La escalada de la inflación continúa a un ritmo imparable. Para marzo se espera un incremento del 6%, dejando así al primer trimestre con una marca del 15%. El gobierno «milagros no hace» actúa poco y si lo hace es para pactar con los responsables de este drama, los empresarios. Desde el FMI festejan estos números. Algunos sectores de JxC y los liberales agitan la dolarización como solución. Algunas propuestas, estructurales, para poner fin a este drama.
Escribe: Nicolás Zuttión
Desde que arrancó el año la discusión sobre la inflación ha ocupado un lugar preponderante en la agenda política. Todo parecería indicar que va a ser un año récord en cuanto a suba de precios y el gobierno de Alberto Fernández, según algunas consultoras privadas, alcanzaría el 60% anual. La «terapia de grupo», como reedición de un nuevo pacto social, se presume que va a ser el acuerdo con el que se pondrá fin a la tan anunciada guerra que no se sabe cuándo tuvo al Frente de Todos en la trinchera que defiende los salarios.
Causas y motivos de la inflación
Sin dudas el fenómeno inflacionario está compuesto por un conjunto de causas que se retroalimentan: la concentración y remarcación de precios, el tipo de cambio, en algún grado la emisión monetaria, los tarifazos de los servicios públicos y la restricción externa. Obviamente, todas con responsables directos.
La suba de precios librada hoy en día encuentra la concentración y la remarcación de precios como los catalizadores principales. Para ejemplificar esto, tomando el mes de febrero, se puede ver que «Alimentos y Bebidas no Alcohólicas» fue el ítem que más aumentó llegando al 7,5%. Según los empresarios del sector, la razón se encontró en la guerra que se produjo por la invasión de Rusia a Ucrania. Sin embargo, la misma recién comenzó a finales de febrero. Una excusa para justificar su remarcación.
Esto sucede debido a que, en el país en diversas ramas de la producción alimentaria, la concentración ha llegado a niveles escandalosos. En el sector de lácteos sólo 3 empresas (Sancor, La Serenisima y Donone) son las que abarcan el 75% de la facturación total. Y estas mimas, días posteriores al anuncio de guerra que informó Alberto, remarcaron entre un 10 y un 20% los precios según expuso el periodista Alejandro Bercovich(1).
También se suman los aumentos permitidos por el gobierno en las tarifas de los servicios energéticos y los combustibles. En el caso de los primeros, pese a haber tenido un aumento generalizado del 40%, se aprontan a subir de nuevo. Enargas y ENRE (entes reguladores del gas y la electricidad) preparan una audiencia pública para aumentar un 20% el precio.
Para completar el cóctel explosivo de las causas que hacen a la inflación tendríamos que mencionar las constantes minidevaluaciones que Martín Guzmán aplica de la mano de Pesce. El aumento del precio del dólar para que acompañe el índice inflacionario, es otro motivo para el aumento de precios.
Conjuntamente también aparece la suba de las tasas de interés, una política propia del acuerdo con el Fondo que estimula el encarecimiento del crédito productivo. Otro de los motivos que encarece los productos.
Acuerdos que no sirven y el verso de la dolarización
La «terapia en grupo» que el presidente propuso con los empresarios y la burocracia sindical no es más que un nuevo llamado a un pacto social en términos de la psicología. Sin embargo, el fracaso de estos experimentos ya no es denunciado solamente por la izquierda, sino que las usinas defensoras del propio gobierno dan cuenta de esto.
Mario Wainfeld, en su columna dominical(2) en referencia a la reunión que el gobierno llevó a cabo con sectores de la UIA y la CGT, expresó: «El método elegido para negociar con las patronales y los formadores de precios es básicamente acuerdista, una seguidilla de reuniones. Hasta ahora, no rindió frutos». Y esta política no es solamente del albertismo. El ala kirchnerista también reduce su política antinflacionaria a meros acuerdos de precios, reflejada en los programas de Feletti: Precios Cuidados, la canasta para comercios de proximidad y Cortes Cuidados. Medidas que no han servido de nada o en el léxico del secretario de Comercio Interior no «hacen milagros».
Con la quietud del gobierno no sólo se demuestra un cuidado explícito de las ganancias de los formadores de precios. Por otro lado, se empieza a cumplir con el nuevo acuerdo con el FMI, en donde la inflación es el instrumento elegido para degradar los salarios, recortar las partidas de Salud, Educación y ayuda social.
En este marco aparece la derecha más recalcitrante representada en sectores de Juntos por el Cambio y los liberales de Milei y Espert. Para ellos, que el drama central se encuentra en la emisión monetaria -una farsa en estos tiempos debido a que el gobierno cumple con Kristalina Georgieva y ha dejado de emitir en aras de alcanzar las metas de déficit fiscal pautado- y la solución está en la dolarización de la economía. Una política que, más que una solución a la inflación, es una declaración de guerra a los trabajadores. Ya que la dolarización traería aparejada una licuación del salario, producto de la devaluación que se llevaría a cabo para aplicarla. Conjuntamente con recortes en jubilaciones y demás partidas que significaría, sumado a la pérdida de soberanía que contraería la misma. Y pérdida de soberanía ya que la moneda pasaría a ser manejada directamente por Estados Unidos, que por cierto también sufre la inflación más alta de los últimos 40 años.
Un plan para detener la inflación
Realizar acuerdos con los responsables de la actual inflación no es un plan que tenga chances de funcionar. Previo a ser gobierno el Frente de Todos ha insistido con esta idea, desde la reedición del pacto de Gelbard impulsado por CFK, pasando por el Consejo Económico y Social, hasta las actuales reuniones. El resultado siempre ha sido el mismo: la degradación completa de los ingresos de los trabajadores y los sectores populares.
Por eso, desde el MST – FITU venimos levantandos medidas concretas contra la suba de precios que impacta de lleno en una situación de degradación social completa, donde 5 de cada 10 chicos son pobres.
Planteamos:
.Un congelamiento de precios de los productos referidos a la canasta básica, conjuntamente con la eliminación del IVA de los mismos. Si las empresas no cumplen, aplicar la Ley de abastecimiento y conformar comités de usuarios y trabajadores para realizar un verdadero control social sobre los precios de las empresas.
.Nacionalizar la banca y el comercio exterior, para evitar cualquier tipo de fuga de capitales y poder decidir de manera democrática qué y cómo comercializar en base a las demandas sociales y no las ganancias de un pequeño puñado de empresarios.
.Establecer una reforma agraria para dar por tierra con la especulación y el modelo de producción del agropower. Ponerle fin a la concentración de la tierra, producción y comercialización, con la creación de instrumentos regulatorios, como en su momento lo fue la Junta de Granos, es lo que nos dará la posibilidad de que la alimentación sea un derecho y no un negocio.
.Desdolarizar las tarifas de los servicios públicos y estatizar las empresas bajo control de usuarios y trabajadores. De forma paralela aplicar la misma política con las empresas productoras y distribuidoras de combustibles.
.Aumentar todos los salarios, jubilaciones y los programas sociales con el valor de la canasta básica familiar. Ante la crisis ningún ingreso puede ser de pobreza.
.Romper con el FMI y los buitres que tienen los títulos de la deuda privada, para terminar con la fuga de nuestros recursos en el pago de un mecanismo de sometimiento como la deuda externa. Dejar de pagar ese fraude ilegítimo e ilegal, tiene que estar al servicio de volcar todo el dinero a reactivar nuestra economía con una orientación marcada por las demandas y necesidades de las mayorías trabajadoras y populares.
1 ¿Les parece bien que dos personas que trabajan 8 horas sean pobres? En: Diario con Vos
2 Entre el Mundial de Qatar y la escalada de precios. En: Página 12