Este 20 de febrero se cumple un nuevo aniversario del asesinato de nuestro compañero Lázaro. Un nuevo aniversario de la impunidad en nuestra provincia.
El 18 de enero del año 2008, cuatro tipos golpeaban las puertas de nuestro local dando nombres falsos de compañeros de la Regional. En cuanto les abrieron la puerta, arremetieron a puñaladas contra los dos compañeros que allí se encontraban. Uno de ellos era Lázaro que con barreta en mano, salió en defensa de su compañero.
El viejo, como lo llamábamos, había venido a Neuquén apostando a que nuestro MST siguiera sumando legalidades a lo largo y ancho del país. Había llegado un par de días antes de aquel nefasto 18 de enero.
El clima en nuestra provincia había quedado bastante enrarecido luego de que en el 2007 se diera la gran huelga docente en la que el gobierno de Sobisch terminara con la vida de Carlos Fuentealba mediante una brutal represión que intentó ser aleccionadora para el conjunto de la clase trabajadora.
En un intento descomunal por recomponer su imagen, Sobisch se candidateaba a Presidente de la Nación, recibiendo el más amplio y enérgico repudio de la población, sacando el 1% de los votos en todo el país. En ese marco, las distintas organizaciones de derechos humanos, sociales y políticas librábamos una terrible batalla en las calles contra la impunidad exigiendo juicio y castigo a los fusiladotes de Fuentealba. Por ello los punteros y patotas del MPN, andaban nerviosos. Por ello amenazaron a nuestros compañeros que en cada paredón dejaban pintada la consigna por juicio y castigo a Sobisch, mientras difundíamos nuestros candidatos y consignas para las elecciones.
El clima en nuestra provincia estaba enrarecido y por eso nos asestaron un golpe. Nos abrieron una herida en el corazón. Nos dejaron la rabia marcada a fuego en la conciencia y el juramento de pelear por el esclarecimiento y el juicio y castigo de sus asesinos…
Lázaro pasó un mes en el hospital Castro Rendón peleando por su vida. Pero nos contaría Luis, su hijo, durante esos días, que el viejo odiaba los hospitales. Que evitaba enfermarse comiendo cebolla cruda y utilizando remedios caseros. Que se escapaba de los consultorios…Pero para 9 puñaladas, una de ellas cruzando un pulmón, eso no alcanzaba.
El 20 de febrero Lázaro se nos iba dejándonos lecciones que nos marcarían el resto de nuestra historia militante.
Cientos de organizaciones y personalidades nos brindaron su solidaridad y se sumaron al reclamo por justicia, pero el poder judicial obsecuente del gobierno del MPN, mantuvo la hipótesis de robo, es decir, siguió garantizando la impunidad. La misma de la que goza la policía que mató a Teresa Rodriguez y Carlos Fuentealba. A Matías Casas y Braian Hernandez víctimas de gatillo fácil. La impunidad que sigue siendo el sello distintivo en Neuquén.
Impunidad sobre la que jamás nos someteremos porque en cada lucha, en cada marcha, en cada bandera mantenemos nuestra exigencia por justicia por Lázaro, nuestro querido viejo.