El gobierno de Cristina, que insiste en rotularse como “nacional y popular” y defensor de la justicia social, va a pasar a la historia por ostentar el triste récord de cobrar un impuesto al salario para hacer caja. Con este recorte regresivo se pasó de 400.000 a más de dos millones de trabajadores a los que les meten las mano en el bolsillo de manera directa.
Hoy el umbral es de $ 5.782 para los trabajadores solteros y de $ 7.998 para los casados con dos hijos. Casi no hay sindicato que no reclame la modificación del mínimo no imponible. Nosotros, como la CTA encabezada por Pablo Micheli y en el sentido de las acciones nacionales realizadas en 2012, exigimos la eliminación lisa y llana de este indigno y ultra regresivo impuesto. Este es un punto de gran importancia porque incluso los aumentos salariales que se logren van a ser rápidamente licuados por la inflación, si no hay cláusulas gatillo de aumento cada tres meses y si no se elimina el brutal ataque al bolsillo de los trabajadores que implica el impuesto a las ganancias. La CGT y la CTA se vienen expresando y movilizando en el mismo sentido que es necesario continuar y profundizar. Hay que anular los impuestos al salario y al consumo popular, dejar de regalarle subsidios a las empresas y cobrar impuestos progresivos a los patrones y especuladores que se enriquecen a costa del esfuerzo del pueblo trabajador.