Con estas palabras el compañero Alejandro Bodart resumía la posición de nuestro partido.
Cuando escribimos estas líneas se desarrolla una tregua por 72 hs., por primera vez el ejército israelí se ha retirado de la Franja de Gaza. La conducción israelí advirtió que se retiraron a posiciones defensivas alrededor de la Franja y que la tregua «no quiere decir que haya terminado la operación Margen Protector». Es evidente que la enorme presión de los pueblos del mundo frente a las imágenes del horror ha logrado frenar, por lo menos por ahora, la maquinaria asesina del sionismo.
Cuerpos de pequeños destrozados. Casi 2.000 muertos y 10.000 heridos, de los cuales el 80% son civiles y la mitad mujeres y niños. Barrios enteros demolidos en pocos minutos. Agua pestilente contaminada de sangre y basura. Energía eléctrica solo dos o tres horas al día. Alrededor de 520.000 desplazados de sus casas buscando huir de la muerte sin encontrar un lugar seguro, ya que los asesinos sionistas no respetan nada, ni escuelas, ni hospitales, ni centros de refugio de la ONU. Son 1.800.000 los palestinos encerrados en una pequeña franja de territorio sin poder escapar a ningún lugar. Lo que comenzó como una gigantesca cárcel a cielo abierto, ahora se ha transformado en una trampa, en un verdadero pelotón de fusilamiento con fuego a discreción de la dirigencia israelí.
No existe una guerra como la llaman todos los cínicos y cómplices que pretenden encubrir a Israel… lo que estamos presenciando es un genocidio.
EEUU, y la ONU son cómplices
Importantes personalidades, movilizaciones de miles, han expresado su solidaridad con los palestinos en todo el mundo. En la comunidad judía y en el propio Estado de Israel se han alzado importantes voces condenando la masacre, los bombardeos por aire, por mar y por tierra que han arrasado todo a su paso. Contra las «treguas» que en realidad eran burdas maniobras para planificar nuevos bombardeos, mientras el ejército, seguía matando en el territorio invadido con la excusa de desmantelar los túneles defensivos. La explicación para tanta tozudez asesina, no es otra que la complicidad de las potencias más importantes del mundo, empezando por EEUU.
Ya no pueden sostener la teoría de los dos demonios: que ambos bandos tienen que abandonar la guerra y consagrar la paz, como predica cínicamente el Papa. El truculento tapiz de muertos, heridos y cuerpos mutilados en que se ha convertido Gaza, los obliga a hablar «de la desproporción de la respuesta israelí a la provocación del Hamas» y en este hipócrita discurso coinciden desde la ONU hasta la cancillería argentina.
EEUU señala «su horror» por el bombardeo a Centros de Refugiados de la ONU, mientras envía toneladas de municiones, lanzagranadas y morteros de 120 mm para satisfacer un reclamo urgente de Israel. Hasta Egipto, que viene fungiendo de mediador, acaba de bombardear tres túneles que unían la Franja de Gaza con su territorio, contribuyendo a la brutal encerrona de un pueblo lacerado. Es que parte del aislamiento palestino es responsabilidad de gran parte de la diri-gencia árabe, empezando por los que «ha tenido el cuidado» de no condenar a Israel, como los gobiernos de Egipto, Jordania o Arabia Saudita.
La causa palestina es una causa de la humanidad
Impedir que continúe el genocidio palestino se ha convertido en una causa de la humanidad. El monstruo fascista será derrotado por completo cuando se desmonte ese enclave colonial, sostenido por uno de los ejércitos más poderosos del mundo, que es el Estado de Israel y se logre una Palestina libre, laica y no racista, donde puedan convivir el pueblo palestino con los judíos que legítimamente quieran habitar su territorio.
En el camino de esta pelea de fondo ahora hay que detener el genocidio. Obtener el cese al fuego completo del bombardeo israelí, el inmediato retiro de sus tropas de Gaza, de sus fronteras y también de Cisjordania, de sus colonos, y el fin del bloqueo a los territorios palestinos. Para ello es necesaria la más amplia y unitaria movilización en todos los países del mundo.
En Argentina una fuerte movilización unitaria de la izquierda y la comunidad palestina y árabe del país frente a la Cancillería exigió, el viernes 25 de julio, el retiro del embajador argentino y el cese de toda relación militar o comercial en Israel. El retiro del embajador es una elemental medida de protesta que ya han realizado países como Chile, Perú, El Salvador y Brasil, entre otros. Hacer esto para la cancillería argentina sería «un estímulo al Hamas». ¡Qué vergüenza!
Desde el MST Nueva Izquierda exigimos la inmediata ruptura de relaciones con el Estado de Israel y llamamos a la más amplia unidad de acción para detener la masacre y exigir que los gobiernos cómplices del gendar-me revean su actitud y aíslen al Estado genocida.
Difamaciones para justificar un genocidio
En un reciente comunicado del Centro Simón Wiesenthal se acusa a nuestro diputado Alejandro Bodart de actitudes «antisemitas» por denunciar el rol genocida del Estado sionista de Israel en Palestina. Esta acusación surge a partir de una charla que Bodart compartió en la Legislatura porteña con el embajador palestino Walid Muaqqat y el periodista judío Herman Schiller.
Es evidente que fue una reacción injustificada ante ese evento que estuvo al servicio de exigir el alto a la agresión en Gaza, convocando a toda la comunidad judía a reclamárselo al gobierno de Israel. Para los dirigentes sionistas, este es un «argumento antisemita clásico». Buscan sembrar así una confusión perversa para defender la agresión militar que ya cuesta más de mil vidas entre la población civil palestina.
Una cosa es el antisemitismo, la actitud racista y persecutoria hacia los judíos, cuya más horrenda expresión fue el exterminio cometido por Hitler y los nazis a inicios de los años ’40. Siempre lo hemos repudiado y enfrentado. Pero otra cosa muy distinta es nuestra oposición al sionismo, una ideología y política de apartheid, discriminación racial y persecución hacia los pueblos árabes en general y palestino en particular, al que el Estado de Israel confina a un verdadero guetto y hoy ataca con la evidente intención de avanzar a su limpieza étnica.
Esta ideología racista y reaccionaria la expresa sin tapujos la diputada israelí Shaked, que llamó a «matar a las madres palestinas porque engendran víboras»… Esa ideología la rechazamos no sólo nosotros, sino que genera el repudio internacional de muchos pueblos, incluyendo varias resoluciones de la ONU, que lo equipararon al apartheid sudafricano y lo calificaron como racismo.
Desde el MST defendemos a los que profesan la religión judía contra todo ataque antisemita. A la vez, junto a muchos judíos no sionistas que viven en la Argentina, en otros países e incluso en Israel, denunciamos a los dirigentes sionistas y a su ejército que masacran a los palestinos.
Ninguna calumnia sobre nuestras opiniones nos impedirá seguir denunciando las atrocidades contra el pueblo palestino y la humanidad que comete el Estado sionista de Israel.
Gustavo Giménez