MST - Movimiento Socialista de los Trabajadores Lunes 27 de Agosto, actualizado hace 4 hs.

Alejandro Ford, desaparecido del PST – Enterrar sus restos, un triunfo sobre la dictadura

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Eran los años sangrientos de la dictadura, Alejandro Ford (20 años), Mónica de Olaso (18) y Julio Matamoros (21) vivían en Tolosa, La Plata. Junto a mi compañera Pelusa y yo, formábamos una “célula” del PST. Tiempo de clandestinidad y “tabicamiento”, sin más contacto que los indispensables. Sin conocer domicilios ni trabajos. Cuanto menos se sabía, mejor.

Ante el bipartidismo y el auge de la guerrilla, el glorioso PST se había ganado un lugar destacado. Conocidos nacionalmente, con figuras públicas y destacados luchadores, protagonistas de muchos de los conflictos de los ’70.
Alejandro militaba en la UES (secundarios JP) hasta que Eduardo, su hermano y secundario de la Juventud Socialista, lo convence de que la alternativa revolucionaria estaba en nuestro partido y así abraza el trotskismo-morenismo. Lo conocí en una escuela de formación y nos hicimos compinches. Recuerdo que lo acompañaba porque sus ex compañeros de la UES se la tenían jurada.
En Tolosa nos reuníamos, planificábamos actividades y estudiábamos para formarnos. No era recomendable andar por la calle o en lugares públicos. Tiempos intensos crean lazos fuertes.
Antes de su secuestro, Pelusa se va a la zona sur, yo entré en Propulsora y Alejandro en YPF. Al día siguiente del trágico 11 de mayo de 1977, un compañero avisa que a la noche vio movimientos y gente extraña en la puerta del departamento de Tolosa. Dimos la alarma al partido. Se empezó la búsqueda de los tres, pero no estaban por ningún lado. Era evidente, los habían secuestrado.
Con Pelusa debimos irnos a Mendoza. Nos secuestran, estuvimos desaparecidos, torturados. Pero sobrevivimos, la dictadura nos cobra la militancia con la cárcel. A ellos, con la vida.

Importante homenaje en La Plata al inhumar sus restos

La herida abierta e incertidumbre duran décadas hasta que aparecen los 3 enterrados en el cementerio de Ezpeleta, Quilmes. Los habían fusilado en un simulacro de enfrentamiento frente a la comisaría de esa localidad. Moniquita estaba embarazada de 3 meses.
El equipo de Antropología Forense confirma su identificación y el domingo 11 pudimos inhumarlo a 37 años del secuestro. Eduardo, su hermano, familiares, compañeros de militancia, Susana y Nora, hermanas de Adriana Zaldúa (PST y víctima de la Triple A en la masacre de La Plata), dirigentes del MST como Vilma Ripoll, de ATE y UP como Cachorro Godoy, Viviana García de CICOP, de SUTEBA y la FND, de DD.HH. del Municipio, Proyecto Sur, PCR y la adhesión de APL Legislativos y GEN, lo homenajeamos en el Panteón de los Desaparecidos.
Como dijo Vilma, en nombre del MST: “encontrar y enterrar sus restos implica un sentimiento contradictorio, es recordar aquel horror, poder reivindicar a Alejandro y un triunfo ante la dictadura. Joven militante, con la grandeza de apostar a la causa del socialismo revolucionario, en una época difícil. El genocidio no fue por casualidad ni tiraban al bulto. Los matan por luchar por el trotskismo y construir ese partido. Lo recordamos como parte de esos 30 mil imprescindibles que dieron todo por otra sociedad”.
Hoy triunfó la movilización. Sus restos tienen un lugar donde homenajearlo y llorarlo. Pero sobretodo honrarlo con tres compromisos: seguir la lucha por castigar a los genocidas, seguir su ejemplo militante, su audacia y temple que debe guiar a la juventud y seguir levantando las banderas del glorioso PST, construyendo el partido que se necesita para la revolución que él soñó, por la que peleó y dio su vida.
Hoy, cuando el gobierno de Cristina -que decía ser de los DD.HH.- sostiene a Milani o promueve leyes anitpiquetes, la continuidad en la memoria está en pelear por una alternativa unitaria y amplia de toda la izquierda política y social que dispute a los partidos que defienden el capitalismo y nos hunden en la miseria.
Compañero Alejandro Ford, ¡presente! ¡Ahora! ¡Y siempre! Alejandro, Moniquita y Julio, ¡hasta el socialismo, siempre!

Pepe Rusconi

37 años y una respuesta

¿Puede un joven, 37 años después de ser asesinado, convocar en un homenaje a personas que lo conocieron de la escuela primaria y tantas otras que nunca lo conocieron?
¿Puede una embarazada de 3 meses, estar enterrada en una fosa clandestina del cementerio de Ezpeleta, sin que nadie lo sepa durante 37 años?
¿Puede una persona llevar en sus manos una urna con los restos de su hermano, identificado 37 años después de su asesinato, por las calles del cementerio de La Plata y tener motivos para estar contento?
¿Puede un militar producir múltiples orificios de bala en la cabeza de un trabajador de la destilería YPF de La Plata, desconocer la antropología forense, la investigación genética y creer que regiría la impunidad sobre la lucha popular?
Como mi hermano, Alejandro Efraín Ford, no puede responderlo, lo debo contestar yo. La respuesta es: ¡Sí, por supuesto que sí!

Eduardo Ford

AlejandroFord