Avanza la clase obrera en la revolución nacional democrática

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El Proceso de liberación nacional de Catalunya ya se ha definido como una revolución nacional democrática. Los países catalanes están formados por: Catalunya, Valencia, Alicante, Islas Baleares (Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera) Andorra, Vall de Aran, Catalunya Norte (bajo control de Francia) y la Franja de Ponent, territorio catalán traspasado a Aragón por Franco. Son 12 millones de personas que hablan o entienden catalán. Diferentes territorios de la milenaria nación catalana, derrotada por España en 1714 y repartida entre los estados francés y español.
En estos casi 300 años, la sociedad catalana siempre ha reclamado su condición de nación diferente de España. Ahora, en una etapa histórica marcada por la crisis del capitalismo neoliberal y el fracaso de la Unión Europea, este conflicto comienza a tener su salida por la vía de una revolución nacional democrática.

Los intentos de la burguesía catalana

Catalunya en particular, es el área española de mayor riqueza y desarrollo económico. La burguesía catalana siempre había apostado por una alianza con Madrid, hasta ahora. La crisis ha llevado a que los gobiernos tanto del PSOE como del PP lleven adelante una política re centralizadora y de estrangulamiento de la economía del país de Serrat y el Barça. Resultado de esto es que la economía de los catalanes se ha internacionalizado, ante la caída del mercado histórico español.
Esta combinación, más el aumento exponencial de la lucha de clases y la virulenta política españolista del PP, ha puesto en marcha un movimiento social que se plantea derrocar el poder español en Catalunya y reemplazarlo por una Republica Catalana Independiente, un nuevo estado de Europa (no de la Unión Europea, de entrada) que deberá surgir de una Asamblea Constituyente. Se trata de cambiar el régimen de gobierno en base a la movilización social en una lucha pacífica, pero revolucionaria.

La clase obrera y la política en las calles

Este proceso de movilización tuvo su punto culmine (que no último) el 11 de septiembre, Día Nacional de Catalunya en que se recuerda la caída de Barcelona ante las tropas españolas y se reivindica la nación. Ese día dos millones de personas tomaron la ciudad en la mayor manifestación de la historia. Una manifestación convocada y organizada por la Asamblea Nacional Catalana, (www.assemblea.cat), una entidad política no partidista, que en menos de un año ha afiliado a 21.000 personas. La masividad de la protesta, cuyo único lema era “Catalunya nuevo estado de Europa” hizo caer al gobierno del partido de la burguesía catalana, el derechista Convergencia y Unión, quien se vio obligado a convocar a elecciones anticipadas, para el 25 de noviembre, asumiendo que el único objetivo del gobierno que saldrá de estas elecciones será declarar la independencia de España.
El 14 de noviembre, ya en plena campaña electoral, se realizó la huelga general del sud de Europa contra la política de recortes del neoliberalismo controlado por Alemania y Francia. La primera huelga de la Federación Europea de Sindicatos. La del 14N ha sido la huelga más exitosa de los últimos 30 años. Sólo en la manifestación de Barcelona se calcularon entre 800.000 y un millón de manifestantes.

Huelga Catalana

Por primera vez, el pliego de reivindicaciones de la huelga incluyó una consigna diferente de la del resto de España, exceptuando Euskadi, que no participó en esta jornada de lucha, pues el sindicalismo vasco convocó otro día. La huelga incluyó la reivindicación del derecho a la Autodeterminación y la Independencia de Catalunya, en un acuerdo firmado por la ANC (Asamblea Nacional Catalana) y todos los sindicatos convocantes del 14N.
Participaron de la convocatoria y de las movilizaciones la poderosas Federaciones vecinales de Barcelona (presidida por un trotskista) y de Catalunya, la Unión de Agricultores, (Unió de Pagesos) que nuclea a pequeños y medianos empresarios del campo, y todos los sindicatos.

Un palazo a la derecha, apoyo masivo a la Independencia

El 25 de noviembre se produjo la elección más concurrida desde el comienzo del periodo constitucional: votó el 70 % de los electores (el voto no es obligatorio en España), cuando en la anterior elección la participación fue del 52 %. El partido burgués CyU, aunque asumió la consigna de la manifestación de la Asamblea Nacional Catalana, perdió 25 diputados y quedó a merced de una alianza para formar gobierno.
La izquierda en general se convirtió en la segunda fuerza política, Izquierda Republicana de Catalunya pasó de 11 a 23 diputados, Izquierda Unida aumentó en dos y entró por primera vez, la CUP, Candidatura de Unidad Popular, una organización declaradamente revolucionaria, socialista e independentista, aliada del independentismo vasco, sacó tres diputados. En las listas de Izquierda Unida entró el primer diputado trotskista, David Companyon, del Partido Obrero Revolucionario, integrado en IU.
La gente votó mayoritariamente a candidaturas que declaran como su objetivo la Independencia y retiró su apoyo a la derecha catalana, que pagó las consecuencias de su política seguidista del PP en recortes sociales y beneficios a la timba de los bancos. Por primera vez en la historia, tres cuartos del parlamento catalán es independentista.

El conflicto está servido, los contrincantes están preparándose

En el día que escribo este artículo, el gobierno del PP ha sacado una ley para eliminar el idioma catalán de las escuelas de Catalunya. Ya lo hizo en las Baleares. Tocar el idioma catalán es lo peor que pueden hacer y los del PP lo hacen para afirmar sus bases electorales derechistas y consolidar el proyecto neo fascista español. Esto ha lanzado a la lucha a todas las escuelas y universidades catalanas, no solo al estudiantado, no. A toda la comunidad educativa.
Este proceso político es del todo novedoso, se trata de una revolución nacional democrática en un país rico pero oprimido, con un proletariado en movilización creciente y una radicalización de las clases medias, hartas de la opresión cultural y del ahogo económico.
La independencia de Catalunya es un hecho del cual sólo se discute la fecha. La prueba de ello son las presiones groseras de Madrid para impedir que el parlamento Europeo declare que aceptará un estado catalán en el seno de la Unión.
Y todo esto se da al mismo tiempo que el referéndum pactado para la independencia de Escocia de el Reino Unido, de la victoria de los independentistas vascos, con el anuncio de la disolución de ETA marcando la agenda y la división de Bélgica.
La costa norte del Mediterráneo se está arrimando a la situación del sur, con las revoluciones árabes, con su estilo pacifico, pero no menos trascendente, con Grecia ardiendo y la lucha de clases desatada en el Viejo Continente. La crisis económica del capital europeo ya ha evolucionado a una crisis política. La independencia de cualquiera de estas naciones será el detonante. La caída del Euro es una opción. Y el eco de la crisis se llevará por delante muchas bolsas, planteando un reacomodamiento mundial. Es el momento en que los revolucionarios se planteen reconstruir las coordinaciones entre Europa, América y África.


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