Mientras Kicillof dice ver «señales positivas para la industria», Córdoba superó hace unos días la marca de los 3000 trabajadores suspendidos, haciendo un lamentable aporte al promedio nacional que ya suma más de 15000. Esto no sólo confirma que la crisis se ha instalado, sino que los gobiernos piensan, una vez más, descargar sus consecuencias sobre los trabajadores.
Las multinacionales de la industria automotriz, que vienen acumulando enormes ganancias, ante la caída en la producción son amparadas por el gobierno para suspender a los trabajadores: Volkswagen, Iveco, Fiat, y varias autopartistas, hace semanas que lo vienen haciendo. Ahora Iveco dio otro paso con el ofrecimiento del retiro voluntario a sus trabajadores.
Al igual que sucede en Gestamp, los trabajadores cordobeses también responden los ataques. En nuestra provincia los compañeros de Valeo le torcieron el brazo a la patronal logrando reincorporar a los despedidos y marcando un camino a seguir. Por eso, la UOM local tuvo que convocar a un paro provincial con movilización por los despidos en el sector, temen que haya desborde y no puedan «controlar» a los trabajadores.
El pataleo de Pignanelli del Smata, por la creciente influencia de la izquierda en el movimiento obrero, refleja una preocupación real que embarga a la burocracia sindical y los empresarios. Por eso en Río Tercero la empresa Weatherford, donde trabajan 180 operarios, despidió a más de 50 por haber cometido el «delito» de organizarse y elegir delegados.
Estamos ante una pulseada enorme. Cada día que pasa crece la certeza de que la única manera de pararle la mano al gobierno y a las patronales es organizándonos, discutiendo al interior de cada establecimiento y apoyando y coordinando a los que están luchando los distintos capítulos de la lucha por evitar que nos sigan metiendo la mano en el bolsillo a los de abajo.
Edu Zwick