Luego de meses de idas y vueltas, el Gobierno terminó acordando el pago del total de lo adeudado al Club de París. Kicillof pretende mostrarlo como un éxito sin embargo el acuerdo no sólo es pésimo desde el punto de vista económico formal sino que confirma la estrategia real del Kirchnerismo más allá de sus dobles discursos: Pagar y pagar, a costa del sufrimiento de millones de argentinos.
La Deuda con el Club de París
Como ya muchos saben el llamado Club de París, no es más que un conjunto 19 naciones, entre ellos los principales países imperialistas del mundo, que se reúnen para ser «solidarios» entre sí como acreedores. Esto es una especie de organización informal para apretar a los países deudores, entre ellos el nuestro. Las deudas de Argentina con este Club datan de 1956, cuando se inauguró el mismo y desde entonces hemos negociado con ellos 7 veces y esta es de las peores negociaciones que ha llevado adelante un gobierno nacional, precisamente lo opuesto a lo que nos quieren pintar Kicillof y los suyos.
En primer lugar, el origen de la deuda negociada en estos días está en la dictadura militar del 76, que ya fuera declarada ilegítima y fraudulenta por el Juez Ballesteros en 1998, cuando la misma ascendía a poco más de U$S 1.800 millones, el tercio restante fue originado antes de la caída de la convertibilidad y nuevamente su destino fue fraudulento ya que fue fugada por los capitalistas amigos del gobierno de De la Rúa. Para el año 2013 de manera usuraria para lo que son los intereses financieros internacionales ya ascendía a U$S 6.089 millones.
Pero esto no es nada, ahora el «exitoso» Kicillof nos aclara que hemos reconocido pagarle nada menos que U$S 9.700, es decir que aceptamos pagarle al Club de París U$S 2.300 millones de intereses punitorios, cosa que en las últimas negociaciones previas no habíamos pagado. Claro esto es el precio que debemos pagar para poder decir a los cuatro vientos que el FMI no participó de la negociación (si lo hubiera hecho no hubiéramos pagado estos U$S 2.300 millones), mientras sí permitimos que el FMI nos audite las cuentas, el IPC, los bonos, etc., es decir el colmo del doble discurso pagan para decir que somos «soberanos ante el FMI» mientras que le abrimos las puertas a todas sus inspecciones, una verdadera vergüenza y estupidez resumidas y concentradas.Por si fuera poco terminaremos pagando más porque como no cancelaremos al contado nos correrán nuevos intereses que llevarán la suma total a más de U$S 10.000 millones y encima como sí les pagaremos en tiempo récord (para una negociación de este tipo), abrimos las puertas a que todos los acreedores privados (tipo los fondos buitres) reclamen la misma forma de pago. Como vemos, la realidad siempre es distinta a como la pinta el Gobierno de Cristina en su discurso.
Para completar, digamos que con esta nueva negociación de Deuda, la deuda pública Argentina, lejos de haber disminuido como quiso hacernos creer desde Néstor hasta hoy el Kirchnerismo, ha aumentado y hoy supera los U$S 250.000 millones, reconocido por el propio Gobierno.
Los argumentos pagadores del Gobierno
Como ya nos tienen acostumbrados, desde el Gobierno y el gabinete salieron a justificar esta sangría que sufriremos en carne propia todos los argentinos. Kicillof aclaró “Este gobierno desde 2003 hasta ahora pagó todas las deudas y renegoció todas las deudas que quedaron en default. Ese punto yo creo que quedó muy claro y fue, para todos, muy positivo”. En esto coincidimos, este gobierno ha sido el que históricamente más plata en efectivo ha pagado en la historia de nuestro país; Cristina ya lo había anticipado hace unos meses al afirmar que «somos pagadores compulsivos». Lo que a ambos se les olvidó decir es que esto lo hacen con el dinero y a costa del hambre del pueblo, donde más del 30% vive por debajo de la línea de pobreza, el 70% de los jubilados cobran $ 2.700 y el 45% de los trabajadores está en negro, por sólo nombrar tres parámetros que demuestran que nada hay de redistribución, ni de riqueza ni de desendeudamiento.
El segundo argumento es que el país necesita inversiones y que con este acuerdo está todo prácticamente resuelto, que ahora sí vendrán las inversiones. Este argumento, es por demás falaz e improbable, ya que si hemos pagado (antes de esto) más de U$S 67.000 millones, reconocidos por la propia Presidente, y las inversiones no vinieron en 10 años, ¿por qué habría de cambiar esta lógica de «no inversión» sobre todo cuando hoy, luego de este «acuerdo ventajoso de Kicillof» el riesgo país supera los 1.000 puntos (medida que se fijan los inversores-especuladores a la hora de invertir)?
El tercer argumento, es que necesitamos dólares frescos y que este arreglo nos permitirá el acceso al crédito internacional. Otra vez una verdad a medias que oculta una gran falacia. Necesitamos dólares frescos, es verdad, pero les pagaremos parte en dólares frescos, para que nos los vuelvan a prestar, pero con intereses que duplican la media internacional, ya que mientras Bolivia consigue préstamos al 3% anual, a Mendoza una de las provincias más sólidas del país le ofrecen al 8%.
La oposición es cómplice
La verdad sea dicha, si desde los medios burgueses y la propia oposición tradicional no se ha hecho más escándalo con este desastre negociador, es porque en el fondo todos acuerdan con pagar y endeudarse para que lleguen dólares a sus empresarios amigos. Por eso aplaudieron la medida Massa, la UCR, el PRO y hasta Losteau de UNEN. Porque todos coinciden en que hay que profundizar el ajuste del pueblo para intentar salir de la crisis a la que ellos mismos nos han llevado.
La salida es por la Izquierda
Desde el Movimiento Socialista de los Trabajadores venimos insistiendo desde hace años que la lógica de pagar y endeudarse indefinidamente, una deuda fraudulenta, no sólo es criminal con el pueblo sino iluso. La realidad nos da la razón, más de 30 años pagando y entregando todas nuestras riquezas en parte de pago, para hoy deber más de U$S 250.000 millones, hablan a las claras que la deuda es impagable.
Por eso decimos que no hay que pagar un peso más de deuda, por ilegítima, y pagar la deuda con los trabajadores y el pueblo. Con sólo un año de los intereses de esa deuda se podrían duplicar el presupuesto en Salud y Educación o iniciar un plan de obras públicas y viviendas populares que daría trabajo a millones y empezaría a solucionar los problemas de infraestructura energética o habitacional que padecemos, por sólo dar unos ejemplos.
Gerardo Uceda