Es evidente que todas las estrategias del kirchnerismo con respecto a los pagos a los fondos buitre vienen fracasando. No funcionó ningunearlos mientras se le pagaba religiosamente al FMI, BM y Club de París. Tampoco desestimar al juez Griesa, al que apoyó la Corte Suprema yanqui y nos mandó a pagarles. La campaña mediática de «patria o buitres» fue más para la tribuna que algo que pudiera tener algún efecto práctico. Así las cosas y sin reservas para afrontar el pago intentó todo tipo de acciones para pagarles, sin que se notara tanto.
Fue la reunión de los BRICS y su futuro banco, pero no le dieron. Recurrió a Soros y los Chinos pero tampoco. Luego, para poder cumplir con los demás acreedores sancionaron una Ley de «pago soberano» (que lo único que tiene es mucho más de entrega que de soberano) pero los acreedores la rechazaron: quieren cobrar contante y sonante en EEUU. Finalmente, en su afán de pagar y no sufrir la cláusula Ruffo (que obligaría a pagarles a todos los acreedores el 100% que cobrarán los buitres, si paga antes del 1º de enero de 2015) mandó a Vanoli a prometerles el pago.
Otro fracaso casi seguro, en estos meses desde el fallo Griesa van 25 juicios y 102 demandas por el resto de los hold outs, que reclaman lo que llaman me too (yo también) elevan la cifra de lo adeudado de 1.500 a 6.500 millones de dólares, impagables aún para los pagadores seriales como Cristina. Buitres son todos, incluyendo a los que el gobierno paga, por eso desde el MST venimos reclamando la suspensión de todo pago de la deuda y una auditoría independiente para ver qué deuda, si la hay, es legítima y cuál no.
Gerardo Uceda