El domingo se realizaron las elecciones primarias en todo el país y sus resultados muestran importantes conclusiones políticas; deja a las fuerzas del gobierno muy golpeadas, y a las variantes del régimen a la búsqueda de un triunfo en octubre que los potencie hacia el 2015. A la vez, las elecciones abren nuevas perspectivas y replantean con fuerza la necesidad de forjar alternativas con peso de masas a la izquierda de toda la vieja política.
Si algo está claro después del domingo es que el proyecto kirchnerista acaba de recibir un contundente golpe político de difícil recuperación. Es el comienzo de su derrumbe. Conscientes sus dirigentes que perderían la Capital, Santa Fe y Córdoba, se dedicaron a tratar de ganar la provincia de Buenos Aires. No lo lograron. Les falto bastante en este distrito, se confirmó su derrota en los otros tres distritos más grandes donde ni siquiera pudo salir en segundo lugar. Y además perdió la mayoría de las provincias del país, bajando de conjunto su votación a la mitad de la obtenida en el 2011.
No hay duda que ya nada será como antes de estas elecciones. La derrota golpea en la línea de flotación de los planes a futuro del FPV. La re-reelección desaparece del horizonte, octubre se plantea como un nuevo episodio de derrota y el 2015 aparece lejos y peligroso para el FPV; con Scioli a la espera de ser él candidato a presidente, lo cual de ser así, mostraría a la vez la debilidad del kirchenrismo y lejanía con el discurso nac & pop mediante una asimilación por necesidad a un sector del PJ tradicional.
En medio de su retroceso el gobierno nacional y los provinciales tendrán por delante un período de mayor conflictividad social. Esta previsión parte del hecho que los resultados del 11 de agosto son un indicador directo del hartazgo social, del cansancio de franjas de masas con la falta de respuestas. De la situación económica que va empeorando y se hace sentir, la inflación, los sueldos bajos y el impuesto al salario que también fueron motivo de repudio electoral al gobierno. Todo esto lejos está de solucionarse, por eso tras el período electoral se avecinan mayores protestas sociales.
A la búsqueda de un recambio burgués
Consolidada la idea de que el kirchnerismo tiene poco futuro, es evidente que desde sectores del poder político y económico ya ensayan nuevos instrumentos electorales que se planteen como variante de recambio en el 2015. Así como importantes sectores del poder han sido y son parte del proyecto económico del FPV (mineras, petroleras, sectores financieros, entre otros) otra parte de la gran burguesía ubicada como opositora, ve este momento como la oportunidad de consolidar otras propuestas. De ahí el impulso mediático que le han dado al surgimiento del Frente Renovador de Massa en Provincia de Buenos Aires o al frente UNEN en la Capital. Es que se aprovechan estas primarias y las próximas elecciones generales de octubre como una gran interna entre dos bloques de recambio burgués, para ver quién sale mejor parado hacia el 2015: esos dos sectores son un nuevo frente radical-socialista y otro ligado al viejo PJ de la provincia de Buenos Aires con ramas en todo el país.
El ejemplo del Acuerdo Cívico y Social de Santa Fe está en pleno ensayo de extensión nacional, con Stolbizer-Alfonsín en provincia de Buenos Aires y el conglomerado de UNEN en Capital. Esto más el peso de gobernadores radicales del interior intentara ser con Binner u otro referente radical una expresión del régimen hacia el 2015. Habrá que ver como sale parado de octubre. Esta variante intenta revestirse de centroizquierda como forma de llegar a franjas del llamado votante progresista. Pero de contenido es una nueva variante de la vieja alianza, que más allá de discursos de campaña esconde un proyecto de centro, devaluacionista y continuista en la estructura económica-política del país. Es decir nada nuevo ni bueno para las mayorías populares.
El otro polo en formación es alrededor del PJ no K y sin duda lo encabezará Massa. Su triunfo en Buenos Aires lo deja en inmejorable condiciones políticas para ser aglutinador de otros sectores afines que tendrán que sumarse a este barco o arriesgarse a quedar fuera de carrera (como Macri o De la Sota). Todo parece indicar, con expresiones de estos días, que uno a uno muchos dirigentes políticos y sindicales irán pasándose a este proyecto. Es probable que la propia burguesía opositora se termine jugando por este polo, ya que puede darle más consistencia a sus necesidades. Aunque en última instancia, se terminará inclinando no por este hecho sino por quien vea con mayores posibilidades electorales de derrotar al FPV. Veremos que dinámica se desarrolla pos-octubre. Pero ya hay en danza actores políticos entrenando para ser gobierno de recambio en la no muy lejana era pos-K.
Un corrimiento electoral hacia la izquierda
Las elecciones primarias se dieron en medio de la debacle electoral del FPV. Si bien parte de su base social pudo haber ido a variantes disímiles es un hecho que una franja importante decidió buscar hacia la izquierda otra alternativa. Desilusionados con la falta de respuestas con temas tan evidentes como la entrega del petróleo a Chevrón, el caso Milani, la continuidad del impuesto al salario y otras cuestiones, una franja viró del voto al FPV hacia la izquierda. Y este importante giro no encontró variantes del centroizquierda o progresistas que lo capitalicen, ya que sectores de la centroizquierda estuvieron, por ejemplo en Buenos Aires y Capital en un corrimiento hacia el acuerdo con la UCR (como los casos de Pino o el FAP), dejando así un gran espacio vacante. Esa situación es la que abrió las puertas a un salto del voto a izquierda en todo el país.
Este fenómeno en primer lugar lo capitaliza el Frente de Izquierda, que al ser la variante más nacional y con un nombre instalado de elecciones anteriores, fue el primero en aprovecharlo. También nuestro partido lo supo capitalizar en diez provincias del país donde superamos las primarias. Entre todos nosotros y otras listas superamos más de 1.200.000 votos nacionalmente, lo cual es un salto muy importante. Y más allá de a qué lista de izquierda se haya elegido y votado, lo más importante es que de conjunto es un fenómeno positivo para el presente y el futuro de país. Porque es la muestra de un proceso electoral a izquierda, que incluso puede avanzar a mediano plazo y combinarse con un salto en la movilización social y las renovaciones sindicales y organización de la juventud. A este proceso le damos una gran importancia para el tiempo que viene.
Algunos debates necesarios
Ante este cambio favorable que oxigena a todos aquellos que queremos cambios profundos en el país, se abren nuevos debates sobre cómo aprovecharlos positivamente. Lamentablemente el FIT quien recibió una importante votación, es un proyecto de carácter sectario que, a juzgar por el proyecto que vienen postulando, lo más probable es que se autoproclamen en lugar de colocar esa conquista al servicio de ampliar los marcos de su frente y construir un gran movimiento político superador donde se pueda convivir con diferencias y distintas tradiciones. Sus primeras señales luego de las primarias marcan que transita por ese equivocado camino: la soberbia, la pedantería y la actitud triunfalista son moneda común en sus declaraciones públicas. Para Altamira son «la izquierda» de la «gran capacidad intelectual» y el resto «que reflexione». Así, más temprano que tarde, se puede detener el crecimiento y cambiar la tendencia. Por supuesto están a tiempo de cambiar este enfoque por otro que de verdad esté a la altura del momento. Casi nada indica que lo harán…la realidad dirá.
Desde el MST-Nueva Izquierda pensamos que los vientos que soplan hacia la izquierda y el espacio que va dejando vacante el kirchnerismo tienen que ayudar a forjar la alternativa unitaria que se necesita. Tenemos acuerdos y a la vez importantes diferencias con el proyecto del FIT, pero esto no impidió que le planteáramos ir juntos a las primarias, porque siempre valoramos primero lo que nos une. A ellos y a otras fuerzas se lo propusimos y lo rechazaron, desaprovechando una oportunidad. Por ejemplo en Capital podríamos haber estado por encima del 10% si hubiéramos estado unidos en las PASO. En provincia de Buenos Aires por encima del medio millón de votos. Y así otros ejemplos.
Estamos convencidos que en nuestro país hace falta un cambio cultural en las fuerzas de izquierda, que permita terminar con la dispersión y las peleas de cartel. Que ponga por delante la necesidad de millones y sepa construir un proyecto que contenga diferentes tradiciones y culturas políticas de la izquierda y el movimiento popular. Creemos que sino transitamos este camino no habrá transformación social, aunque episódicamente se puedan obtener mejores votaciones.
Por esa razón, es que vamos a continuar haciendo nuestro aporte y construyendo en todo el país un proyecto de nueva izquierda anticapitalista que asuma de conjunto las banderas sociales, ambientales, de la mujer y la juventud. E invitamos a todas y todos los que nos acompañaron en esta campaña a que se sumen para hacerlo juntos. Desde este lugar a la vez iremos dialogando con todas las fuerzas populares y de izquierda que estén dispuestas a abrir sinceramente este debate. Lo haremos con los compañeros del FIT, con Camino Popular y Unidad Popular y otras fuerzas de la izquierda política y social. A todos les propondremos pensar en cómo construir en común alternativas nacionales que desde la izquierda adquieran peso de masas y se animen a disputar poder. Porque no se trata de tener algunos diputados más, sino de cambiar la realidad de millones. Y eso se logra con mucha firmeza, sin sectarismo y con más unidad, sino, no habrá cambio real.
Veremos en el tiempo que viene quienes se animan o no a transitar este desafío. Nosotros sí nos animamos y vamos a sumar en esta tarea. Los próximos días evaluaremos además como encarar la campaña hacia octubre en todos los lugares donde hemos pasado las primarias y que política desarrollar en todo el país.
Sergio García