Las artísticas también resisten
Es evidente que se está desplegando a escala de toda la educación porteña un ensayo de «ofensiva general» sobre los planes de estudio e incluso el presupuesto. Las escuelas artísticas dependientes del gobierno de la Ciudad y el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte, dependiente de la UBA) son dos expresiones de esta orientación.
En el caso de la EMAD (Escuela Metropolitana de Arte Dramático), encabeza un proceso de movilización contra el vaciamiento presupuestario del macrismo, la precarización docente y la postergación edilicia sistemática.
El PRO defiende un modelo cultural privatista, mercanti-lizador, elitista y «espectacular» para consumo de las mayorías. Por eso vacía el presupuesto de las escuelas de formación de actores, cierre centros culturales independientes y reprime experiencias independientes como la Sala Alberdi, mientras gasta fortunas en espectáculos con megaestrellas con objetivos electoralistas.
Por eso en las escuelas artísticas de la Ciudad hay movilización y un proceso asambleario extendido. Es fundamental que logremos vertebrar un proceso de coordinación con la lucha de los secundarios para generalizar un movimiento en defensa de la educación pública en la capital del país.
La reforma en el IUNA
En este caso la apuesta es grande. La Ley de Educación Superior del menemismo dio marco a un plan de reformas de la educación universitaria cuyos rasgos centrales son:
- Trasladar contenidos de las carreras de grado a posgrados pagos.
- Estandarizar la formación acentuando la especialización profesionalista-técnica de corto plazo.
- Habilitar el ingreso del capital privado en las universidades, mercantilizando el conocimiento producido en la educación superior pública.
- Precarizar el trabajo docente.
Todas estas marcas de identidad las evidencia la reforma de planes de estudio que se impulsa en el IUNA de Artes Dramáticas en particular. Por eso, después de varios años de amenazar con la reforma, finalmente la camarilla kirchne-rista que dirige el IUNA pasó a la ofensiva y en una sesión escandalosa en consejo aprobó «en general» y a libro cerrado una reforma de cuyos alcances no se tiene completa claridad todavía. Protegidos por una guardia pretoriana de patotas no docentes se impuso una barbaridad que reduce el nivel práctico de formación actoral, elimina o «talleriza» materias claves como expresión corporal y suma horas de materias que tienden a la formación de investigadores del campo del teatro y no actores. De lo que se trata es de formar técnicos en poco tiempo, de poca densidad en su formación y por tanto, mano de obra barata para las grandes empresas del espectáculo como Ideas del Sur u otras. El polo audiovisual que impulsa el kirchnerismo en el marco del pacto con el PRO para privatizar la Isla Demarchi es parte de este esquema. Privatizar la cultura, mercantilizar el arte, precarizar la formación. Las consignas de una reforma reaccionaria.
Equipo de Arte y Cultura del MST