MST - Movimiento Socialista de los Trabajadores Lunes 27 de Agosto, actualizado hace 4 hs.

Fin de año caliente: Rebelión policial y crisis social

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El acuartelamiento en Córdoba dio inicio a una rebelión policial que sacudió al país durante siete días. El conflicto se transformó en el más extendido y de la historia y logró un contundente triunfo en sus exigencias salariales. Los saqueos, la importante crisis política y el fortalecimiento de las luchas de los trabajadores de numerosos gremios marcan un fin de año caliente.

“Juanes en marcha”, fue el nombre clave elegido por los policías cordobeses para convocar a la huelga policial que terminaría nacionalizándose y transformándose en una rebelión extendida a 18 provincias. Que Córdoba haya sido el epicentro del conflicto no fue casual. Se debe a la crisis política abierta por el narco-escándalo que desnudó la complicidad de funcionarios del PJ y la UCR con jefes policiales y narcotraficantes. A este cóctel vino a sumarse la mala performance del oficialismo provincial en las elecciones y una situación de malestar social que, al igual que en el resto de las provincias, es fogoneada por los reiterados ajustes y el recrudecimiento de la inflación, que sólo de noviembre a diciembre subió un 8%, apenas un poco menos que la planificada por el gobierno nacional para todo el 2013.
Mucho se ha debatido sobre las causas de la crisis política desatada y a pesar de los necios discursos construidos desde los despachos oficiales, centrados en negar una realidad evidente; el ajuste, la inflación y el avance de la crisis económica fueron el telón de fondo sobre los que se desarrollaron los acontecimientos.

La génesis de la rebelión 

El capítulo cordobés de la huelga fue muy grande. Con una mayoría abrumadora de agentes acuartelados, más de 1000 saqueos, un gobierno paralizado, 2 muertos y una crisis política que se cobró las renuncias de 9 ministros, la remoción del jefe de la policía y el desbarranque de la imagen del gobernador De la Sota, que debió resistir movilizaciones importantes exigiendo su renuncia. A partir de esta situación, se extienden los reclamos a Neuquén, Catamarca, San Juan, Río Negro, Santa Fe, Buenos Aires, Chaco, Tierra del Fuego, La Rioja, San Luis, Chubut, Jujuy, Salta, Mendoza, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa y Tucumán.
De la Sota se comprometió a un aumento importante para la policía, recalentando los reclamos salariales de los gremios estatales que ya han tomado tribunales, hospitales y dependencias exigiendo aumento de emergencia.
La huelga policial cordobesa se levantó luego de un día y medio de tensión, a partir de allí y durante los siguientes cinco días ésto se dio en las otras provincias. En cada distrito la huelga tuvo distintas intensidades, pero de conjunto dieron forma a una crisis política nacional que todavía no se termina.
La desorientación inicial de Capitanich y los gobernadores opositores, que ningunearon los reclamos y se dedicaron desde el comienzo al pase de facturas y chicanas, sólo contribuyó a que la situación se les fuera de las manos y cuando la oleada se nacionalizó debieron actuar ridículamente unificados. Intentaron frenar en vano el efecto contagio que se extendió a los trabajadores estatales de las provincias, enrolados en planes de lucha que exigen aumentos similares al de la policía, a pesar del lamentable rol de las burocracias sindicales.
El gobierno nacional repitió sus teorías paranoicas a manera de defensa, buscando volver a tensar al núcleo duro de su base social para tratar de capear el temporal. Se catalogó a los saqueos como simples robos organizados por sectores de la oposición con el objetivo de desestabilizar. Pero la realidad es inocultable: una crisis sólo puede cobrar tamaña profundidad y extensión si existen bases objetivas de pobreza y malestar social.
Al momento de cerrar esta edición, en Tucumán se profundizaba la crisis. Saqueos masivos y represión a sectores medios y de trabajadores que exigían una solución al gobernador en la Plaza de la Independencia, al grito de “que se vayan todos”. Ayer, más de 15.000 personas se autoconvocaron y reventaron la plaza repudiando al gobierno de Alperovich.

Mientras tanto, en Casa Rosada… 

Que luego de 7 días Capitanich declarara “resuelto” el conflicto, fue el empujón que le hacía falta a los policías salteños para confirmar que el flamante jefe de gabinete se había equivocado nuevamente y realizaran una marcha con 500 policías en rechazo de la oferta del gobernador Urtubey. Otro nubarrón en el pronóstico K es que en la mayoría de las provincias continúan movilizados los trabajadores estatales, se está discutiendo una jornada nacional de lucha junto a la CTA y otras organizaciones y no se pueden descartar nuevos capítulos del conflicto policial.
Las imágenes de TV mostrando en pantalla partida la represión en Tucumán y los festejos del kirchnerismo por los 30 años de democracia, son una expresión gráfica del momento de avanzada crisis que vive el gobierno y el régimen político argentino. Las situaciones de caos provincial expusieron un colapso total de las instituciones centrales del régimen, con ciudades vacías, sensación de desgobierno, un aparato represivo ingobernable y hasta enfrentamientos entre policías y gendarmes.
Ha quedado expuesta una profunda crisis social. En semejante escenario, además de tomar medidas para resolver los problemas estructurales de las policías (ver aparte), es urgente exigir respuestas a los reclamos de los trabajadores y el pueblo, dando aumentos salariales de emergencia y aumentando los fondos para ayuda social.

Marcelo Maceira

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