A doce años del Argentinazo

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Las jornadas de Diciembre del 2001, no solo terminaron con el gobierno de De La Rua y Cavallo, sino que golpearon profundamente al conjunto del régimen político argentino. Saqueos en los barrios, masivos cacerolazos y asambleas populares marcaron el final de una etapa y un salto en la experiencia política de los trabajadores y el pueblo Argentino. Experiencia que vuelve a refrescarse en la memoria ante el fin de ciclo K.

Que se vayan todos, que no quede ni uno solo

La crisis económica producto de años de saqueo y destrucción de la industria nacional, las reformas antiobreras, la desocupación galopante y como broche final la incautación de los ahorros, fueron algunos de los componentes que empujaron a millones a salir a las calles con un objetivo claro, que todos los responsables de ese desastre para los trabajadores y el pueblo, se vayan del gobierno.
Por eso el 19 de diciembre, desafiando el estado de sitio declarado por De la Rua, miles se mantuvieron en la Plaza de Mayo, enfrentando a la represión y festejando la primera conquista, Cavallo, el ministro que representaba la continuidad con la dictadura y el menemato renunciaba y dejaba al gobierno al borde del abismo.
A pesar de la feroz represión, que dejo 39 muertos, el 20 renuncia De la Rua y se abre un vacío de poder que deja a los sectores dominantes debilitados y sin proyecto claro de continuidad.

Una revolución contra el gobierno y el régimen político

El proceso desatado con el Argentinazo fue mucho más allá que terminar con un gobierno, durante meses los principales políticos de los partidos tradicionales no pudieron salir a la calle. El conjunto de las instituciones del régimen fueron puestas en cuestión, reconocidas por el movimiento de masas como responsables de la situación a la que había llegado el país. El radicalismo se llevo la peor parte, pero también el PJ recibió el repudio masivo de la población.
Después de una semana donde se sucedieron cinco presidentes, finalmente Duhalde fue el elegido por la burguesía para intentar encausar el proceso y aplicar el ajuste que pudiera estabilizar la economía. Todo esto con el país movilizado y el surgimiento de numerosas experiencias de autoorganización como las empresas recuperadas por sus trabajadores o las asambleas barriales, cuya máxima expresión se concentró en la Asamblea Inter-barrial de parque Centenario en la Capital Federal.
Lamentablemente, los trabajadores, controlados por la burocracia sindical no participaron de manera organizada en el proceso y esto sin dudas fue una de las mayores debilidades, casi la totalidad de las direcciones sindicales y políticas del movimiento obrero, actuaron para contener la situación y no para construir una salida a favor de los trabajadores. Tampoco desde la izquierda, a pesar de intervenir activamente y desarrollarnos, logramos resolver el problema de una dirección política fuerte que pudiera profundizar el proceso.

El kirchnerismo: Un dique que no para de agrietarse

Nestor Kirchner asumió el gobierno con un objetivo claro: desmontar el proceso abierto con el argentinazo y recomponer el régimen para permitir el normal funcionamiento del Capitalismo. Apoyados en el viento de cola económico producto del precio de los comodities y la brutal devaluación aplicada por Duhalde, desplegaron una serie de medidas y un discurso «Nacional y Popular» que recogía muchos de los reclamos populares. Cooptando organizaciones sociales, de derechos humanos y pactando con la burocracia sindical lograron un éxito relativo en ese objetivo. Relativo porque la situación que atraviesa el país va colocando nuevamente a los ojos de millones que ninguno de los problemas fundamentales se resolvieron y comienzan a volver no sólo las viejas recetas de ajuste y represión, sino también los viejos personajes que las aplicaron, como es el caso de Jorge Capi-tanich, quien fuera jefe de gabinete de Duhalde.
Pero con la caída de la máscara Nac&Pop también comienzan a recuperarse las experiencias latentes en los trabajadores y el pueblo, crece la movilización y el repudio a las medidas del gobierno, vuelven a expresarse recambios importantes en la dirección de sectores del movimiento obrero y estudiantil, electoral-mente se ha producido un giro político con millones votando hacia la izquierda y hasta la policía ha protagonizado una verdadera huelga nacional. El dique que construyó el kirchne-rismo durante años se va llenando de grietas y por ellas se filtra la posibilidad de nuevos estallidos. Para esa perspectiva nos preparamos desde el MST Nueva Izquierda.

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