El 11 de junio la Dirección del Hospital Central de San Isidro intentó despedir a dos enfermeras de ATE, responsabilizán-dolas de una crisis que se dio con unos pacientes. No fue un hecho casual, ni un despido con causa, sino que fue el intento de avanzar contra las compañeras de ATE, apenas dos semanas después de realizadas las elecciones de CTA que en ese hospital fueron un ejemplo de participación masiva de los trabajadores, tanto afiliados a ATE como a CICOP. La respuesta de los trabajadores no se hizo esperar, con las delegadas gremiales al frente se organizaron para frenar los despidos y que las compañeras vuelvan a sus puestos de trabajo. Fue clave el apoyo que dimos los distintos sectores que integramos la naciente comisión directiva local de CTA, los compañeros de CICOP, los compañeros de distintos sectores de la corriente sindical del MST, y por supuesto, lo fundamental lo puso la base. Organizándose en los sectores y realizando un acto en el hall central que fue clave para que la dirección retrocediera y las compañeras vuelvan a su puesto de trabajo.
Este conflicto fue una pequeña prueba para las compañeras de ATE del hospital, pero también para la CTA local. Fuimos capaces de defender a nuestros compañeros, pararle la mano a la Dirección y a sus arbitrariedades. Dimos una señal a propios y a ajenos. Algo nuevo está naciendo en San Isidro, la CTA es una enorme oportunidad para que nos organicemos los compañeros de los distintos gremios y sectores sociales, para que en unidad, practicando la más amplia democracia de base, donde los trabajadores decidan, sin tranzar con los gobiernos ni con el municipio ni con nadie, pongamos en pie una CTA que sea una herramienta de lucha para enfrentar el ajuste.
Isabel Morillas, directiva CTA San isidro