Los últimos días han sido escenario de más peleas entre los candidatos a presidente de la oposición de derecha. Ya se habían generado temblores ante los anuncios de acuerdos con Macri en Córdoba y otros lugares. En esta oportunidad, la escalada se desató por la foto que el senador radical por Jujuy Gerardo Morales se sacó hace unos días con Sergio Massa. Para meter más leña al fuego, Morales afirmó: «si hay alguien que no puede cuestionarme es (Julio) Cobos». Cobos respondió: «siempre estuvimos enfrentados…».
Para evitar que la temperatura siguiera subiendo, Sanz y Cobos hicieron una cumbre de emergencia. Allí, luego de dos horas, acordaron que en las provincias que donde no se vote junto con las elecciones presidenciales, los candidatos de la UCR «podrán ser apoyados por distintas fuerzas». En concreto, donde se vote separado se aceptaron alianzas con Massa y el PRO.
El otro costado de esta disputa es la batalla que existe entre el dirigente del Frente Renovador y Mauricio Macri. Ambos buscan quedarse con los votos del radicalismo y también sumar un poco de estructura para su proyecto presidencial. No son peleas ‘a muerte’. En público, el PRO afirma que no van a apoyar candidatos radicales a los que apoye Massa, pero ambos sectores publicitaron su apoyo al santacruceño Eduardo Costa. También a la intendenta radical de Resistencia, Aída Ayala. En Catamarca, hay acuerdo entre Macri y el ex gobernador Eduardo Brizuela de Moral, pero Raúl Jalil, intendente de la capital y referente massista, podría ser su candidato a vice.
Con todos estos movimientos, el pretendido perfil progresista del FA-UNEN, ha dado lugar a los verdaderos intereses de sus creadores. «Si no conseguimos un candidato, UNEN corre riesgo de disolverse», dijo Aguad, dirigente radical de Córdoba, donde ya se avanzó en un acuerdo con el PRO, la Coalición Cívica y el Frente Cívico. «Antes de fin de año hay que armar una fórmula para ser competitivo…Yo armaría la fórmula Cobos-Binner, es muy competitiva». Bordean el ridículo las afirmaciones de Pino Solanas, señalando que en el espacio no había lugar para la derecha.
El kirchnerismo también está en la misma dinámica. Hay candidatos para todos los gustos Scioli, Alicia Kirchner, Uribarri, Randazzo…y hasta con Máximo Kirchner se ha especulado luego de su debut en el estadio de Argentinos Juniors. Hay encuestas que miden a Berni, apostando a su discurso xenófobo para disputar electorado de Massa y Macri. Y van a aparecer más, varios más.
Cada uno de estos movimientos será continuado por nuevas apariciones, gestos, fotos, frases indirectas o directas desde ahora a la elección. Pero no es lo importante para el análisis.
Lo que sobresale es la decisión de todos estos referentes, sean oficialistas u opositores, de armar espacios con cualquiera que tenga algunos votos o estructura para ofrecer.
No hay programas de gobierno, soluciones a los problemas concretos como los despidos, la pobreza, la falta de vivienda, el abandono que sufren la salud y educación pública, que siguen existiendo gobierno tras gobierno. Lo único que importa es amontonar votos y aparato para tener la manija del país. Y llenarse los bolsillos con sus empresarios amigos, mientras el país se desangra. Hace falta terminar con estos proyectos políticos que vienen gobernando y siempre han llevado a grandes frustraciones a los sectores que honestamente los apoyaron.
Día tras día se ve que la situación va de mal en peor. Y para salir de esta crisis, hay que hacer cambios de fondo, tocar los grandes intereses que se vienen beneficiando con el ajuste, el saqueo y la corrupción. Pero ninguno de estos candidatos va a solucionar las cosas. Ellos se ofrecen como garantes de la continuidad. Solo se pelean para ver quién se queda con la mejor parte del negocio.
Hay que fortalecer una alternativa donde los candidatos y las propuestas que defienden estén al servicio del pueblo. Una fuerza política que defienda los derechos sociales, de las mujeres, el medio ambiente; que proponga un modelo verdaderamente antiimperialista y anticapitalista, ecosocialista. Hay que hacer grande una nueva izquierda, unitaria y amplia, que se proponga como opción de gobierno.
Alejandro Bodart y Vilma Ripoll, nuestra fórmula presidencial, acompañados por los demás referentes en todo el país, encabezan la batalla del MST Nueva Izquierda para que este proyecto que tanto se necesita, sea una realidad.
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