lo que quiere Putin es fortalecer su propio proyecto imperial-capitalista, expansionista y chouvinista granruso, al peor estilo de las viejas monarquías presoviéticas que durante siglos oprimieron a poblaciones y culturas no rusas de esa inmensa región.
Frente a esto y más allá de las opiniones de corrientes reformistas que, como siempre, terminan siendo cómplices de algún poder de turno, en este caso polemizamos con los compañeros del Partido Obrero, que en lo que va de la guerra se han negado a darle apoyo al pueblo ucraniano invadido, por tener una caracterización y política equivocada de conjunto, y por esa vía, en los hechos terminan justificando a Putin, aunque tibiamente lo critiquen como «restauracionista» y no como lo que es; el jefe político de una potencia imperialista invasora.
En la declaración oficial del Partido Obrero se dice que «Estamos frente a un conflicto que se desarrolla hace años y que tiene como primer y gran responsable al imperialismo». Obviamente, se refiere al imperialismo occidental de EEUU y la OTAN. Es decir, con esa definición unilateral quitan del centro de las responsabilidades a la Rusia invasora de Ucrania, a quien también le niegan un carácter imperialista. Porque está claro que la OTAN es muy responsable de lo que está sucediendo, pero también lo es el régimen capitalista-imperialista ruso, que hoy además es el país invasor.
Para justificar esta posición, el PO pretende relativizar el rol de Rusia en el contexto internacional y en un artículo de Pablo Heller dice: «Los límites en el campo militar no pueden sustraerse al hecho del retroceso económico de Rusia que ha pasado a ser una potencia de segunda orden, con un PBI menor que el de Brasil. El presupuesto militar ruso, a pesar del empeño puesto por el mandatario ruso en los últimos años, es apenas la duodécima parte del que invierte Estados Unidos. La vulnerabilidad militar ha puesto más al descubierto la vulnerabilidad económica…En el concierto mundial, Rusia hoy ha quedado reducida a un papel de segundo violín».
Toda la definición es un sinfín de equivocaciones. Rusia es una potencia en ascenso, de las principales del mundo y en sociedad con China, aunque viva una fuerte crisis económica al igual que otros países imperialistas o emergentes. Tiene limitaciones militares que se evidencian en esta guerra, pero en el marco de ser de los principales ejércitos del mundo y una de las mayores potencias nucleares poniendo en vilo a toda Europa. El «violín ruso» hoy suena a fuerza de bombas en el concierto mundial, no en segundo orden sino encabezando el principal conflicto armado del siglo XXI, que por primera vez en décadas trajo a debate la posibilidad de una tercera guerra mundial. Solo el afán de justificar una política que le cede al capitalismo imperialista ruso puede hacer que se escriban afirmaciones tan ajenas a la realidad. Si tan limitado es el papel de Rusia; ¿por qué Biden tuvo que viajar de urgencia a Polonia y a reunirse con la OTAN? ¿Porque Alemania tuvo que votar aumentar cualitativamente su presupuesto militar? ¿Por qué se intentan planes de emergencia para que Europa no se quede sin gas? ¿Por qué se le pide a China que por favor no ayude a Rusia? Todo esto sucede, precisamente porque Rusia es una potencia de primer orden, algo que solo PO no ve.
La realidad, es que los compañeros del Partido Obrero, detrás de esos análisis tan equivocados, en el fondo tienen una posición procampista; que se expresa en ver en esta guerra y en el escenario internacional un solo campo imperialista, el de occidente, y de esa forma relativizan la responsabilidad de Rusia. Por eso colocan en su declaración recién en cuarto lugar la consigna de fuera las tropas rusas de Ucrania y no colocan la necesidad de apoyar a su pueblo invadido: «Guerra a la guerra. Fuera la Otan y el FMI de Ucrania y el este de Europa. Abajo la burocracia restauracionista de Putin. Fuera las tropas rusas y los bombardeos a Ucrania. Por la unidad de los pueblos de Rusia y Ucrania», dice su muy equivocada declaración oficial.
Como parte del mismo error se han negado a darle la solidaridad a la clase obrera y al pueblo ucraniano y a incorporar como consigna y tareas el apoyo a la resistencia, un grave error político que favorece a la potencia invasora por la vía de negarle el apoyo a los obreros y al pueblo invadido. La política siempre es concreta, y mucho más aún en una guerra que se cobra enorme cantidad de vidas. Hay miles de obreros y sectores populares de un país oprimido enfrentando de diversas formas a una potencia imperial invasora. Solidarizarse con esa lucha y apoyarla es una tarea de primer orden que lógicamente hay que hacer denunciando a la vez a la OTAN, exigiendo su retirada y denunciando al gobierno de Zelensky cómplice de la OTAN. Pero nada de esto se puede hacer dentro de Ucrania, si en primer lugar no se está a favor de la resistencia y por la derrota de los tanques rusos. La política de PO no pasa la prueba, porque no puede aplicarse dentro del país agredido sin ganarse el repudio de la población que está enfrentando con justo derecho a los tanques invasores.
Un error inverso, también grave
Paralelamente, otras corrientes anticapitalistas y socialistas, vienen realizando correctamente una campaña en apoyo al pueblo de Ucrania y denunciando la invasión del imperialismo ruso. Pero lamentablemente, lo hacen desde una posición también unilateral y que niega la realidad del rol de la OTAN en este conflicto.
La declaración internacional firmada por la LIT, UIT y la CCRI, dice: «esta no es una invasión militar de la OTAN contra el territorio ruso, tampoco contra el pueblo ucraniano. Al mismo tiempo, no hay soldados de la OTAN combatiendo a las tropas rusas en Ucrania (ni que sepamos, en ningún otro lado)». La definición, por demás parcial, olvida decir dos hechos gigantes de la realidad; uno que la expansión hacia el este europeo de la OTAN y el pedido de Zelensky de ingresar a este bloque político-militar es parte clave de las responsabilidades en el origen de esta guerra, ya que le dieron el argumento a Putin para invadir salvajemente a Ucrania. Y en segundo lugar, también olvidan que la OTAN, si bien es verdad que no envía tropas, sí ha financiado a las fuerzas armadas de Ucrania antes y durante la guerra. Esconder estos hechos bajo la frase general de «no hay soldados de la OTAN combatiendo» conlleva a una política unilateral y etapista. Que solo apunta como centro la denuncia y la fuerza contra Rusia y Putin, dejando para otro momento la lucha contra la OTAN, aunque tibiamente la critiquen.
En otros textos publicados por la UIT también se insiste en que «no hay una guerra interimperialista», lo cual es relativamente cierto solo en el plano de qué tropas están en combate. Porque esa misma definición, en los hechos minimiza que sí hay en torno a la guerra una fuerte disputa interimperialista y que todos los sectores imperialistas, de una u otra forma, intervienen con fuerza en este conflicto y guerra.
Por la misma concepción equivocada de minimizar el rol y responsabilidad de la OTAN, en un artículo de Izquierda Socialista y la UIT-CI, Miguel Lamas dice: «La principal excusa de Putin y de sus defensores en el mundo es que la invasión de Ucrania es «para defender a Rusia» de la OTAN y Estados Unidos. Pero esto es falso. No hay hoy ninguna guerra interimperialista de Rusia con Estados Unidos o la OTAN. El motivo de la invasión es que Rusia es parte de la crisis económica del capitalismo mundial y vive un gran retroceso económico y descontento popular. Y con la invasión pretende fortalecer el imperialismo ruso con el dominio de Ucrania».
Es decir que para el autor la política de EEUU y la OTAN no tiene ninguna importancia, es solo una excusa de Rusia. A eso reduce el peso de la política expansionista del imperialismo occidental. Cuando la realidad es que Putin se toma de ese plan expansionista real, para ir por sus propios intereses imperialistas y expansionistas en la región.
En el fondo, y como ha sucedido ante otros hechos, los compañeros de IS y la UIT actúan en forma esquemática, sin ver los nuevos hechos ni analizándolos en su integralidad, sino repitiendo esquemas pasados. Cuando siempre hay que actuar tomando la realidad tal cual es y a partir de ahí desarrollar una política. Por ejemplo, en este caso no se puede comparar lineal y superficialmente la guerra en Ucrania con la de Malvinas, cuando ambas guerras tienen similitudes, pero también diferencias notorias. En común tienen que hay una semicolonia agredida por una potencia y por eso hay que apoyar la resistencia de los agredidos con total independencia política. Pero a la vez tienen de distinto que en Malvinas todo el imperialismo estaba contra Argentina y en Ucrania hay potencias imperialistas en apoyo del gobierno del país agredido. Por lo cual la denuncia de la OTAN y de ese gobierno tiene un gran peso en la política hoy, no es una cuestión secundaria o una tarea para otro momento.
Una política integral y revolucionaria. Y la mayor unidad de acción contra la guerra
El empantanamiento de los avances rusos y la fuerte resistencia ucraniana marcan por estos días el escenario de la guerra. Sin embargo esta continuará y veremos su dinámica las próximas semanas. Mientras tanto, se hace necesario seguir desarrollando una fuerte campaña internacional en apoyo al pueblo ucraniano que resiste valientemente, a sus obreros y sindicatos independientes donde participan compañeros de la Liga Internacional Socialista, a las comunidades que realizan todo tipo de actividades de resistencia y de intento de sobrevivir a esta guerra e invasión.
En memoria del compañero Alexander Agafonov, obrero minero miembro del Sindicato Independiente de Ucrania «Zahist Pratsi» donde actúan los compañeros de la LIS, quien dio su vida contra los invasores imperialistas rusos. En apoyo a esa resistencia invitamos a solidarizarse y hacer llegar apoyo humano, político y material a través de la campaña «Un dólar-euro para los trabajadores ucranianos» que nuestra organización internacional está realizando desde distintos países y continentes. Campaña realizada a través de la declaración del sindicato independiente, que entre otras cuestiones dice «Nuestro sindicato clasista «Zakhist Pratsi» defiende las demandas de la clase obrera frente a los intereses del capital oligárquico nacional y los políticos de derecha. Muchos de nuestros compañeros sindicalistas han perdido sus trabajos, están en primera línea, obligados a cambiar de ciudad o refugiarse de las bombas en refugios antiaéreos. Nuestras familias están haciendo todo lo posible para sobrevivir sin rendirse a los ocupantes rusos. Por estas razones, también necesitamos urgentemente su ayuda financiera y de cualquier tipo».
Como venimos planteando desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad, este apoyo internacionalista lo damos con toda nuestra fuerza, a la vez que denunciamos a fondo a todos los sectores imperialistas involucrados en el conflicto. Como bien dice nuestra declaración de la LIS: «llamamos a realizar acciones unitarias y expresiones de repudio en todo el mundo contra la invasión imperialista rusa y en solidaridad con el pueblo trabajador ucraniano. Denunciando al mismo tiempo el accionar del imperialismo occidental, que actúa para rodear a Rusia, aumenta su presencia en el Mar Negro y quiere incorporar a Ucrania a la OTAN, acumula fuerzas militares en Grecia y cuenta con un Biden cada vez más agresivo, que intenta recomponer el poderío perdido de los EEUU tras el planteo de que «América ha vuelto» ¡Fuera el imperialismo ruso de Ucrania! ¡Solidaridad con los trabajadores y el pueblo ucraniano! ¡Fuera la OTAN y el imperialismo occidental del este europeo!¡Por el derecho a la autodeterminación del Donetsk, Luhansk y Crimea! ¡Basta de guerras al servicio de los intereses de los imperialistas!».
A la vez, y más allá de todos los debates que esta guerra motoriza al interior de las fuerzas de izquierda, estamos por impulsar todo tipo de iniciativas unitarias contra la guerra, por el retiro inmediato de las tropas imperialistas rusas de Ucrania y contra el expansionismo de la OTAN en el este europeo. Es una tarea de la izquierda anticapitalista y socialista en nuestro país tratar de que se logren eventos y acciones de este tipo. Porque es una necesidad de la clase obrera y el pueblo de Ucrania, y también del pueblo ruso, terminar con este flagelo y frenar las políticas de todos los imperialismos.
Toda esta política y las acciones unitarias que se logren, tenemos que seguir desarrollándolas junto al impulso permanente de construir organizaciones que defiendan un objetivo socialista y la unidad de la clase obrera rusa, ucraniana y de toda la región, en la estrategia de un gobierno de los trabajadores y de una Federación de Repúblicas Socialistas en el este europeo.