Entramos ya al mes de abril en medio de conflictos sociales, salarios que no alcanzan, el drama de las inundaciones y la irresponsabilidad de los gobiernos. También vemos como CFK paga tres mil millones en concepto de nuevos vencimientos de deuda externa y además prepara un nuevo pago a los fondos buitres desnudando otro verso K en medio de tantas necesidades sociales no resueltas. Encima realizan nuevos acuerdos petroleros con transnacionales que llevan a la contaminación de nuestras aguas. Mientras tanto la inflación no para, el dólar se dispara y al ciudadano de a pie la plata no le alcanza. Va quedando cada vez más claro que hace falta otro modelo de país.
Para quienes nos planteamos pelear por este cambio, hoy la primera tarea es coordinar fuerzas y propuestas a favor de los miles y miles de afectados por las inundaciones. Las organizaciones sociales y políticas que no tenemos ningún compromiso con el poder, tenemos que exigir en común que se exima de impuestos a los afectados y se los indemnice en tiempo y forma y sin ningún tipo de trabas. Tenemos que plantar todos juntos y con fuerza que se le dé una respuesta rápida y real desde el estado a todos las víctimas de la desidia de los gobiernos.
En medio de esta situación se va asomando en el horizonte la pelea electoral de las legislativas. Donde por un lado el gobierno nacional pretende un resultado que le permita extender el sueño de la continuidad. Y la oposición de derecha intenta capitalizar el voto antikirchnerista para un modelo peor que el actual. Como siempre decimos, nada bueno puede venir de esos viejos partidos y dirigentes, responsables directos o cómplices de la crisis, entrega y vaciamiento del país.
Ante esto no es un dato menor, que miles y miles de jóvenes, trabajadores y sectores medios quieren un cambio pero no hacia lo viejo y fracasado; sino a favor de algo nuevo en sentido positivo. Por eso el título de esta editorial: «la UNIDAD que queremos», no intenta expresar un deseo individual, sino manifestar qué unidad queremos para que sea útil a esa necesidad de cambio y transformación, que es la única que puede provocar un giro positivo en el país.
La UNIDAD que queremos es para un proyecto nacional, aunque tiene en estas legislativas expresiones provinciales. En el caso de la Capital es la unidad que permita enfrentar al PRO y al kirchnerismo colocándose como alternativa. Esa unidad, que tiene a PINO como referente y candidato a Senador, tiene que comenzar por reconstituir la unidad entre el Movimiento Proyecto Sur, Buenos Aires Para Todos y demás fuerzas del FAP, para desde allí estar abierta también a otros sectores de la izquierda política y social que se alejen del sectarismo y quieran ser parte. Tiene que ser una gran unidad, con un programa emancipador y candidatos que expresen y representen ese programa de transformaciones. Por lo cual ni la estructura de la vieja UCR, ni la figura de Elisa Carrio con quienes tenemos profundas diferencias, pueden ser parte de la misma. Si queremos que la UNIDAD sea positiva y bien vista por franjas grandes de la población tiene que haber una coherencia entre programa, propuestas, candidatos y organizaciones que la componen. Solo así, puede ser creíble y no una nueva frustración.
La UNIDAD que queremos debe tener expresión concreta también en la Provincia de Buenos Aires, donde ante los K, Scioli, De Narváez y la UCR hace falta plantar otra propuesta. Hay sectores del FAP que ven un acuerdo con el radicalismo como una opción viable. En nuestro caso, partimos de hacer una convocatoria diferente: les proponemos a las fuerzas con las que compartimos el Movimiento Proyecto Sur, a los compañeros de Unidad Popular con quienes además construimos juntos la CTA, y al resto de las fuerzas del FAP, que trabajemos en función de un frente común, abierto a organizaciones sociales y a otras expresiones de izquierda que quieran ser parte. En las próximas semanas cada cual tendrá que decidir qué actitud tomar ante los llamados de las viejas estructuras que tanto daño han causado. De nuestra parte, le insistiremos hasta el final a todos los compañeros para que demos esta batalla juntos sin ceder a las presiones de los viejos partidos que son experiencias fracasadas en el país. Superando en unidad estos obstáculos, avancemos en un camino común.
La UNIDAD que queremos, para lograrse, enfrenta debates similares en todas las provincias del país. Por supuesto no son iguales los actores políticos ni los poderes que se enfrentan. Pero sí debe ser igual el norte que buscamos y que tiene que expresarse en la batalla electoral. Desde el MST, con propuestas programáticas claras y profundas, estamos dando este debate en todo el país con propuestas firmes y a la vez unitarias. Porque creemos que levantar un proyecto de izquierda que pretenda trascender y jugar un rol positivo para millones, implica combinar propuestas de fondo con amplitud para disputar en el marco de una unidad político-electoral que queremos y que puede ser posible. Vienen semanas decisivas para construirla. No perdamos tiempo.