El ministro Randazzo, dijo sin ninguna vergüenza y sin ponerse colorado, que «el plan del gobierno nacional en materia de trasporte ferroviario, cuando esté concluído, iba a significar una verdadera revolución para los ferrocarriles». Antes, Cristina Kirchner anunció la compra directa de 409 unidades para el Mitre y el Sarmiento a la empresa china CSR. Y ayer la ministra de Industria y el secretario de Transporte anunciaron el reemplazo de 6.900 km de vías. Ante el colapso total del sistema de transporte, estas afirmaciones son verdaderamente, «un nuevo cuento chino».
Faltan 37 días para que se cumpla el primer aniversario de la tragedia de Once. Cuando a fines del 2012, acompañé a los familiares de Once que junto a los de Cromañón realizaron una actividad en Plaza de Mayo, tuve oportunidad de escuchar, por boca de padres, madres, hermanos e hijos de las víctimas, no solo el deplorable estado del ferrocarril Sarmiento, que todos conocemos, sino también como las promesas de cambiar los trenes y las estaciones, se fueron quedando solo en eso, falsas promesas.
Desde aquel 22 de febrero del 2012, cuando el tren 3772 del Sarmiento, chocó violentamente contra el Andén 2 de Once, dejando 51 muertos y más de 700 heridos, el ramal Moreno-Once nunca más volvió a funcionar según el cronograma de horarios de TBA primero, y de UGOMS después. El Mitre, que durante varios años tuvo un servicio más regular y coches en mejores condiciones, hoy compite con el Sarmiento en la carrera hacia el desastre, jalonada de descarrilamientos, incendios, atrasos, suspensiones y un servicio cada día más deficitario.
El gobierno nacional no puede seguir tapando con promesas y con mentiras, el colapso total del sistema de transporte ferroviario al que llevó el kirchnerismo. Mienten cuando afirman que se incorporaron 1.200 nuevos trabajadores a los talleres. Las incorporaciones que hubo son mucho menores, pactadas entre las empresas concesionarias y la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria. Y mientras pagamos sumas multimillonarias por vagones chinos, los talleres y fábricas argentinas que podrían construirlos, están desguazados y abandonadas. Cada vagón chino podría significar nuevos puestos de trabajo para nuestros jóvenes.
Ahora, apurados por el 22 de febrero, mandan a pintar los trenes de todas las líneas y agregarle el logo «transporte público», para lavarle la cara a un servicio que sigue siendo un desastre.
Recuperar el tren para el pueblo y reestatizarlo bajo control social
La política de destrucción del ferrocarril, inaugurada por Menem y seguida por los Kirchner, se basó en subsidios multimillonarios a las empresas concesionarias, que no invirtieron nada, se llenaron sus bolsillos y provocaron tragedias.
Esos subsidios millonarios no se invirtieron en cambiar las vías, ni en mejoras estructurales en las estaciones, ni en equipar los talleres ferroviarios que fueron un orgullo de nuestro país. No se usaron en renovar las unidades ni en recuperar los kilómetros de vías y los ramales cerrados en la década menemista. Lo que si hubo fue promesas y muchas mentiras. Todos recordamos a Néstor Kirchner sintiéndose Perón en los talleres tucumanos de Tafi Viejo, hoy abandonados. O en el primer viaje de «El Gran Capitán», que hoy no circula. O los anuncios de electrificación del San Martín o del soterramiento del Sarmiento. A Cristina hablando del «tren bala» o del primer y único viaje del tren binacional a Uruguay. Ahora descubren los K que el 80 u 85% de la carga se hace en camiones. ¿Donde vivieron estos 9 años? Y para colmo, el gobernador Buzzi de Chubut, quiere cerrar «La Trochita» que va a Esquel y despedir a todos sus trabajadores.
Para lograr un servicio ferroviario eficiente y de calidad; para recuperar los ferrocarriles como un servicio público esencial para nuestro pueblo, hay que terminar, de una vez y para siempre con las privatizaciones. Acabar con las empresas concesionarias corruptas, reestatizar todo el transporte ferroviario, de carga y pasajeros, reconstruir una red nacional de transporte ferroviario que una todo el país, y ponerlo bajo control de los trabajadores, los usuarios y los familiares de víctimas, que con su lucha tenaz lograron procesar a Jaime y Schiavi. Esta es la única salida, y no nuevos cuentos chinos.
Vilma Ripoll