Guernica colocó el debate. La propiedad privada y los privados de propiedad

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El debate de la propiedad privada estuvo presente hasta días después del brutal desalojo en Guernica. Poder analizar y debatir la propiedad privada y cómo es defendida por los capitalistas es el objetivo de estas líneas. 

Escribe: Cele Fierro

La defensa de la propiedad privada está en la agenda del oficialismo y la oposición, pero la defensa de la propiedad de los ricos, de los poderosos, de quienes viven de hacer negociados y explotar a las y los trabajadores, mientras que para las y los desposeídos que reclaman derechos elementales solo va quedando represión.

Lo primero e importante es entender que, cuando hablamos de propiedad privada, la cual proponemos socializar y ponerla al servicio de las mayorías, nos referimos a los medios de producción que hoy están en manos de una minoría parásita. Es decir, las tierras, las fábricas, los principales resortes de la economía que están con el objetivo, excluyente, de la ganancia de los capitalistas, proponemos que sean puestos bajo la órbita del Estado, para la organización y planificación democrática de la producción, con el objetivo de satisfacer las necesidades y garantizar los derechos de la población, a través de una relación armónica con la naturaleza.

¿Es irrestricto el derecho de propiedad privada?

La propia ley burguesa ha tenido, por ejemplo, en nuestro país con la Constitución de 1949, la definición: “función social de la propiedad”, que limita el carácter absoluto de la propiedad y lo sujeta al concepto de bien común. Es decir que su utilidad y su distribución tienen que estar puestas bajo su función social. En nuestro país esto se suprimió con la dictadura de Aramburu. Pero a saber, en la Constitución nacional burguesa vigente, la propiedad privada no es un derecho absoluto, sino que es relativo: se puede expropiar por causa de utilidad pública. Y este punto es interesante para plantear, ¿cuál es la prioridad? ¿La propiedad privada de un puñado de ricos o los derechos y las necesidades de los sectores más vulnerables?
Solo por usar los dos ejemplos más discutidos estos días. Guernica: miles de familias reclamando que se garantice el derecho a la vivienda digna, tierras que están improductivas por más de 30 años y los “propietarios” flojos de papeles pero la justicia, el gobierno y por supuesto la policía, avanzaron sobre las casillas, avanzaron y destruyeron lo poco que tenían las familias.

En el caso de los Etchevehere, esa disputa mediática por la herencia, es bueno también preguntarse ¿cómo llegaron a su poder esas tierras? Cuando hablamos de la apropiación, usurpación, y despojo podemos entender un poco más de cómo los Etchevehere y tantos otros terratenientes son lo que son. Los terrenos en disputa eran hectáreas de la escuela técnica, negociado por chauchas y palitos con el beneplácito del gobierno peronista de Entre Ríos. Es un hecho que, con el apoyo de los gobiernos, la oposición de derecha y la justicia, el sistema protege la violación del principio de función social de la propiedad.

Propietarios por saqueo, desposesión y despojo

En nuestro país la propiedad privada se construyó en base al exterminio de pueblos originarios, el despojo a campesinos, todo supervisado y garantizado por las fuerzas armadas. El despojo y la desposesión violenta de pueblos que tenían como criterio que las tierras son un bien común de toda la nación, está en el origen del capitalismo como sistema. Y que esta oligarquía como la de los Etchevehere, los Braun, los Peña, los Bullrich, se apropió transformando ese bien común en un patrimonio privado, defendido por el Estado capitalista.

Es el mismo Estado que sigue violando derechos a los pueblos originarios, el mismo que no le garantiza los derechos más elementales a la mayoría como por ejemplo una vivienda digna, es el mismo que cedió más de 18 mil inmuebles a la Iglesia Católica, el predio a la Sociedad Rural, a la UCA, al grupo Clarín, o en el caso de Lewis que está denunciado por apropiación del Lago Escondido, un Estado cómplice, o que mira para otro lado.

Como demostraron Marx y Engels, hace más de 170 años, la propiedad privada de la burguesía es resultado de la falta de propiedad del 90% de la población. Y en los tiempos actuales la concentración del capital es cada vez más grande, cada vez está en menos manos. Mientras que quienes menos tenemos, tenemos cada vez menos y somos cada vez más. Solo para tener un dato, en nuestro continente, en promedio el 1% de los propietarios posee el 51% de los territorios.

Propiedad privada o derecho social

Es por esto que las y los socialistas decimos con claridad ¡antes que la propiedad capitalista, las necesidades sociales! Defendemos el derecho social a la tierra y a la vivienda por sobre la propiedad privada. No se puede seguir privilegiando a quienes privan de trabajo, de salario, de jubilación, de salud, de educación, de vivienda, de dignidad, de ambiente sano, de futuro y de toda propiedad a las grandes mayorías populares.
En los marcos de este sistema, el mismo que ha agudizado la brecha entre los más tienen con los que no tienen nada, el que se beneficia de la explotación, de la opresión; de este sistema y de sus defensores, hasta de aquellos que proponen reformas, no se puede esperar nada positivo. Por eso es que los socialistas luchamos, precisamente para que los trabajadores tengamos acceso a la riqueza social, de la que somos productores, y al uso de los bienes comunes. Riqueza y bienes que hoy se la apropia un puñado.

Es por esto que defendemos que las tierras, las industrias, los principales resortes de la economía sean consideradas desde su función social, y no en beneficio de los privados. Hay que avanzar en una reforma agraria integral, agroecológica, como el primer paso para terminar con la concentración de la tierra y avanzar hacia un modelo productivo donde se prohíba toda técnica extractiva, que hoy prioriza el saqueo mientras nos envenena y contamina. Avanzar en que las decisiones sean tomadas de forma democrática, donde sean las comunidades quienes decidan qué se produce, cómo se hace y que esa producción sea para garantizar los derechos a las mayorías. Que la tierra sea para quien la trabaja, que se devuelva su capacidad productiva y no se la agote con el monocultivo, que no la destruyan con los desmontes y con las quemas y los agrotóxicos.

La realidad es que esto choca directamente con la propiedad privada tal y como la defiende el sistema. Por eso, es urgente avanzar con la expropiación y declarar de utilidad social y comunitaria todas las tierras usurpadas por los terratenientes y lobistas mediante estafas o apropiación de terrenos fiscales e islas.

Pero además de las tierras, para tener toda la economía y la producción orientadas por las necesidades de las mayorías, también hay que discutir la propiedad y la producción de las grandes industrias estratégicas y de la producción de energía. Hay que sacar de las manos privadas el control del comercio exterior, y definir lo que se exporta y lo que se importa debe estar en función del plan democráticamente elaborado. Todo el sistema bancario tiene que ser estatizado para que el crédito no sea destinado a la especulación y esté al servicio de financiar la producción y las necesidades sociales. Todas medidas transicionales, en el camino de la lucha por una sociedad socialista, igualitaria. Donde no existan privados de sus derechos más elementales.

Ninguna de las fuerzas gobernantes, por más que discursivamente quieran parecer de izquierda, populares, como ha quedado demostrado defienden los intereses de los grandes grupos económicos, actúan dando señales a esos sectores, lo que termina yendo en contra de 99%. Por eso tenemos que organizarnos, para que seamos las y los trabajadores quienes gobernemos, a favor de las mayorías.

 


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