Agronegocios, mercantilización de la comida y salud pública
Hace algunos días, Fernández Palma, presidente de Maizar (la cámara empresaria que nuclea a los terratenientes del maíz y el sorgo transgénicos en Argentina) confesó en su congreso anual que “no estamos logrando comunicar bien a la gente” los beneficios de “la comunidad agroalimentaria”. Y propuso como salida “invertir en financiar comunicadores confiables para mejorar la llegada a la población”. Gustavo Grobocopatel, el CEO del pool sojero Los Grobo planteó que hacen falta “multiplicar los Monsanto y llegar a tener 20”. Las corporaciones se preparan para retomar la ofensiva. La Red Ecosocialista desarrolla una propuesta y una práctica alternativas.
Seguramente hay gente que no conoce ¿qué o quién es Monsanto? No es casualidad. Los grandes medios de comunicación – “oficialistas” y “opositores”- tratan de silenciar el debate público sobre esta empresa. Como en otros temas de fondo, estratégicos, toda la política tradicional – Cristina, Macri, Scioli, Massa, Binner, Carrió, Cobos- están de acuerdo en “bancar” a Monsanto. Entonces:¿qué es Monsanto?
Veamos. Monsanto es una multinacional de EEUU que se dedica a producir semillas transgénicas –modificadas genéticamente en laboratorio- y controla el mercado de pesticidas con los que se fumigan los campos sembrados con sus semillas. Se ha demostrado científicamente que los alimentos derivados de esta modalidad productiva son terriblemente dañinos para la salud de los pueblos. Las semillas modificadas “resisten” los pesticidas con los cuales se fumigan los campos y liquida toda la maleza. Sin embargo, esos pesticidas contaminan agua, aire y quedan impregnados en los cultivos que comemos. En Argentina casi todo lo cultivado a gran escala es transgénico y usa enormes cantidades de pesticidas.
¿Y qué tiene que ver Monsanto con la comida de todos los días?
El sistema de producción de comida en el mundo se ha ido estandarizando. Esto es así porque las empresas que controlan toda la producción –desde la semilla y la tierra, hasta los fletes, la distribución y la venta en grandes supermercados- son un puñado de monopolios que deciden qué se come y cuánto cuesta en Buenos Aires, Bogotá, la India o Pekín. Casi la totalidad de lo que comemos comprado en supermercados tipo Carrefour, Jumbo, Coto u otros, son productos con ingredientes derivados de la soja o el maíz transgénico. También los transgénicos y pesticidas entran en la cadena alimentaria a partir del alimento de vacas, pollos y cerdos. Por supuesto, no aparecen así ni se alerta sobre su peligrosidad en los envases. De hecho ni la elemental medida del etiquetado de alerta o preventivo se aprueba en países como Argentina. El lobby de las multinacionales es enorme. Los gobiernos asociados a estas empresas silencian de manera criminal esta realidad y habilitan el negocio capitalista de la comida que enferma a la gente. El aumento del cáncer, las malformaciones, la hipertensión, la diabetes prematura, todas las enfermedades del corazón, están asociadas a esta dieta del gran negocio de la enfermedad que es la comida en la actualidad.
Monsanto para “todos y todas” – y la “opo” acompaña
El ministerio de agricultura nacional tiene un plan –PEA 2020- para aumentar los cultivos de soja transgénica en el país. Monsanto quiere más: una ley que privatice el uso de las semillas. Esto significa que como una mercancía más en el capitalismo se patentan las semillas y por lo tanto, el que las quiera usar paga. Monsanto así –junto a Cargill, Nidera y otras cerealeras- pasarían definitivamente a terminar de controlar totalmente la producción de comida en nuestro país. Esto significa más transgénicos, más pesticidas, más fumigaciones y más enfermedad para nuestra población. Monsanto es anunciante de varios programas de TN y Clarín, pero también tiene publicidad en el diario El Argentino –oficialista- y en programas de medios K. Por eso, es un tema gravísimo que choca con un muro de silencio cómplice de los medios y también de la comunidad científica comprada por estas empresas, salvo honrosísimas excepciones como el profesor Andrés Carrasco, recientemente fallecido.
Conciencia y organización: Argentina libre de saqueo, entrega y contaminación
No todo es “dramático” y hay mucho por hacer. Primero, hay que apoyar la lucha de pueblos como Malvinas (Córdoba) que están enfrentando la instalación de Monsanto allí. En segundo lugar, tenemos que multiplicar conciencia sobre estos temas integrando a Monsanto al modelo más global de saqueo y depredación que el capitalismo con todos los políticos tradicionales bancan. El fracking con Chevron –comprobadamente contaminante y expoliador económicamente-; la megaminería que envenena el agua con cianuro en la cordillera y el avance del cemento en las grandes ciudades que reduce espacios verdes e impermeabiliza el suelo provocando inundaciones cuando llueve. Ese modelo es para Argentina y todo el continente. Es la versión siglo XXI de “Las Venas abiertas…” de Galeano. Es el capitalismo con sus emblemas: Monsanto, Chevron, Barrick Gold, IRSA y sus gerentes en los gobiernos, que son Cristina, Macri, Scioli, Massa, Binner, Cobos…
Por eso, desde la Red Ecosocialista proponemos otra salida. Sin corporaciones. Sin transgénicos. Sin fracking. Sin cementación urbana. Sin capitalismo depredador y contaminante. Es necesario y por eso hay que transformarlo en posible.
En ese camino hay tareas para impulsar: prohibir el uso de agrotóxicos y transgénicos; impedir la aprobación de la nueva ley de semillas y echar definitivamente a Monsanto de Argentina.
Para esa combinación de tareas inmediatas y la estrategia de cambios de fondo –como la reforma agraria por ejemplo-, hace falta una extendida organización socioambiental anticapitalista que actúe en todo el país. En esa perspectiva construimos la Red Ecosocialista abierta a la participación de todxs los que compartan estos ejes fundamentales.
Mariano Rosa, coordinador nacional de la Red Ecosocialista
Marcas y comidas con derivados transgénicos
Vamos a mencionar algunas emblemáticas, ya que no tendríamos espacio en este recuadro para hacer la lista completa:
Unilever: con los caldos Knorr –y todos los productos de esa línea, la mayonesa Hellmans; los jugos Ades
Kraft/Nabisco/Phillip Morris: las golosinas Terrabusi, Canale y Milka; los preparados para hacer postre de Royal también.
Molinos/Cargill/Monsanto: Toda la línea de bizcochuelos Exquisita; las salchichas Vieníssimas; los fideos Matarazzo; la línea de hamburguesas y supremas Granja del Sol y la margarina Manty, entre otros.
Nestlé: toda la línea de caldos y sopa Maggi; toda la gama de productos Nestlé –incluyendo leche en polvo-; y el Nesquick.
Bagley/Danone: todo tiene aditivos de origen transgénico. Alfajores, galletitas, budines.
Bimbo: lo mismo que lo anterior para la línea de panes de hamburguesa y lactal de esta marca.
Swift/Conagra: las salchichas, hamburguesas y sopa Campbells tienen la misma peligrosidad que lo anterior.
Cadbury/Stany/Georgalos/Granix/9 de Oro: La amplia gama de galletitas –supuestamente “sanas” como las Granix- o caramelos y otros productos de estas marcas también hacen daño a la salud.
l Dr. Cormillot: las milanesas de soja y alfajores de este presunto “Doctor de la buena nutrición” también enferman. Alerta
Y finalmente hay muchas marcas más: Fargo, Don Satur, Paulista, Carrefour, Norte, Disco, Mastellone, Sancor, Giacomo, Bieckert, Dánica, Budweiser, La Salteña, Pepscio, Vegetalex, etc.
En síntesis: el grueso de lo que compramos en los supermercados enferma y mata.
A Formosa por Dioxitex
El 22 y 23 visita Formosa el Coordinador de la Red Ecosocialista, Mariano Rosa, ante la instalación de Dioxitek, una procesadora de uranio próxima a la capital. Tita Cuevas, referente del MST, señaló: “Un gobierno como el de Formosa, denunciado por coimas en el caso Boudou y la millonaria contratación de The Old Fund, no es garantía ante Dioxitek que tiene varias denuncias y un caso de corrupción que llevó a separar a funcionarios de la CNEA. El MST acompaña esta protesta”.