En una ciudad militarizada, reprimiendo brutalmente, la legislatura sesionó y aprobó un acuerdo colonial con la multinacional contaminante yanqui. El MPN de Sapag contó con el apoyo de los diputados del Frente para la Victoria, el PJ, el Frente Grande y la fuerza del titular del AFSCA Martín Sabbatella, Nuevo Encuentro. El kirchnerismo completa sus días como proyecto político entregando el patrimonio nacional.
En primer término es necesario decir que este acuerdo prueba que la pretendida estatización K de YPF únicamente tuvo como objetivo preparar una nueva expoliación capitalista del patrimonio público. Y lo hace con una lógica bien noventista: diputados custodiados por el aparato represivo, gases lacrimógenos y balas de goma. Todo al servicio de garantizarle a Chevrón la explotación hidrocarburífera en Neuquén hasta el año 2048 en condiciones tales de claudicación de soberanía que incluso los términos detallados del acuerdo no se conocieron.
Las condiciones secretas que Cristina guarda bajo siete llaves
Aunque no se conocen todas, se filtraron a la prensa tres puntos del acuerdo que en el oficia-lismo nacional pretenden ocultar:
1) La ley aplicable del convenio, en caso de incumplimientos o disputas, no es la argentina, es la de la ciudad de Nueva York.
2) En caso de llegar a existir un desacuerdo o un conflicto entre Chevron e YPF S.A., la jurisdicción no serían los tribunales argentinos, sino la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), con sede en Francia.
3) YPF deposita 100 (cien) millones de dólares en un banco de los Estados Unidos en concepto de garantía para que Chevron pueda eventualmente cobrar de esa cuenta futuras utilidades de negocio.
Se consolida el extractivismo contaminante
Además de la escandalosa entrega en términos económicos, el acuerdo con esta corporación por parte de YPF incluye otra cuestión más estratégica todavía: la consolidación de una matriz energética de alcance efímero, atada a los combustibles fósiles y de altísimo impacto ambiental. Por eso la elección de Chevron no es un accidente episódico o un traspié coyuntural de la política oficial: es la asociación ideal para la explotación por fractura hidráulica (fracking) de petróleo por parte de una empresa internacionalmente especializada en este tipo de método extractiva. Se trata además de la multinacional con la más impresionante condena ambiental de la historia. En Ecuador, Chevron es responsable de la contaminación de 500 mil hectáreas de la Amazonia y de la grave violación de derechos de los pueblos indígenas. Del acuerdo no surge que la petrolera norteamericana se hará cargo del pasivo ambiental. En resumen: un negocio a la medida del capital transnacional.
¿»Soberanía energética» para quién?
Aunque ya su alcance es casi nulo, el relato K no se resigna: ahora resulta que el acuerdo con Chevron supone un «avance en la perspectiva de la soberanía energética», según dijo el titular de YPF Miguel Galuccio. Sin embargo, un somero repaso de los grandes consumidores de energía hoy en Argentina muestra para qué destinarios se incrementa la capacidad energética:
- Tres mega emprendimientos mineros consumen la energía equivalente a la que otorga Atucha I.
- Aluar consume tanto gas como el que se importa de Bolivia.
- La Alumbrera consume más energía que toda la provincia de Catamarca.
- La Barrick -en Pascua Lama- va a utilizar casi 1000 millones de litros de hidrocarburos
Es decir: con el argumento de ampliar el stock energético en realidad se depreda y contamina para garantizarle insumo a las corporaciones del saqueo nacional. Un escándalo.
Nuestras propuestas
- Anular el acuerdo con Chevron,
- Estatizar los hidrocarburos
- Avanzar hacia otra matriz energética
Hay que desarrollar la más unitaria movilización para que se anule el acuerdo con Chevron y se castigue a los responsables de la represión de ayer en Neuquén. También hay que exigirle al gobierno nacional y al de Neuquén la realización de plebiscitos vinculantes en esa provincia y todo el país para que el pueblo decida qué hacer en este tema.
Al mismo tiempo hay dos medidas de salida estratégica para discutir y concretar:
Reestatizar el 100% del mercado energético actual, poniendo en pie una gran empresa estatal, con control social de trabajadores y usuarios / consumidores;
Desarrollar un plan alternativo de promoción de energías limpias y renovables para avanzar hacia una transición de modelo energético.
Con esta orientación general tenemos que desplegar una intensa campaña política a lo largo y ancho de todo el país. Esa es la tarea más inmediata.