Más de 500 personas, en su gran mayoría mujeres, colmaron el miércoles 6 a la tarde el Salón Dorado de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Allí se realizó con todo éxito la presentación de nuestro nuevo libro, elaborado por la Comisión de Género del MST
Con nuestro diputado Alejandro Bodart como anfitrión del evento, integraron el panel la propia María Ovando, Vilma Ripoll, y las compañeras Alicia Rivas Zelaya y Muriel Arensburg, del Colectivo de Acción contra las Violencias de Género, llegadas también desde Misiones.
Entre otras presencias, estuvieron Maristella Svampa y Héctor Bidodne, de Plataforma 2012; Silvia De León, de la conducción de ATE Nacional; Alejandra Angriman, secretaria de género de la CTA Nacional; Fanny Friedl, del equipo que trabajó en el juicio en Misiones, y dirigentes de la CONADU histórica y de otras organizaciones.
Asimismo, hicieron llegar sus saludos Beatriz Regal, mamá de Wanda Taddei, y las diputadas nacionales Liliana Parada, Gabrie-la Michetti y Virginia Franga-nillo (mc), presidenta del Parlamento de la Mujer porteño, todas ellas firmantes del recurso de amicus curiae que Vilma impulsó por la libertad de María.
Hasta antes del inicio, con una mesita en la puerta de la Legislatura, militantes de la Juventud del MST invitaban a la presentación y vendían el flamante libro.
Palabras, emoción y lucha
Bodart abrió la presentación, señalando su «orgullo por recibir, a poco de un nuevo 8 de Marzo, a estas mujeres luchadoras». «A María la metieron presa por ser mujer y ser pobre», dijo. Muriel pintó el difícil panorama que se vive en Misiones, «provincia en donde abundan las fiestas de los hijos del poder la violencia de género».
A su turno, Alicia recordó el caso de Librada Figueredo, agradeció a los presentes «todo el apoyo que nos siguen dando» y dialogó con María Ovando. María evocó con tristeza sus días de cárcel, pero se alegró al contar su vida actual: «Estoy contenta por tener casa, voy a la escuela con tres de mis hijos y estoy trabajando. Me levanto a las 5, llego al trabajo a las 6 hasta las 11 y también tengo un horno para hacer pan que les vendo a mis vecinos. Además todos los viernes les visito a mis hijos menores en Mado y en Esperanza.» Sus palabras, sencillas, directas, conmovieron a los presentes y varias veces fue interrumpida por los aplausos. «Eso sí: hay que seguir luchando», concluyó.
Luego habló Vilma, que tuvo un rol clave en la victoria por la libertad de María. Detalló las principales conclusiones políticas del caso, reseñó las cuestiones pendientes y describió el libro como «una herramienta útil para la lucha, porque en nuestro país todavía hay muchas Marías y mujeres que sufren, y necesitamos ir por los derechos que nos faltan.» Hubo tiempo también para varias preguntas e intervenciones del público.
El cierre fue entre nuevos aplausos, compromisos y algunos regalos para María y sus hijos, por cuya recuperación ella sigue peleando. Las marchas por el Día de la Mujer son una nueva oportunidad para reafirmar toda esta lucha.