Por un fin de año sin hambre y con trabajo

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Como ya nos tienen acostumbrados, Cristina, Kicillof, Capitanich y otros vienen desde hace un mes intentando convencernos que la crisis económica, si bien persiste, está en vías de encaminarse o de reducir sus efectos sobre los trabajadores y el pueblo. Ni hablar de la burocracia sindical, apenas le tiraron el hueso de la excepción del impuesto a las ganancias sobre el aguinaldo, levantó el paro prometido y lo pasó para mejor oportunidad.

Un discurso alejado de la realidad de millones de trabajadores

Los principales argumentos que esgrime el gobierno son: 1) que el dólar blue bajó más del 17% con respecto a su pico máximo; 2) que esto trae aparejado una menor expectativa de devaluación lo que a su vez bajaría las inflacionarias; 3) que la inflación en concreto se está desacelerando y hablan de un 24% anual, incluso ya se atreven a presagiar un 2015 con menor inflación aún; 4) que existe una leve pero sostenida elevación de las reservas del BCRA que estarían superando los U$S 29.000 millones y 5) que esta mejora en las condiciones económicas fue lo que hizo posible la “concesión” de Cristina de no aplicar el descuento de ganancias a los aguinaldos de hasta $ 35.000.
Los objetivos de toda esta argumentación son: 1) llevar tranquilidad a las masas, tratando de convencerlas que no se movilicen a fin de año, ya que a las puertas de un 2015 plagado de elecciones, imágenes navideñas de movilizaciones y saqueos repercutiría directamente sobre sus posibilidades electorales y 2) instalar previo a las paritarias de inicio del año, que los trabajadores tenemos que conformarnos con un techo menor porque todo se está arreglando incluyendo la inflación, para lo que esperan contar con la colaboración de la burocracia sindical.
Por su parte todo el arco opositor burgués tradicional comparte en un todo estos objetivos del gobierno, ya que si bien quisieran que producto de movilizaciones o reclamos callejeros el gobierno acelerara su desgaste, de ninguna manera se arriesgan a jugar con el fuego que significan las masas en la calle, las que más temprano que tarde se volverían sobre ellos mismos. Esto es así porque desde esta oposición no sale ninguna idea o plan alternativo para los sectores populares que no sea más ajuste a través de sacar subsidios, devaluar el peso frente al dólar, ajustar el gasto público, etc. como reiteradamente vienen planteando. Es decir de lo que se quejan de Cristina es que no ajuste más y de manera más ortodoxa.

La realidad que vivimos todos

Lejos del discurso oficial, la realidad que vivimos los trabajadores este fin de año es abrumadora. Primero, porque la inflación real, la del supermercado, se situó este año entre el 36,5% y el 41% según diversas consultoras, de manera que perdimos entre un 8-10% de poder adquisitivo, pero ya hemos explicado que para los sectores más humildes esta caída ha sido mayor porque los salarios en negro aumentaron menos y los precios de los comestibles y productos básicos, principal consumo de este sector, aumentó muchísimo más superando el 60 y hasta el 100% en algunos casos. Y si las expectativas inflacionarias son a la baja es fundamentalmente porque se paró el consumo y la industria producto del menor poder adquisitivo de las masas y de la recesión del sector industrial, no porque se hayan controlado a los especuladores u otra medida a favor de frenar el alza de precios. Segundo, porque los trabajadores no compramos dólares ni bonos en baja, sino que seguimos pagando puntualmente y al contado el IVA, el más regresivo de los impuestos, que hace que desde el desocupado hasta el millonario paguen el mismo 21% cuando compran pan o soda y que es la principal fuente de ingreso tributario del gobierno. En tercer lugar, porque cuando ganamos un poco más nos sacan la plata con el mal llamado impuesto a las ganancias, que pagamos todos estos 11 meses, excepto el correspondiente al ½ sueldo que significa el aguinaldo y que lejos de ser una dádiva de Cristina, fue arrancado producto de la bronca que había por abajo, que llevó a que hasta el propio chupamedias de Caló tuviera que hablar de paro. Por último en lo que respecta a las reservas, los propios datos del BCRA desmienten al gobierno, de los 28.900 millones de dólares, sólo 10.000 son activos líquidos, el resto son: encajes bancarios (plata de otros bancos depositada como garantía en el Central), importaciones no pagadas, adelantos del FMI para estabilizar reservas, préstamos de China (que quiere asegurarse de cobrar lo que nos importa, ya que el balance comercial le favorece a ellos, entonces nos prestan…para que les paguemos).

Necesitamos un plan alternativo

Desde el MST – Nueva Izquierda desde hace tiempo venimos planteando la necesidad de un plan económico alternativo, que en esta coyuntura, donde se acerca una navidad y fin de año con más hambre, miseria, bajos salarios y recesión con sus suspensiones y despidos, se hace más urgente que nunca aplicar.
Decimos que hay que tomar medidas de emergencia, como suspender ya todo pago de la fraudulenta deuda externa que se lleva y llevará en el 2015 miles de millones de dólares. Eliminar el IVA a los productos de consumo popular y el impuesto al salario. Imponer grandes y progresivos impuestos a las grandes fortunas, las grandes ganancias, las propiedades ociosas y la renta financiera. Con esto sobraría la plata para aumentar los salarios y actualizarlos al ritmo de la inflación mientras se toman medidas de fondo para atacarlas como aplicar la Ley de Abastecimiento de manera real y controlada por el pueblo. Sobraría también para aumentar las partidas de salud, educación y vivienda, que a esta altura del año ya no tienen un peso.
Pero para aplicar este plan, no podemos esperar nada de un cambio de rumbo del gobierno, mucho menos de la oposición que, como dijimos, comparte que la crisis la paguemos siempre nosotros. Tenemos que poner en pie una alternativa amplia y unitaria de gobierno desde la izquierda política y social que garantice su aplicación.

Lo que se viene para el 2015

Como ya explicamos más arriba, el gobierno trata de introducir la idea que lo peor de la crisis ya pasó, que está encaminada y que de a poco, vamos a ir saliendo. Nuestra opinión es contraria a esto, por lo menos para los sectores medios y populares. No vemos posibilidades concretas de que los capitalistas salgan de su crisis sino la descargan sobre un sector importante de las masas, lo que en términos vulgares llamamos más ajuste. Veamos por qué.
En primer lugar, porque el contexto internacional sigue siendo de crisis. La caída del precio del petróleo, si bien responde a múltiples factores geopolíticos, maniobras del imperialismo, etc., se debe principalmente a que hay una retracción de la economía mundial, de la cual Argentina es muy dependiente. Europa sigue estancada cuando no en recesión, en el último mes China volvió a presentar dudas sobre su crecimiento y EEUU, que había anunciado hace poco que dejaría de inyectar dólares para estímulo económico, acaba ahora de anunciar que aumentará la tasa de interés (precisamente para atraer capitales y volcarlos a la economía). Brasil, nuestro principal destino de exportaciones sigue en crisis y así podríamos seguir.
En segundo lugar todos los datos de la macroeconomía son desalentadores, cae la producción industrial, caen las ventas minoristas (aunque en una aparente paradoja siguen aumentando sus precios), cierran negocios y se complica la situación de las Pymes que son las que en volumen más empleo generan. En este último año se han perdido miles de puestos de trabajo y no se han generado nuevos empleos. ¿De qué sirve que baje un par de puntos la inflación (una vez que ya nos robaron el 10-20%) si esto es consecuencia de que ya no podemos comprar casi nada, o directamente es obra de las suspensiones y despidos?
En tercer lugar, sigue presente para 2015 el cáncer que nos ha estado comiendo por décadas y al contado estos últimos 12 años: la decisión gubernamental es seguir pagando y pagando la fraudulenta deuda externa, que para el 2015 supera en vencimientos los U$S 17.000 millones sólo en los compromisos ya acordados, sin contar lo que se agregará de fondos buitre, pago del swap a China, Club de París y el nuevo bono que está emitiendo el BCRA esta misma semana. Es decir, la lógica sigue siendo endeudarse (ahora a tasas cada vez más altas que superan el 10% anual cuando en el mundo la tasa oscila entre el 3-4%).
Por estas razones explicitadas y otras, es que no vemos como más probable que “estemos saliendo de la crisis”, sino más bien que se siga profundizando. El gobierno y la oposición tradicional lo saben y acuerdan en engañar para ver si pueden lograr una vez más, hacernos pagar la crisis a los trabajadores y el pueblo. Ponen paños frios para intentar canalizar la bronca hacia las elecciones de octubre y cuentan con la complicidad de la burocracia sindical. Tenemos que prepararnos entonces para enfrentar el ajuste que se viene.

Gerardo Uceda

inflacionGU


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