La presidenta hizo un largo discurso en el acto del 9 de julio, utilizando el acto como tribuna de campaña. Pasando revista por algunos de los pasajes más importantes se observa que con este gobierno estamos cada vez más lejos de ser un país independiente. Vayamos por partes.
En el arranque CFK afirmó que antes “las grandes potencias se llevaban nuestros recursos con gente que ganaba dos mangos”. Eso es verdad, pero también es cierto que sigue pasando. Hoy, las corporaciones como Monsanto, Barrick Gold, Chevron, Panamerican, IRSA, etc., saquean el campo, las montañas, los bosques y las ciudades, amasando enormes ganancias mientras nos dejan contaminación, devastación y muerte. Y lo hacen apoyados por el gobierno nacional y también por los gobernadores provinciales oficialistas y opositores.
Luego aseveró, “me corre frío por la espalda cuando me di cuenta que nos espían a través de sus servicios”. Se refería a las revelaciones sobre espionaje de Estados Unidos sobre nuestro país y la región. No dijo si ese frío también le corrió cuando Guillermo Moreno estuvo cenando y brindando en la embajada norteamericana. Tampoco parece haberle molestado la instalación de la base militar estadounidense en el Chaco, auspiciada por Capitanich. Luego quiso negar la existencia del Proyecto X, pero dijo “Claro, es mucho más cool la CIA que un gendarme”, algo que es una confirmación y no una desmentida.
Habló de la preponderancia de la banca nacional frente a los financistas extranjeros, y de que con sus gobiernos y el de Néstor, el estado desarrolló la industria nacional. Lo hizo como si los incontables pagos de la deuda externa a los buitres internacionales y la extranjerización creciente de la economía no existieran.
Más adelante, dijo “nos falta la otra reforma, la de la Justicia”, visiblemente enojada por tener que suspender las elecciones para el Consejo de la Magistratura tras el fallo de la Corte. Incluso señaló que los jueces tendrían que pagar impuestos. Cristina no quiso recordar que el 60% de los jueces actuales los nombró el kirchnerismo y que mientras fallaron a su favor, jamás se les ocurrió tomar medidas para terminar con los privilegios que tienen. Ahora solo quiere tener control de los jueces para tratar de mantener su poder.
Y entrando de lleno en la batalla electoral, CFK criticó a la oposición: “tenemos que elegir entre los conocidos, son siempre los mismos, con distintos disfraces”, dijo.
Los problemas que rodean al gobierno tienen una magnitud tal que no se pueden esconder en los discursos. Cada vez es más evidente que el horizonte electoral no es ni por asomo el que necesita la rosada para imaginar una re-reelección. En los principales distritos las cosas no son muy alegres para los K. Capital, Córdoba y Santa Fe preanuncian fracasos. Y ahora “la madre de las batallas” en la provincia de Buenos Aires aparece bastante complicada. La mala salud del proyecto oficial se pone de manifiesto en los cambios de bando dentro de los intendentes del conurbano y entre las huestes de la cada vez más débil CGT Caló.
Es evidente que se intenta aprovechar la votación del 2013 para dejar plantadas dos alternativas de posible recambio en las próximas presidenciales, apoyándose en los restos del bipartidismo. Con los Massa, De Narváez, De la Sota se quiere armar una la variante con la estructura del viejo PJ. Por eso se han subido a este barco representantes de la UIA, de la burocracia sindical. Macri tal vez sea de la partida, para no quedarse fuera de juego.
Por el otro lado con los Binner, Alfonsín, Stolbizer, Carrió, -lamentablemente también con Pino- apuestan a poner en pie una opción sostenida en la UCR. El impulso mediático que los multimedios opositores le dan a las distintas expresiones de estos dos espacios muestra que se juegan a dejarlos como la única alternativa. Así buscan contener a los millones que rompen con el gobierno, tratando de que no se vuelquen a propuestas de transformación que puedan poner en riesgo los negocios capitalistas.
Pero esos son los objetivos del gobierno y las facciones opositoras dentro del mismo sistema. En la vida real los trabajadores, el pueblo, la juventud, padecen cada vez con más fuerza los efectos de un modelo agotado, que se deteriora al ritmo de de la crisis internacional. Y ninguna de todas estas variantes le ofrece la más mínima solución. Independientemente de lo que salga de las urnas, hay que prepararse para cambios bruscos que puedan sacudir el tablero, como se acaba de ver en Brasil. En ese contexto se debe inscribir la batalla político-electoral que se avecina. Los que peleamos por la Segunda y Definitiva Independencia para el país y para América Latina tenemos que avanzar todo lo posible en la construcción de una alternativa de cambio real, que esté a la altura de los acontecimientos que seguro vendrán.
Hace falta que crezca una propuesta a la izquierda de los gobiernos y las variantes del PJ y la UCR. Que incluya los derechos sociales y de los trabajadores, junto a la defensa del medioambiente y las reivindicaciones de la mujer, los movimientos LGBT, los pueblos originarios. Y también que impulse una renovación en la propia izquierda, terminando con los candidatos eternos y las posturas cerradas y personalistas que siempre terminan dividiendo a los que luchan.
Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y demás referentes del MST en todo el país están dando la batalla por estas propuestas. Queremos superar las primarias de agosto para que estas ideas también estén en las elecciones de octubre.
Te invitamos a sumarte a esta campaña. Acercate, traé tu idea, tu aporte, tu compromiso. Hagamos crecer esta propuesta de cambio que todos necesitamos.