El FURA surgió como un agru- pamiento de distintas tendencias y agrupaciones con el objetivo funda- mental de enfrentar los años de burocratización de nuestro sindicato. Con un programa progresivo, desde el punto de vista del enfrentamiento al FUS (hoy TEP), pero con grandes limitaciones para ampliar los márge- nes democráticos y llegar a organizar a mucho más que el activismo que se moviliza y participa de la vida del gre- mio. Así, no se avanzó en reformar el estatuto, ni en mecanismos que nos permitieran complementar las asam- bleas cuando estas decaían en partici- pación. Tampoco se logró que los cuer- pos de delegados crecieran y fueran un aspecto fundamental de la activi- dad del gremio generando puentes mas cotidianos y sólidos con cada es- cuela.
Y creemos que estos no se logra- ron porque convivieron al interior del FURA, agrupaciones que no apues- tan a esos cambios, sino que entien- den que su sola presencia en la con- ducción, garantiza la democracia y la lucha, y otras que fuimos sistemáticamente ignoradas en nues- tros planteos, que fueron expresados durante los conflictos y en las asam- bleas durante estos dos años.
No coincidimos con los balances auto justificatorios, que pretenden descargar en la docencia la responsa- bilidad, explicando que las «condi- ciones objetivas» son conservadoras. Las y los docentes votaron masiva- mente hacia la izquierda, expresando en ese voto su ruptura con los gobier- nos, sus planes de ajuste y sus refor- mas anti educativas. Tampoco coin- cidimos con la defección de los que se retiraron de la disputa por no obte- ner un cargo, como la agrupación
Naranja, integrante de la corriente nacional Rompiendo Cadenas, que conducía la Comisión Directiva Pro- vincial y la seccional Capital y aban- donó la pelea por conformar la me- jor lista para disputarle a Guagliardo y el kirchnerismo; o los que forzaron hasta el final los debates para tenerlo sí o sí, como el bloque Azul, Rosa, Ámbar. Es este sentido, y más allá de todas las diferencias, desde Alterna- tiva hicimos un importante esfuerzo por mantener la unidad.
La unidad y la disputa
La relación entre la unidad nece- saria para lograr las transformaciones políticas en nuestro gremio, y la dis- puta de proyectos divergentes a su interior, y en este punto, sin dudas las agrupaciones que se reivindican de izquierda, son las que menos com- prendieron que es posible actuar jun- tos, teniendo diferencias, y pelean- do por las opiniones propias.
Agrupaciones que son parte a ni- vel provincial y nacional del FIT, como la Marrón del PO o la Negra del PTS, en ATEN han puesto de manifiesto que prefieren diferenciar- se y competir entre sí, que buscar los puntos de síntesis que nos permitan avanzar y que sea la base docente la que tenga la oportunidad de resolver. El caso extremo es el de Angélica La- gunas, de la Fucsia, que rechazó las propuestas unitarias que se le realiza- ron, teniendo un único objetivo «me- dir» su imagen frente a los que todo el año fuimos compañeros de lucha.
Pelear por una nueva dirección de- mocrática, de lucha y con un proyec- to emancipador en la docencia, es una tarea que se impone, pero no por el camino de los acuerdos de aparatos por un cargo, sino desarrollando has- ta el final un programa de cambios profundos en la estructura gremial.