Los datos vertidos en un reciente informe de CIFRA1 sobre el retroceso de la participación de los trabajadores en el Valor Agregado de la Economía confirman que no hay posibilidad de mejoras sustanciales para nuestro pueblo en el marco de este sistema capitalista, en su versión neoliberal (Macri-Milei) o “eficiente” y “humanizado” de Cristina y el FdT.
Escribe: Gustavo Giménez
En épocas de aguda crisis económica, inflación al 102% anual y creciendo, baja constante del salario y los ingresos populares, pérdidas de la cosecha por U$S 21.000 millones, falta de reservas en el BCRA, apriete del FMI para seguir reduciendo el déficit fiscal en medio de la catástrofe, y un largo etcétera, el debate sobre los modelos económicos ha copado buena parte de la campaña electoral.
En el marco de una economía que, siguiendo los ajustes impuestos por el Fondo, ya ha entrado en recesión, los dirigentes de las distintas alas del gobierno intentan convencer de que si la economía retoma un buen ritmo de crecimiento -una vez que salgamos de le emergencia de la sequía- y el gasoducto esté listo, vamos a lograr “que los salarios superen a la inflación” ya que tenemos todo lo que el mundo está necesitando. En otro lugar del escenario los liberales exigen una política de shock, un superajuste de golpe, para luego de pasado los primeros chubascos, todos podamos gozar de sus beneficios.
En medio de tantos “relatos”, cuando La Cámpora pide renegociar el acuerdo con el FMI, mientras sostiene a Massa -que según Guzmán es más ortodoxo que él-, y JxC, en campaña, critica al ministro que aplica el plan de la derecha, el informe de CIFRA vino a aportar claridad entre tanto entrevero, mentiras varias y profunda crisis política. Según este instituto, dependiente de la kirchnerista conducción de la CTA-T, el retroceso de la participación de los asalariados en el Valor Agregado de la Economía retrocedió 8 puntos entre el gobierno de Cambiemos y el actual del Frente de Todos.
De ese retroceso le corresponden a Macri el descenso del 51,8% en 2016 al 46,2 en 2019. Pero con este gobierno peronista, lejos de recomponerse, aunque sea en parte, semejante pérdida, la brecha siguió creciendo a favor de los empresarios. Para retroceder hasta el 43,9% en los tres primeros trimestres de 2022. O sea, que en medio de un importante crecimiento de la economía de 2021-2022, que destaca esta investigación, el “costo salarial” y “la participación de los asalariados en el ingreso” siguieron bajando.
Otra de las cifras llamativas de este informe es que cuando “entre 2016-2022… la trasferencia de ingresos del trabajo al capital alcanzó aproximadamente a 87.000 millones de dólares al tipo de cambio oficial”, entre el 2021 y 2022 esa transferencia fue de U$S 48.400 millones. ¡En tres años del FdT los empresarios se llevaron mucho más que los cuatro de Macri!
Como dice el dicho “el dato mata al relato”. Las cifras son por demás elocuentes, durante este gobierno los trabajadores perdieron un volumen mayor que la deuda que tenemos con el FMI y si tomamos también el periodo del gobierno anterior, son casi dos deudas externas.
Baja salarial y precarización
La evolución del salario continuó durante este gobierno a la baja, sin poder romper la herencia macrista: “el salario medio (o costo salarial) fue en el promedio de los tres trimestres de 2022 18,6% inferior al de 2016, en tanto que la productividad fue 5,5% más baja”. Del descenso del poder adquisitivo del salario debe computarse 15 puntos al gobierno de Cambiemos y 4,5 al del FdT, que aumentó la productividad (cantidad de productos por trabajador) en un 0,8%, continúa el informe.
Para los especialistas de MATE2 el salario registrado promedio de la economía en noviembre de 2022 fue de $ 175.500, mientras que, a valores actuales, en el 2015 fue de $ 234.000. Pero dada la creciente informalidad y fraude laboral vía el monotributo, en el tercer trimestre de 2022 el INDEC informó que el ingreso laboral promedio per cápita era de $ 76.375.
Es que en la baja del “costo laboral” juega un rol muy importante la creciente precarización del empleo: “según los informes del gobierno en materia de informalidad, empleo y desocupación, en 2022 se generaron 600.000 puestos de trabajo, pero solo 100.000 estuvieron dentro del sector registrado”3.
Si tomamos todo el gobierno del FdT, “desde 2019, casi toda la creación de empleo se originó en trabajos informales (50%), trabajo independiente (poco más de 20%), empleo público (otro 20%) y, sólo algo menos de 10% en empleos asalariados formales en el sector privado.” 4
Existe un indicador oficial que da una pauta sobre el grave deterioro de los salarios que afectan a los trabajadores peor remunerados y es la evolución del Salario, mínimo, vital y móvil. En momentos en que se reúne el Consejo del Salario para fijar un nuevo monto –que seguramente estará en torno a la pauta pedida por el ministro de economía, los irreales 60% de inflación anual, cuando la inflación desde noviembre es del 27%-, su pérdida histórica desde el 2015 es del 33%.
En marzo su importe fue de $ 69.500 brutos cuando la canasta de pobreza para una familia tipo ronda este mes en torno de los $ 190.000, sin contar el alquiler. Su monto impacta sobre los programas Potenciar Trabajo (un millón doscientas mil personas), Acompañar (35.000 personas), y LBGTI+ en situaciones de violencia de género. Es una referencia para la remuneración mensual o por hora de trabajadores e indirectamente afecta a los no registrados e informales. Influye, además, en la cuota de inembargabilidad de los salarios y ajusta la jubilación mínima de los casos de los que accedieron a la misma sin acudir a moratorias, debiendo equivaler al 82% del SMVM5.
Así mientras aumenta en forma histórica el volumen de las horas trabajadas en forma remunerada, la dinámica del capitalismo hace que la explotación sea cada vez mayor. Según el estudio realizado por el investigador del CONICET Mariano Féliz, desde la década del ’70, 1 de cada 2 varones adultos participa del mercado de trabajo remunerado y la participación de las mujeres desde ese entonces (1 de cada 4), aumentó en la actualidad al 40%. De la mano de la precarización y baja salarial vinieron los índices de pobreza de nuestros tiempos.
“Hoy en la Argentina tener empleo remunerado no garantiza salir de la pobreza; nunca hubo tanta gente trabajando ni tanta gente recibiendo forma de asistencia monetaria estatal directa y, sin embargo, nunca hubo tantas familias en situación de precariedad vital”, afirma Féliz. A lo que suma que “el deterioro persistente en los ingresos del trabajo se traduce en un creciente esfuerzo laboral no remunerado en tareas de reproducción y cuidado que realizan mayormente las mujeres en sus hogares y comunidades”.
Aumento de las ganancias de las corporaciones
Mientras la baja salarial, la pérdida de poder adquisitivo de jubilaciones y prestaciones sociales, la precarización constante del empleo, aún en épocas de “crecimiento” de la economía, como la del bienio pasado, aumentan los índices de pobreza e indigencia a niveles nunca vistos, las ganancias empresarias no han dejado de crecer.
Los grandes sectores agroexportadores, que ahora lloran lágrimas de cocodrilo por las consecuencias de la sequía, tuvieron en estos años, dado el aumento de los precios internacionales de los alimentos, ingresos récords. Así en tanto gozaban de una renta extraordinaria usufructuando la renta del suelo que nos pertenece a todos, no tuvieron ningún pudor en provocar el alza injustificada de los alimentos que consumimos y en chantajear la liquidación de sus divisas si no les daban el dólar diferencial (dólar soja 1 y 2). Un negocio manejado por un puñado de monopolios concentrados, la mayoría de capitales extranjeros.
Existe también un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) de setiembre de 2022 que describe las ganancias de grandes empresas que operan en el país. Señala la existencia de un “boom de facturación”, en el cual resulta llamativo que empresas como Ledesma, Aluar, Molinos Río de la Plata y Arcor en los primeros meses del año “prácticamente logren equiparar lo facturado en ejercicios anteriores a 2021”. Mientras que sus ventas “ascienden a U$S 5.400 millones para todo 2021 y en el periodo parcial de 2022 (una aproximado de seis meses), ascienden a U$S 4.150 millones, sólo 23% menos”.6
Otras firmas como La Anónima, Clarín, Ternium, PAE y Tecpetrol tienen una mejora del 52,4 % con respecto a sus resultados del año anterior. A continuación, reproducimos en el cuadro de los resultados operativos de estas empresas.
Por último, la contracara de sus fuertes ganancias es la baja de su “costo laboral”. La reducción del mismo fue para Ledesma, Aluar, Molinos Río de la Plata y Arcor del 16,7%, mientras que La Anónima, Clarín, Ternium, PAE y Tecpetrol tuvieron una baja del 15%.
Con el capitalismo no hay salida
En forma reciente el economista Alvarez Agis, actualmente ligado al equipo de Lavagna, que en su pasado fue viceministro de Kicillof, señaló –como Máximo- que había que rediscutir el acuerdo con el Fondo porque era imposible de cumplir en este año electoral. Más allá de los comentarios de algunos economistas que señalan que esto no es sino una presión para mejorar las negociaciones de Massa con el organismo, lo cierto es que el acuerdo es impagable en esta situación social y política del país.
Las autoridades del FMI “perdonaron” apenas 2 mil millones de dólares de las metas de reservas, pero mantuvieron las exigencias de ajuste fiscal y aumento de tarifas, en medio de una sequía récord y una inflación que trepa a las nubes. En medio, también, de un creciente malestar social que, de paso, se vio enormemente aumentado por los cortes de energía en medio de la ola de calor.
Cuando el mundo tiembla ante las posibles consecuencias de una nueva crisis bancaria, la economía mundial entra en recesión, varios economistas del establishment tienden a minimizar las consecuencias de la crisis actual en la economía del país. Se encargan de propagandizar su modelo: bajos salarios y mayor precarización laboral, achique brutal de las prestaciones sociales del Estado- en particular del gasto jubilatorio-, acumulación de reservas para pagar la deuda, refuerzo del modelo extractivo y contaminante sumando a la agro industria exportadora, la exportación de combustibles extraídos por el fracking, mega minería (litio, etc.) y la industria del conocimiento for export.
Lo cierto es que hay una creciente explotación capitalista imperialista de los trabajadores, las riquezas naturales de los países dependientes, en medio de una fuerte disputa interimperialista, con el objetivo de aumentar cada vez más la plusvalía extraída y la apropiación de los recursos naturales.
Contra aquellos que pretenden recetas keynesianas o de recomponer cierto margen de ganancias para “derramar” para abajo, se impone una dura realidad en la cual el crecimiento económico no redunda en ningún beneficio para las clases trabajadoras. La utopía de un capitalismo eficiente o humanizado es desmentida día a día por los crudos datos de la realidad, donde la explotación de los trabajadores y los pueblos, la depredación sin pausa de la naturaleza, son la tónica de todos los días.
La razón ya la estudió Marx hace muchos años. El capitalismo necesita explotar y depredar cada vez más para compensar la tendencia a la baja en la tasa de ganancia. La acumulación de capitales en el mundo, producto de la explotación de los trabajadores, es cada vez mayor. Pero mantener niveles de ganancia acordes es cada vez más difícil para el capitalismo. Lo es por la enorme resistencia de los trabajadores y pueblos del mundo a someterse a las condiciones de esclavitud que el capital persigue.
Esa pelea está en la base de la crisis del modelo capitalista en nuestro país. Es la base de la crisis del discurso kirchenerista: hablan de mejorar el nivel de vida de los trabajadores repitiendo la épica pasada del peronismo, pero terminan apoyando al superministro representante de las grandes corporaciones, mientras la inflación devora los ingresos populares, se paga una fraudulenta deuda y los empresarios hacen fuertes negocios.
No hay salida de las manos de los cultores del capitalismo eficiente, muchas menos de los de la desregulación liberal y el shock de ajuste. Son en realidad dos discursos distintos, pero ambos están del mismo lado de la grieta, son defensores del actual sistema capitalista.
Para aprovechar las enormes riquezas humanas y naturales de nuestro país y frenar la enorme decadencia actual hace falta terminar con el modelo capitalista. Hace falta otro que, desarrollado por la única clase progresiva, la clase trabajadora pueda romper con el FMI y el imperialismo, nacionalizar la banca y el comercio exterior, realizar una profunda reforma agraria, nacionalizar las empresas privatizadas, terminar con la depredación de las grandes empresas multinacionales, y colocar todos los recursos de nuestro país al servicio de un modelo que privilegie las necesidades de nuestra población. Un modelo socialista.
1. Centro de Investigación y Formación de la CTA T.
2. Mirador del Trabajo y la Economía.
3. “Después de otro año de salarios a la baja, se viene un 2023 de grandes desafíos en la pelea contra los precios”, SUMAPOLITICA 25/02/2023.
5. Datos de “Salario Mínimo: cuánto perdió frente a la inflación en apenas 4 meses”, Clarín 20/03/2023.
6. “Más ganancias, menos sueldos: las empresas líderes la siguieron juntando con pala en el primer semestre”, elciudadanoweb.com 12/09/2022