Escribe: Mariano Rosa
1) Derechización electoral
Las elecciones del último domingo dieron como resultado el triunfo sorpresivo de Javier Milei, outsider derechista, protofascista, con más del 30 % de los votos y ganando 16 de las 24 provincias. Los dos grandes derrotados del último domingo fueron el gobierno nacional que quedó en tercer lugar, en su peor elección histórica como peronismo y perdiendo cerca de 20 puntos porcentuales respecto al 2019. Y a la vez, JxC, que se ubicó en segundo lugar, perdió más de 5 % respecto al 2019 y quedó muy lejos de los 40 puntos del 2021. Lo primero entonces, es que el triunfo de Milei sumado a la victoria de Patricia Bullrich en su propia interna representa con casi el 50 % de los votos entre ambos un giro electoral a la derecha. A lo cual hay que sumar el ausentismo de 2 millones de votantes respecto a la última presidencial, más el millón 200 mil votos en blanco y los 300 mil anulados. Se exhibió así la crisis aguda de las fuerzas políticas que vienen gobernando en los últimos años el país y se abre como perspectiva un panorama altamente convulsionado ante la posibilidad de que terminen ganando la presidencia algunos de esos personajes e intenten aplicar sus programas de guerra contra el movimiento de masas.
A eventuales ataques directos desde arriba, la acumulación de fuerza y experiencia de lucha existente en nuestro país, se manifestará seguramente con mucha intensidad polarizando en la lucha de clases (y de calle) el choque frontal de intereses sociales antagónicos. En concreto: se coloca en el horizonte la posibilidad de una crisis de las características del 2001 en términos de la irrupción masiva del pueblo en las calles.
2) El voto a Milei tiene motivaciones contradictorias.
Por un lado, expresa de forma bien profunda el hartazgo social con el gobierno actual, pero también con la reciente experiencia del macrismo. Ambos gobiernos empeoraron las condiciones materiales de vida y no ofrecieron ninguna expectativa de mejora en lo inmediato. Como agravante de coyuntura, la semana previa a las elecciones estuvo cruzada por el crimen de Morena en Lanús y el asesinato en condiciones de represión de Facundo Molares en el Obelisco. Todo ese clima enrarecido, en lo económico y social, y cierta sensación de caos reinante, tributó también a Milei y en menor medida a Bullrich. Ese componente de bronca refleja también despolitización (especialmente en sectores de la juventud pobre), y se canaliza a través de una figura ultra-reaccionaria, pro-capitalista y anti-pobre.
Al mismo tiempo, el otro componente del voto a Milei es de una base fascistoide, muy de derecha que adhiere a las posiciones anti-piquete-ras, macartistas, anti-abortistas y privatizadoras en el plano económico. Esta vertiente, está envalentonada a partir de un clima construido en los últimos años, por un apalancamiento fuerte en los medios (que corrió la agenda política dominante a derecha), por el rol contenedor de la burocracia sindical (con algunas concesiones parciales, sobre todo en el sector del movimiento obrero registrado y con mejores salarios) que pese a haber habido luchas importantes (docentes, Jujuy, choferes, piqueteros), evitó un desborde generalizado y una irrupción masiva que inclinara la cancha.
3) El peronismo en terapia intensiva.
El golpe recibido por el peronismo es muy profundo, y en una elección de tercios, salió tercero. En ese panorama, aparece en dinámica de fase terminal la crisis del kirchnerismo como proyecto dinámico, con el corolario final de la derrota en Santa Cruz, en las elecciones para gobernador. De alguna manera, era esperable una ruptura muy grande con un gobierno que desilusionó por completo después de la experiencia del macrismo y que lleva como su «mejor opción» al ministro de economía del 120/130 % de inflación anual. En ese cuadro, hay que anotar el rol asumido y cumplido de forma bastante exitosa por la lista de Grabois, como dique de contención al interior de la coalición gobernante del descontento con el rumbo general del gobierno y la perspectiva de Massa. Con casi un millón y medio de votos, logró evitar que eventualmente esa franja migrara a la izquierda. A la vez, emerge como potencial factor de reagrupamiento de una centroizquierda en el país, en el espacio vacante dejado por el retroceso y derechización del kirchnerismo. Hay que seguir su evolución, partiendo ahora de explicar su rol: en el búnker del domingo Grabois ratificó su voto a Massa en octubre e insistió con su programa «a izquierda» y al día siguiente, la respuesta de Massa fue devaluación del 22 % y suba con consecuencias recesivas de la tasa de interés a favor de los bancos.
4) Juntos por el Cambio también recibió un golpe.
Juntos por el Cambio, por su parte, sale golpeado y con horizonte incierto de las PASO. Lejos del 40 % en 2021 que lo ubicaba en dinámica de capitalizador del fracaso del peronismo, no fue el principal destinario del voto bronca y castigo que, en definitiva, también los incluyó en una posición lógicamente distinta al oficialismo actual. Larreta recibió una paliza en la interna de esta coalición, y perdió todo: la interna nacional y la interna en su distrito a manos de Macri. Patricia Bullrich y Macri, son los ganadores de ese espacio, aunque no tienen un camino fácil hacia octubre para meterse en el balotaje.
5) La elección del Frente de Izquierda – Unidad: resistir el vendaval y seguir discutiendo los límites de orientación.
En este cuadro general, la elección del FIT-Unidad tiene dos caras: la primera es que no retrocede como espacio y mantiene casi en el mismo porcentaje la elección del 2019 (2,83% en 2019 y 2,65% ahora), aunque en votos sí declina un poco. Pero en líneas generales mantenerse, habla de un espacio conquistado que no se lo lleva puesto el vendaval de la «bronca». Y, por lo tanto, es un punto de partida para un anclaje valioso con sus cerca de 650 mil votos a escala nacional, teniendo algunos de los mejores resultados nacionales en el AMBA, corazón estratégico del país. Pero, dialécticamente, también corresponde marcar que el FIT-U por sus propias limitaciones (más allá de datos objetivos), no logra interpelar desde la izquierda el fenómeno de ruptura con las dos coaliciones burguesas mayoritarias y que el giro es a derecha. Insistimos: más allá de las condiciones objetivas (no hay una irrupción del movimiento de masas en las calles, hubo un «apagón mediático» a la izquierda y el «factor Grabois»), es un hecho que el carácter meramente electoral del FIT-U impidió previamente a la elección una presencia, rol y acumulación política que se reflejase después en el proceso electoral ganando una parte del voto descontento más allá del caudal conquistado. Estos elementos combinados, hacen a nuestra explicación del resultado de la izquierda en esa combinación dialéctica y refuerza nuestro planteo de modificar la orientación y perfil del frente que levantamos desde que nuestro ingreso a la coalición en 2019.
6) La interna del FIT-Unidad y el debate de dos modelos
En ese contexto general, el resultado de la interna del FIT-Unidad se inscribe dentro de lo esperable. El nivel de instalación electoral de las figuras del PTS, su actividad partidaria y de aparato prioritariamente centrada en la conquista de votos desde hace más de un año hizo que tuviera una ventaja sobre la fórmula de nuestra lista acordada entre el MST y el PO. Hicimos una intensa y aguerrida campaña militante en todo el país, desplegamos una potente actividad en 22 provincias, y valoramos el mensaje que dejamos planteado: hay un debate de modelo y concepción en el FIT-Unidad respecto a su rol, al carácter del mismo y a su orientación. Reivindicamos esa siembra y también, el método asambleario con el que se conformó el acuerdo de nuestra lista de confluencia con el Partido Obrero, como así también con otras organizaciones políticas y sociales que integraron candidaturas en este armado. La lógica del campo electoral, y en particular la atención concentrada en la figura de los candidatos presidenciales, opera como un efecto arrastre que no contrarrestan otras referencias ni el peso militante e implantación territorial. De hecho, la lista de Bregman-Del Caño ganó la interna en provincias donde no tienen militantes. Además, donde el efecto arrastre de la candidatura presidencial no jugó, sino el campo de disputa mano a mano distrital, como en CABA, la unidad MST-PO obtuvo el 65 % de los votos en la interna del domingo pasado y consagró la fórmula Biasi-Cele Fierro.
7) Una voz que se fortalece en el FIT-Unidad.
Nuestro partido está atravesando la lucha electoral de un año de ajetreado calendario de urnas, fortaleciendo su posición como tendencia y personalidad propia al interior de la coalición. La conquista de bancas para que jueguen como palanca de actividad extra-parlamentaria y contribuya al desarrollo político, es parte del saldo y la proyección de nuevas figuras en todo el país y la consolidación de las principales referencias del MST: Alejandro Bodart en la provincia de Buenos Aires, Vilma Ripoll como integrante de la fórmula presidencial y por supuesto, el logro particular de ganar la interna en CABA que proyecta a Cele Fierro a ingresar a la Legislatura. Pero también se fortaleció nuestra posición a partir de ganar la interna en Salta, y consolidarnos como primer partido de la izquierda en esa provincia. Y claro, sumar el alcance de la reelección de Luciana Echevarría en la Legislatura de Córdoba y el ingreso con una banca al Concejo de la capital. Sumar que reelegimos a Priscila Ottón en el Concejo de Neuquén y vamos a participar de la rotación de un diputado provincial, también logramos la continuidad como concejala de Betina Rivero en Palpalá y vamos a contar con diputado provincial con Leo Rivero en Jujuy también. Y hace pocas semanas del logro de asegurar nuestro ingreso a la Legislatura de Chubut además de potenciar la figura provincial de Emilse Saavedra en esa región patagónica. A todo esto, habría que agregar el primer domingo de setiembre, cuando disputaremos el ingreso al Concejo Deliberante de Bariloche que sería la primera representación de izquierda en la historia de esa emblemática ciudad. Ocupar esas bancas con sentido revolucionario y de izquierda es estratégico.
8) El camino a octubre arrancó con devaluación, aumento de tasas y un salto inflacionario.
En relación a la perspectiva hacia octubre el camino es totalmente incierto. Por un lado, Milei parece haber fijado un «piso» en ese 30 % y tiene condiciones de seguir creciendo, y aparece como una opción altamente probable hacia el balotaje. Todas las variables de la economía están en desequilibrio y además del tributo al acuerdo con el FMI de la devaluación y aumento de tasas de interés, la burguesía preventivamente sigue presionando el dólar hacia arriba y la inflación va a dos dígitos mensuales. Se sufre una transferencia de ingresos de los asalariados y el pueblo de conjunto a la minoría capitalista que sigue lucrando en la crisis. Todo este cuadro intensifica la polarización que ya anticipa el clima de balotaje. Por su lado, el peronismo se juega a desconocer a Bullrich y polarizar con Milei, traccionando votos de Larreta, como así también el voto «malmenorista» útil, que, con la existencia de Milei, se fortalece. La ganadora de la interna de JxC tiene un panorama más complejo, al no ser la principal receptora del voto bronca y anti-peronista, pareciera que le va costar traccionar franjas hacia octubre, ya que si se corre más a derecha pierde votos de Larreta con Massa y si se corre al centro, pierde con Milei que aparece como un voto sólido de ganador. El signo de la coyuntura es de desorientación de los de arriba.
9) Fortalecer el Frente de Izquierda en las urnas y en la calle.
Nuestro planteo político es que el FIT – Unidad tiene que ser implacablemente anti-libertario. No regalarle a nadie esa bandera y menos que menos al progresismo derechizado con Massa. Y mientras desenmascaramos a Milei, dialécticamente explicamos que su ascenso es el resultado del fracaso del peronismo, y que la única fuerza contra el ajuste del FMI y la represión de Massa o los fascistoides, es la izquierda. Tenemos que hacer pedagogía política para presentar las consecuencias de un eventual gobierno ultra-reaccionario, en términos de pérdida de los derechos que todavía sostenemos, cuestionamiento de las libertades democráticas y seguramente, un enfrentamiento directo contra una declaración de guerra anti-obrera y anti-popular como la de Milei. La garantía de voto útil como activo para enfrentar lo que se viene en las calles, es fortalecer a la izquierda. Más que preocuparse, hay que organizarse y activar.
10) Revulsivo social, incentivo político: hacer algo es militar.
Las claves del próximo período en este país, van a pasar necesariamente por dos cuestiones centrales:
. Por un lado, si independientemente de quién gane la elección presidencial, ante el escenario de ajuste y represión, en co-gobierno con el FMI, hay una respuesta callejera del movimiento obrero y los sectores populares. Es decir: si más allá de las urnas, habla la calle.
. Por otro lado, el segundo factor va a ser cuánto podamos avanzar en el fortalecimiento político y orgánico de una alternativa revolucionaria que avance en su implantación en más lugares de trabajo, facultades, profesorados, colegios y barriadas. Expandir esa capilaridad social con militancia socialista que contribuya a la organización popular, es más crucial que nunca.
Por esto, nuestra campaña militante hacia octubre en todo el país tiene un eje que es luchar por fortalecer electoralmente al FIT-Unidad, pero en paralelo y más todavía, es lograr sumar más y más militantes a la tarea de prepararnos para lo que se viene al otro día del escrutinio. Socialmente el cimbronazo sorpresivo de las PASO, instaló un estado de deliberación política grandioso, positivo. Hay avidez por explicarse, por entender, y angustia y ganas de hacer. Por eso, nuestros locales en todo el país los sindicatos amigos, las facultades, nuestros comedores y merenderos, las plazas, todo tiene que servir para impulsar charlas, reuniones abiertas, encuentros o asambleas para discutir todo esto. Y fundamentalmente, para concretar una necesidad: más organización y militancia.