La inflación en enero se ubicó entre un 2,6 y un 2,9%. Con las proyecciones de un 33,4% para los sectores más pobres según la Universidad Di Tella, el gobierno anunció un nuevo verso: «el control de precios».
Pasadas ya varias semanas de su pomposo anuncio quedo en claro que la Secretaría de Comercio no controla nada y que los precios siguen subiendo… pese a los «esfuerzos» de Moreno. Esta semana el gobierno de Mendoza, a través de su Dirección de Defensa del Consumidor, informó que hay aumentos en 47 productos de la canasta básica. Y un reciente estudio en manos del propio gobierno, reveló cómo el 70% de los precios ofrecidos por «la lista» no coincide con la realidad; los productos encontrados cuestan hasta cinco veces más. Sin embargo, vuelven a la caradurez de explicarnos que se puede comer con $ 6 por día.
Y si ahora que hay «control y congelamiento» estamos así…muchos se preguntaran que pasará cuando lleguemos al día 61, este 1º de abril. Lo cierto es que el tope del 20% que este gobierno pretende imponerle a las paritarias, como la escandalosa propuesta del 22% a los docentes dividida en 3 cuotas, son una clara muestra de que el control K de los precios, es una burda maniobra para impedir que los trabajadores actualicen sus sueldos, que los jubilados reclamen por un verdadero aumento y se despidan definitivamente del 82%, los desocupados por la actualización de sus programas al nivel de la inflación real, mientras millones de trabajadores sigan pagando «ganancias» y otros tantos pierden el salario familiar.
El cóctel explosivo de inflación y ajuste les ha restado margen de maniobra a la corte de bufones que se postuló como pata sindical de los K. Antonio Caló y sus muchachos de la CGT Balcarce, tuvieron que salir a despegarse, criticar el acuerdo de precios y decir »que la inflación es el impuesto que más perjudica a los trabajadores». Y en el territorio de Yasky y la burocracia docente, la desazón es mayúscula. No es para menos en un país donde no empiezan las clases, donde docentes y estatales ya tienen paros de alcance nacional programados para el 25, y donde el resto de los trabajadores van a seguir sus pasos si pretenden seguir achicando sus ingresos.
La gravedad de la situación se expresa en los trascendidos de las discusiones entre gobierno y empresarios sobre si hay que aceptar el desdoblamiento cambiario propuesto por Kicillof (una devaluación «sustentable») o lanzar una mega devaluación y cambiar la moneda para estabilizar la situación en este año electoral. Todas estas medidas constituirían duros golpes al pueblo trabajador.
En este contexto, la movilización del 15 de marzo, convocada por la CTA y a la que se ha sumado la CGT representa una oportunidad muy importante expresar nuestro rechazo a este modelo de inflación y ajuste. Tenemos que ser miles frente al Ministerio de Trabajo de la Nación y en los de cada provincia. Y pelear por otro modelo.
El control de precios es una burla: Basta de inflación
1. Un inmediato y real congelamiento de precios controlado por las organizaciones populares y con la aplicación de la ley de Abastecimiento para aquellos empresarios que intenten desabastecer.
2. Aumento general de salarios. Paritarias libres e indexación mensual del salario. Aumento de los mínimos salariales, jubilatorios y de planes sociales a $ 5.000-
3. Eliminación del IVA a los productos de la canasta básica. Anulación del impuesto al salario. Reforma impositiva progresiva con fuertes gravámenes para las grandes empresas y multinacionales. Restitución de los montos históricos de los aportes patronales y eliminación de los topes para cobrar el salario familiar.
4. Inmediata suspensión de los pagos de la fraudulenta deuda externa y con ese dinero lanzar un plan de reactivación y obras de infraestructura necesarias para reactivar la economía popular.