En cuarentena

Spread the love

Pandemia: el COVID-19 o coronavirus se extiende por el planeta y comenzaría a ser controlado en China, país en el que tuvo su origen. Con cientos de miles de contagiados y varios miles de muertos, la enfermedad ha golpeado con fuerza a países como China, Italia, España, Francia y EEUU. Caída de las bolsas y colapso económico, cierre de fronteras, cuarentenas y Estados de excepción, despliegues de fuerzas de “seguridad” y una difusión masiva de recomendaciones por todos los canales de comunicación son la característica de estos días. Desde los gobiernos y las fabricas informativas del sistema, se reproducen los mensajes de alarma y se alienta el aislamiento. Mostrando una vez más que el Estado capitalista, en tiempos de paz o de crisis, solo puede funcionar mediante la coerción de las mayorías.

La enfermedad es una realidad y un peligro concreto para millones de personas y es también una alarma de las condiciones a la que está sometiendo al mundo el capitalismo imperialista, si tomamos esta alarma como un síntoma y lo colocamos en contexto de otros “síntomas” como la crisis económica, climática, social, etc. Encontraremos los indicios de la verdadera enfermedad.

El cuento del apocalipsis: gobiernos, corporaciones y “comunicadores” presentan el desarrollo de la enfermedad poco más que como una especie de castigo divino, sin embargo, quienes desde siempre explicamos la profundidad del peligro que representa el capitalismo nos atrevemos a plantear otra perspectiva. ¿Qué esperaban? Con el violento modo de producción que sistemáticamente degrada el ambiente y la salud de las personas, qué esperaban con la expulsión de millones a modos de vida completamente marginales, sin acceso a los servicios básicos, con alimentación deficiente y contaminada, con expulsiones masivas de población, con sistemas de salud y educación desmantelados, desfinanciados y atravesados por concepciones religiosas y anti-científicas, con millones de trabajadores con salarios miserables. Una consecuencia de las políticas de “austeridad” y ajuste.

El gobierno argentino no es la excepción a este criterio de intentar propagandizar la idea de que los mismos que generaron esta catástrofe serán quienes logren sacarnos de ella.

La deuda o la vida: finalmente, la pandemia colocó con la fuerza de la tragedia lo que desde la izquierda señalamos una y otra vez, el modelo del capitalismo imperialista, del cual la deuda externa es un mecanismo privilegiado, nos lleva a la barbarie.

La deuda o la vida es una disyuntiva que pasó de recurso literario a realidad violenta. ¿O es que acaso se puede creer que, sin volcar cantidades de recursos al sistema de salud, a la contención social a la protección de los derechos de los trabajadores y trabajadores será posible enfrentar en serio la situación? Y esos recursos hoy están atados al destino de la deuda y la negociación que, por teleconferencia, lleva adelante en plena crisis el gobierno con los bonistas y el fondo.
Pero el gobierno de Fernández y el Frente de Todos lejos están de avanzar en este sentido, mantienen las negociaciones para el pago de la deuda mientras lanzan un pool de medidas inconexas que no van a tocar los intereses de fondo de laboratorios, clínicas privadas y demás sectores de poder que aprovechan la pandemia para remarcar precios de productos y servicios básicos para el cuidado. Sus medidas tampoco asisten a enormes franjas de la población que están en negro o precarizadas y las que lo hacen lo hacen de manera deficiente, un ejemplo puntual es el de las tareas de cuidado, que sin respuesta desde el Estado profundizan su carga fundamentalmente sobre las mujeres.

Detrás del telón del virus, se profundiza la crisis. Mientras se pone al país en cuarentena, los indicadores de la crisis pegan un salto. El nuevo crack mundial y la pandemia agravan la crisis económica doméstica sostienen la inflación licuando los ingresos populares, incentiva la recesión con su secuela de despidos y suspensiones y son la excusa perfecta para el gobierno que quiere el camino allanado para cerrar con el FMI y los bonistas, profundizar el ajuste y ensayar reformas estructurales reaccionarias como la previsional. Con este marco económico, se disipa el verso de “crecer para pagar” y obliga al gobierno a empezar a desnudar la verdadera cara de la realidad, que marca un horizonte de recortes trabajadores, sectores medios y populares. La excusa del virus, de paso, les viene como anillo al dedo para decretar la “suspensión” de asambleas y movilizaciones.

A la pandemia capitalista, medicina anticapitalista: los temas mencionados en esta editorial serán desarrollados en las páginas de este nuevo número de Alternativa Socialista, pero no queremos dejar de señalar que esta pandemia expone al máximo la podredumbre de las instituciones y los partidos del régimen, que bajo el manto de la solidaridad y la “responsabilidad” actúan contra los intereses de las mayorías. Ya señalamos el papel del gobierno y los partidos, podríamos agregar a la burocracia sindical, que aprovecho la volada para esconder todos los reclamos de los trabajadores y desarticular las medidas de fuerza.

Frente a esto desde la izquierda levantamos un programa que parte de medidas urgentes frente a la situación, analiza las responsabilidades políticas de la misma y levanta una salida con la mirada puesta en las mayorías y no en las ganancias de los poderosos. Te invitamos a que lo conozcas y nos ayudes a difundirlo, la cuarentena no durará para siempre, preparemos en estos días las peleas que se vienen.

 


Publicado

en

por

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *