Hace años que la provincia de Mendoza tiene una ley, la 7722 que prohíbe la actividad de la megaminería contaminante en su suelo. Esta ley fue producto de la lucha de cientos de miles que nos movilizamos en defensa del agua pura y cientos de organizaciones sociales, políticas y populares. Esto es lo que hizo que al asumir el gobernador «Paco» Pérez en 2011, a pesar de ser un agente directo de las mineras, tuviera que freezar todo intento de derogar la 7722 y así cayeron proyectos como San Jorge y otros de la Barric, reconocidas contaminantes del agua y el subsuelo.
Este año, creyendo ver un descenso en la movilización antiminera, el gobernador dejó correr avances en proyectos mineros, San Jorge reinstaló sus oficinas en el centro de la ciudad, entraron en consideración otros proyectos para evaluación de «impacto ambiental» (requisito para poder explotar en la provincia). El proyecto de Hierro Indio en el departamento de Malargüe era el más avanzado y como se trataba de un departamento que no tiene prácticamente agricultura, desde el oficialismo pensaron que era la oportunidad de avanzar con todo y mandaron el proyecto al Senado, donde luego de muchos debates y ya con la gente nuevamente en la calle terminaron aprobando por un sólo voto.
Aquí vino el segundo error de Pérez, que se apresuró a mandarlo a Diputados, confiado en que les ganaría de mano a los ambientalistas y se aprobaría el proyecto, que pretendía ser la punta de lanza para los otros proyectos megamineros, que siempre truchan los informes de impacto ambiental y compran voluntades por doquier.
Pero la reacción de la ciudadanía en general y la de los departamentos de San Carlos y sobre todo General Alvear que viven de la agricultura y sus aguas son las más afectadas, no se hizo esperar. En Alvear se cortaron todas las rutas, el propio intendente del PJ, Di Paolo, que en principio apoyaba la instalación de la mina se tuvo que retractar. Al día siguiente con la gente en la calle la votación fue contundente en contra de la minería. No sólo la oposición votó en contra (incluso aquellos que están a favor de la minería tuvieron que hacerlo por la cercanía de la contienda electoral del 2015), sino que hasta los oficialistas lo hicieron. Es que saben que la mayoría de la población está en contra de la megaminería, de la contaminación y descree de los informes técnicos mayoritariamente comprados. Tampoco se sostiene el verso de dar trabajo, ya que estas empresas ocupan mínima mano de obra (Hierro Indio alrededor de 35 personas en forma permanente) y sin pagar impuestos prácticamente, se llevan todos los minerales, dejan tierra rasa y nos contaminan el agua. Por eso tuvieron que ceder a la presión de la movilización popular.
El gran derrotado fue Pérez y su PJ, que salieron a admitir la derrota casi llorando y diciendo que en su mandato no se intentará reflotar ningún otro proyecto minero: Un triunfo de la movilización y las organizaciones que nos venimos oponiendo a la megaminería. La gran enseñanza que dejó, es que cuando el pueblo se une y moviliza masivamente, no hay oficialismo ni oposición oportunista que pueda pararlo.