El viernes 1° de marzo, la presidenta pronunció su discurso para dar inicio a las sesiones del Congreso. Duró un tiempo récord, superando las 3 horas. Semejante extensión de tiempo se utilizó para referirse a innumerables temas. Pero, sin hablar de todos y cada uno, se pueden observar varias cuestiones que recorrieron la oratoria de Cristina.
En primer lugar, se trató sin dudas de un intento esforzado por recuperar el espacio perdido durante 2012. Los problemas estructurales de un modelo agotado y su secuela de malhumor social creciente; cacerolazos masivos y el conflicto social con un pico en el paro del 20 de noviembre fueron la expresión de un quiebre de grandes sectores de la sociedad con el gobierno K.
Si uno mira los días previos y finalmente la importante movilización al cumplirse un año de la masacre de Once; o las reacciones frente al memorándum acordado con Irán por el tema AMIA, los primeros meses de 2013 no muestran grandes modificaciones en ese escenario de achicamiento del cristinismo.
Así las cosas, la batalla electoral será decisiva para cualquier pretensión re-reeleccionista y el panorama para CFK no es sencillo. Apostando todo a revertir su situación, el discurso frente al Congreso fue un inicio de la campaña electoral oficialista.
Ubicado en ese lugar, el largo recorrido de la presidenta brinda buenas pistas sobre la política de la rosada para encarar el período. Lo primero que se observa es la sistemática manipulación de la realidad, en todos sus aspectos. A nivel de la economía, se insistió en contabilizar toda la década, buscando cifras más grandes, que impacten mientras ocultan lo que actualmente sucede con la actividad del país, donde la industria se estanca y cae la construcción, hay serios problemas inflacionarios y con el dólar, se pierde empleo. Con el mismo objetivo se recurre a la tramposa comparación con la crisis de 2001, cuando el país colapsó.
En esa clave se habló de transporte, dando índices y más índices de inversión, mejoras y planes. Sin ningún pudor por el muy reciente aniversario del 22F en el que murieron más de 50 personas; sin ninguna vergüenza por la realidad de viajar como ganado que millones repiten todos los días desde hace años.
Cuando llegó el turno de la educación, la jefa de estado reivindicó la paritaria docente, la ley de financiamiento y la producción de científicos nacionales. Esa misma semana se había dado el primer no-inicio convocado por todos los gremios nacionales en rechazo a la oferta salarial que el gobierno por segunda vez imponía por decreto, cerrando unilateralmente las negociaciones. En esos días, un spot oficial informaba que se destina apenas más del 1% del presupuesto para ayudar a las provincias con los salarios.
Así se siguió con los jubilados, la salud, la vivienda y todo lo demás.
Y como complemento, los grandes anuncios que con pompas y lenguaje épico, repiten anhelos populares, pero en la letra chica (y no tan chica) constituyen cínicas estafas. El acto en Mar del Plata para recibir a la Fragata de la Libertad fue una puesta en escena, que tuvo su continuidad en el discurso del 1° de marzo. Los anuncios de firmeza frente a los fondos buitre seguramente tocan el sentir de muchos, pero la realidad se hizo presente en los tribunales norteamericanos, donde un Boudou mudo encabezó la comitiva que fue a pedir que no nos cobren el 100%, pero aseguró que íbamos a seguir pagando.
Lo cierto es que la estrella la tuvo el párrafo dedicado a “democratizar la justicia” (ver nota). CFK ha encontrado un nuevo enemigo para enarbolar su discurso de gesta libertadora. El coro de aplaudidores y defensores de la desvergüenza ya afila las plumas para dar rienda suelta a sus discursos de fantasía. Nuevamente se intenta apropiarse de reclamos mayoritarios, para terminar en medidas que van exactamente para el lado contrario.
Ha quedado iniciada la campaña K, confirmando que seguirán para delante con un modelo agotado y con el doble discurso “nac&pop” para justificar un relato mentiroso, que cada vez menos toman en serio y muchos rechazan con firmeza.
Las soluciones no vendrán de los Macri, Scioli, De la Sota. Tampoco de una “nueva alianza” con la UCR y todos los representantes de lo viejo. Ellos también pretenden que seamos los de abajo los que paguemos la crisis.
Más que nunca, hay que salir a la lucha para enfrentar el ajuste, la entrega, la corrupción. La marcha CTA-CGT del 14 de marzo es importante y fortalece el camino de un necesario Paro Nacional por las reivindicaciones de los trabajadores y el pueblo.
Así mismo, hay enormes condiciones para poner en pie una alternativa que comience a revertir este escenario. En Capital, con la candidatura de Pino Solanas a senador y Alejandro Bodart a diputado nacional; también acompañada por Vilma Ripoll como diputada en provincia de Buenos Aires y demás referentes en todo el país, el MST en Mov. Proyecto Sur pone toda su fuerza militante al servicio de esta importante tarea.