Actos del MST en todo el país: 1º de Mayo, obrero y socialista

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A raíz del absurdo paro del transporte en feriado, la mayoría de nuestros actos del 1º de Mayo los llevamos a cabo el martes 30. El principal fue en Congreso y los hubo en todo el país. En Salta y Santa Cruz fueron actos unitarios de toda la izquierda. Lo mismo en Neuquén, junto a Cerámica Neuquén. En el acto central en Congreso, con miles de trabajadores, mujeres y jóvenes, dieron su saludo y agradecieron el apoyo de nuestro partido familiares de los choferes platenses liberados hace pocos días y trabajadores de Clarín que enfrentan 65 despidos. También se escuchó un emotivo saludo que nos hizo llegar la compañera Zuleika Matamoros, dirigente de nuestro partido hermano en Venezuela, Marea Socialista. Abrió el acto Alejandro Bodart, luego hablaron Vilma Ripoll y Guillermo Pacagnini y cerró con fuerza Cele Fierro. Extractamos algunos de sus conceptos.

Alejandro Bodart: «El capitalismo es un sistema agotado»

Quiero empezar repudiando la nueva intentona golpista del imperialismo yanqui a través de sus títeres en Venezuela. Y somos muy críticos del gobierno de Maduro, porque si allí ganó peso la derecha se debe a las medidas que tomó la burocracia que se adueñó del poder. Llamamos a la izquierda y los sectores clasistas y combativos de Venezuela a enfrentar las intentonas golpistas y también a organizarnos para enfrentar a esa burocracia.

El capitalismo es un sistema mundial que no tiene nada para ofrecerles a los trabajadores y los pueblos. Un sistema agotado, que si no ha desaparecido fue por las traiciones por parte de direcciones que tuvieron la oportunidad de derrotarlo y, lejos de ello, se unieron a las fuerzas que lo defienden. Es necesario derrotarlo si queremos que la enorme riqueza de nuestros países se utilice para garantizar una vida digna para todos. Y es posible, porque sobran riquezas. Pero el capitalismo las concentra en el 1% de la población, mientras el 99% restante vive cada vez peor.
Pero no les está yendo bien a los capitalistas. Hace unos años habían pronosticado que el capitalismo se iba para arriba. Pero está pasando por una crisis tremenda. En 2008 explotó una burbuja, porque para hacer ganancias rápidas sacan el capital de las fábricas y se dedican a la timba financiera. Pero dura poco. Se está inflando una nueva burbuja, que todos pronostican que en cualquier momento puede explotar. La explicación de estas crisis recurrentes tiene que ver con que no logran que los trabajadores dejen de luchar. Para mantener su tasa de ganancia, necesitan llevarnos casi a la esclavitud. Y como los trabajadores resisten y los enfrentan, no lo logran.

Hace unos años se cayeron como moscas dictaduras tremendas en los países del norte de África. La burguesía pronosticó que fue sólo un momento. En algunos países volvieron dictadores. Pero hace menos de un mes las masas de Argelia y Sudán tiraron a patadas a los gobiernos que tenían desde hace décadas. Y a los nuevos gobiernos, que trataron de mostrarse como distintos, la gente ya les picó el boleto y la movilización sigue. Otro ejemplo tremendo es lo de Francia. Hace meses que todos los sábados en las grandes ciudades los chalecos amarillos se movilizan. Les han dado todos los reclamos que pedían, pero siguen luchando. Se dieron cuenta que el problema es que si no voltean a Macron, si no van contra el régimen, mañana les van a sacar lo que lograron con la lucha. Y la movilización de las mujeres no sólo es por uno o dos derechos puntuales: las jóvenes, las trabajadoras, han dicho basta y se dan cuenta que el problema es el sistema.

Hay un debate metido desde arriba para que no tengamos conciencia de los problemas, para que no podamos enfrentar y decidir sobre nuestro futuro. Siempre se intenta fortalecer al enemigo para que creamos que no vale la pena luchar, que las cosas no van a cambiar. Sin lucha no hay ninguna posibilidad. Pero nos dicen que el mundo gira a la derecha e intentan desmoralizarnos. Y es cierto que surgen personajes nefastos. Pero no dicen dos cosas. Una es que allí donde surgen, antes la gente miró a la izquierda. Antes de Bolsonaro la gente apostó a Lula, antes de Macri la gente apostó a los Kirchner. La gente se decepcionó con variantes que decían ser de izquierda, pero no lo eran. Y buscan lo que tienen a mano. Pero que voten a estos personajes no es que se fortalecen automáticamente: tienen que derrotar a los trabajadores. ¿Y qué pasa? Bolsonaro, que era la esperanza blanca de la derecha, que venía a arrasar con todo, es el presidente que más rápido perdió apoyo popular en la historia de Brasil.

Pero ojo, las derechas van a caer como moscas. Trump, el jefe de la derecha mundial, en todas las encuestas dicen que si Bernie Sanders con un programa socialista fuera el candidato, le gana. Los mismos centros imperialistas, preocupados, difunden que el 52% de los jóvenes de 18 a 29 años en Estados Unidos opinan que el capitalismo no va más, que la salida tiene que venir por izquierda y se definen como socialistas.

Lo que prima en el mundo no es giro a la derecha, sino polarización social, crisis económica sin salida. Hay un mundo abierto. La tarea es construir alternativas que disputen a la derecha y al falso progresismo. El problema de la humanidad es el problema de su dirección revolucionaria.

Vamos a un evento en Barcelona donde nos vamos a juntar dirigentes y compañeros de distintos países para conformar una nueva organización internacional. No hay salida nacional. Los poderes que enfrentamos son multinacionales: el FMI, el Banco Mundial, las corporaciones, no tienen fronteras. Tienen a los gobiernos y las iglesias. Los trabajadores necesitamos también una dirección internacional para derrotarlos, por eso nos vamos a juntar para iniciar ese proceso. Nuestra estrategia es la construcción de partidos revolucionarios. El mundo sólo va a salir de la situación actual si nos insurreccionamos en los países, si hacemos revoluciones, si peleamos por gobiernos de los trabajadores y el pueblo, por el socialismo. Y estamos contentos, porque cada mes nos contactamos con un nuevo grupo, por ejemplo de Australia, el Líbano o Ucrania.

La salida sólo vendrá de la mano de los trabajadores mismos. Unidos podemos hacer cualquier cosa. No nos dejemos engañar con que somos débiles. Unámonos detrás de un proyecto político y el futuro será nuestro.

Vilma Ripoll: «Vidal es igual a Macri, pero con cara de yo no fui»

Estamos en medio de una crisis impresionante y los capitalistas discuten una salida política. Y entonces formulan esto del plan V: quieren poner a Vidal como candidata a presidenta porque Macri baja y baja en las encuestas. Pero es el plan de ellos, no el nuestro. Todo lo contrario. Porque Vidal no es Heidi: es igual a Macri, pero con cara de «yo no fui». Cada uno lo sufre en carne propia en su laburo, en su barrio, en el transporte, en la escuela. Y su ajuste es el mismo que aplica Macri. La pobreza, los despidos y suspensiones, todos los días cierra otro pequeño negocio. Pasa en las escuelas, con la salud pública. Pasa con los femicidios y el aborto clandestino, porque Vidal es celeste. A los jóvenes les manda las razzias de la Bonaerense y el gatillo fácil. Y además reprime a los que luchan, como a los compañeros de la Línea Este.

Pero si Vidal logró votar su Presupuesto 2019, que es del FMI, y un endeudamiento por 87 mil millones de pesos, fue porque le puso los votos el massismo, el PJ y hasta el kirchnerismo. Al igual que Macri en el Congreso, Vidal no tiene mayoría en el Senado ni en Diputados de la Provincia. Pero tiene cómplices. Por eso ni plan A con Macri, ni plan V con Vidal ni candidatos del peronismo: la única salida favorable para los trabajadores, las mujeres y los jóvenes es la unidad de la izquierda. Ésa es la propuesta del MST y vamos a seguir peleando por ella.

Guillermo Pacagnini: «Terminar con la burocracia sindical y su modelo»

En las luchas, lugares de trabajo, reuniones de activistas, siempre surge una pregunta: ¿cómo puede ser que con tamaño ataque esto no explotó? Hay una recesión tremenda y el gobierno no fue a fondo… Pero el elemento fundamental son las direcciones que vienen sosteniendo al gobierno: esas que dicen no se puede, es muy difícil, hay que ir de a poco… O culpan a les trabajadores: no da, somos pocos. O los que dicen esto se cambia en las urnas: posan de progresistas y vienen a decir: echar a Macri, pero en octubre.

Tenemos que pelear por ganar las luchas, por desalojar de los sindicatos y centrales a la repodrida burocracia y por terminar con este modelo que transformó a los sindicatos en cáscaras vacías o agencias del Ministerio de Trabajo. Estamos por que les trabajadores se organicen como quieran. Por la más plena democracia sindical y que en las asambleas la base decida todo. Por la libertad de expresión de todas las corrientes. Por un modelo sin privilegios ni dirigentes entronizados hace décadas: dos mandatos y a trabajar. Y también por un modelo sindical con perspectiva de género: que las mujeres y disidencias, en forma proporcional, estén en los organismos sindicales.

Cele Fierro: «Macri y el FMI se tienen que ir»

El salto en la crisis del país y del modelo macrista ya no se puede ocultar. No se aguanta más. El gobierno tomó algunas medidas para paliar la situación. Pero el pueblo ya no le cree, porque ese «pacto de caballeros» se rompió antes de nacer y hoy aumentan de nuevo los combustibles. Tampoco le creen sus socios internacionales y nacionales: no confían que pueda seguir ajustando ni que gane en octubre. En este marco crece la bronca popular, pese al rol traidor de la burocracia.

Nuestra tarea es acompañar y apoyar cada lucha porque sólo así se puede derrotar al gobierno. Y plantear que se tiene que ir, pero ahora y no esperar hasta octubre o diciembre. Lo antidemocrático es que siga. Un día más de este gobierno es más pobreza, desocupación y entrega.

Por eso se tiene que ir, adelantar las elecciones y que sean a una Asamblea Constituyente libre y soberana. Esta democracia burguesa es antidemocrática: nos venden que tenemos que votar cada dos o cuatro años y después aguantar.

Y tampoco son alternativa las vertientes del PJ: son cómplices del gobierno. Sus diputados y senadores le votaron las leyes clave. Y sus gobernadoras y gobernadores le firmaron el pacto fiscal, que traslada el plan de ajuste nacional a las provincias.

Tampoco son alternativa los que se pasean diciendo que van a pagar y cumplir con el FMI. Como Kicillof, que tranquiliza a los referentes del Fondo porque si ellos vuelven a gobernar no van a sacar los pies del plato. Y Cristina, que en su nuevo libro deja claro que su proyecto es de unidad con los mismos que le votan las leyes a Macri, los que ajustan en las provincias y la burocracia sindical traidora. Mienten cuando dicen que van a mejorar la situación. Acá hay que poner blanco sobre negro: FMI sí o no, pagar la deuda externa o no pagar.

Desde el MST decimos con claridad: no pagar la deuda y romper el acuerdo con el FMI. Dar vuelta todo con la movilización del pueblo. No hay soluciones si no nacionalizamos la banca y el comercio exterior, si no estatizamos los servicios públicos, sino prohibimos las subas de precios y se castiga a quienes no cumplen, si no hay un verdadero plan de obras públicas y por ley se prohíben los despidos. Hay que echar a las corporaciones que nos contaminan y saquean.

Nuestro proyecto político feminista y disidente también exige presupuesto real para la ley anti-violencia de género, implementar la ESI, aborto legal, separación de la Iglesia y el Estado. Y que sea nuestra clase, las trabajadoras y trabajadores, los que estemos en el gobierno.

Para dar fuerza a estas propuestas y terminar con la falsa polarización hay que unir a toda la izquierda anticapitalista, obrera y socialista. Y el FIT tiene que dejar de perder el tiempo. Quiero invitar a cada una y cada uno de los presentes a seguir haciendo grande a nuestro partido, porque para los desafíos y las batallas que se vienen necesitamos un partido sólido, aguerrido, que se enfrente a cada obstáculo; necesitamos fortalecer este partido clasista, obrero, anticapitalista, feminista e internacionalista que es nuestro querido MST.

 

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