Lejos del relato nac&pop: El acuerdo con Repsol

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En la tarde de ayer, tras estar reunidos varias horas, los miembros del directorio de la empresa Repsol dieron su aprobación al acuerdo de indemnización propuesto por el gobierno argentino. El día anterior, el presidente español Mariano Rajoy manifestó su beneplácito por la negociación. Las acciones de YPF subieron distintos países, mostrando la satisfacción de las grandes corporaciones empresarias. En rigor, lo que la rosada habría ofrecido es pagarle 5.000 millones de dólares con bonos a diez años por las acciones de YPF que pasaron a manos del estado argentino. Además, hay cláusulas confidenciales que favorecen a la empresa, que fueron defendidas por Kicillof y seguramente son parecidas a las que se acordaron con la norteamericana Chevron.

Este acuerdo puede ser analizado desde diversos aspectos. En primer lugar, confirma categóricamente que la supuesta nacionalización de YPF no era tal.

A pesar de que el proyecto se presentó con una importantísima campaña publicitaria, casi como una gesta libertadora. Nunca se abandonó el formato de empresa -que continúa siendo una sociedad anónima- y maneja una porción del negocio petrolero en función de la ganancia y el mercado. Incluso se puso al frente a Galuccio, un gerente de multinacionales petroleras que nada tenía que ver con los intereses nacionales.

Por eso, era equivocado prestarle apoyo, como hicieron distintos sectores de la oposición en el Congreso. Más allá de las intenciones, se facilitaba una inmensa defraudación a millones que vieron se ilusionaron pero desconocían la “letra chica” de ese proyecto.

En segundo término, echa por tierra el discurso de que se estaba frente a una política para recuperar soberanía energética. Desde la toma de control por parte del gobierno, se realizaron viajes a las grandes potencias, para reunirse con las multinacionales petroleras, ofreciendo negocios con los pozos de YPF. Así se llegó al pacto con Chevron, votado a libro cerrado por una legislatura neuquina militarizada, con represión y heridos. Se estuvo intentando con la francesa Total y ayer se reunió la presidenta con los jerarcas de Winter Shall, una corporación alemana que también explotará el yacimiento de Vaca Muerta.

Si sumamos la extensión de los contratos a la Panamerican Energy en la Patagonia, tenemos un mapa completo de la descomunal extranjerización que hay en la producción de hidrocarburos de nuestro país. Mientras estas multinacionales se siguen llevando lo nuestro, las cifras de la importación de energía ascienden a miles de millones de dólares todos los años.

La tercera cuestión atañe a la propia Repsol y su responsabilidad con el vaciamiento de YPF. Todos los análisis y estudios que se realizaron antes de la salida de la empresa española confirmaban que se había llevado adelante una política que redujo la producción y las reservas de petróleo y gas de la empresa. Su reticencia a invertir fue una constante, enviando todas sus ganancias fuera del país. Esto se sabía desde hacía tiempo, pero el representante del gobierno en el directorio aprobó todos los balances contables. Sin embargo, cuando se le retiraron las acciones, el mismo gobierno acusó a Repsol de todos los males y dijo que no se iba a pagar un solo peso.

Ahora se da una nueva voltereta y se termina indemnizando a los saqueadores con miles de millones de dólares, sin que haya castigos, ni conclusiones de lo que pasó. Parece que aquí nada ha pasado.

Siguiendo con los aplausos al oficialismo, los principales referentes de la oposición apoyaron el acuerdo. Para Macri, se trató de una noticia “positiva”, ya que se estaba “reparando el desastre que se hizo con Repsol”. Binner dijo que era “fuertemente favorable”. Por el lado del Frente Renovador que encabeza Massa también se reivindicó el acuerdo “para que vengan las inversiones”, según afirmó el empresario massista De Mendiguren. La UCR tuvo diversas posturas, aunque su titular Sanz apoyó al gobierno.

Para despejar cualquier tipo de duda, quienes se postular para reemplazar al kirchnerismo, se desesperan por ponerse del lado de la multinacional y, con ella, de las corporaciones que vienen despojando a los pueblos del mundo.

Esta medida ha significado una nueva vuelta de tuerca en la dependencia de nuestra economía y una verdadera afrenta a todos los que honestamente creyeron en que se estaban recuperando nuestros recursos naturales.

Más allá de matices y debates, desde el MST Nueva Izquierda llamamos a todos los que quieren recorrer un camino de emancipación, a no bajar las banderas y luchar por la única salida posible: recuperar el 100% del petróleo y el gas, creando una nueva YPF 100% estatal, con fuertes órganos de control social para que se ponga toda esa energía al servicio de desarrollar el país sobre nuevas bases, como parte de un plan económico que privilegie los intereses de los trabajadores y el pueblo.

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