Con esta frase Cristina le respondió a millones que piden un bono de fin de año porque la inflación les devoró el salario. O a aquellos cuyos aguinaldos se van evaporar al pagar el impuesto a las ganancias sobre sus salarios. «¿Cómo hacemos para financiar obra pública si no cobramos impuestos?, disparó con su soberbia habitual la señora presidenta. Y como si fuera poco esto, a los millones que se aproximan a un fin de año sin plata, les señaló que no hagan olas, ya que en Alemania y Francia van a congelar salarios y a aplicar la flexibilidad laboral. Agitando, una vez más, el fantasma de la derecha.
Quizás le faltó algún detalle como que acá el salario no está congelado. Como los aumentos son por debajo de la inflación, el salario es móvil… para abajo. Y que con un 38 % de los trabajadores en negro, en nuestro país tenemos alto índice de precarización laboral.
Eso sí, nuestra presidenta volvió a ratificar su actitud «soberana» de pagarles a los buitres que cobran nuestra fraudulenta deuda externa, pese a las maniobras de los otros buitres de Griesa a los que también va a pagar en enero, reconocido días atrás por el presidente del Banco Central y el ministro Kicillof.
A los que no les pidió «comprensión» son a Chevron y las multinacionales que se van a llevar el petróleo del país con la ley de hidrocarburos más entreguista de nuestra historia, incluyendo el menemato. O a Telefónica que espera aumentar sus dividendos con la «Argentina Digital» con una maniobra tan burda, que hasta tuvo que retroceder un pequeño paso, ya que como con Chevron Vaca Muerta iban a violar la ley vigente antes que se aprobaran los cambios propuestos por Cristina en el Congreso.
En consonancia con el nuevo perfil presidencial, Scioli se va consagrando como el candidato «natural» del neokirchnerismo. Junto a esas medidas de ajuste, defensa de las corporaciones y de los privilegios de ricos y funcionarios, el nuevo Código Procesal Penal asoma como lógico andamiaje legal para amordazar la protesta y recortar derechos. No solo por sus rasgos xenofóbicos siguiendo el estilo de Berni, sino por el poder extraordinario que le otorga a Gils Carbó sobre el sistema judicial. Un poder que necesitan para evitar que a algún juez trasnochado se le ocurra allanar los hoteles de la presidenta ahora o en el futuro. «Golpistas» que pretenden que la presidenta cumpla con los balances de sus empresas como cualquier hijo de vecino.
Aprovechando la floja performance de las variantes «opositoras», han puesto a trabajar la maquinaria publicitaria fabricante de relatos, para instalar que el kirchnerismo aggiornado (Scioli), se encamina a ser el candidato ganador. Acompañando y negociando con La Cámpora, y muchos gobernadores que se reúnen en torno a este presidenciable que estaría, según los K, mejorando en las encuestas.
Otro inflador… que solo puede explicarse por la chatura de una oposición de derecha a la que sólo se le ocurren más ajuste a los trabajadores y entrega a las multinacionales. Un Massa que busca despegar de su estancamiento con propuestas más a la derecha que Cristina, como limitar el régimen de excarcelaciones, de un Macri que necesita de los radicales para afirmarse y cuenta como aliada a la inefable Lilita Carrió que acaba de dinamitar UNEN con la ayuda de la dirigencia radical, y la carecncia de posiciones alternativas de los demás socios como Binner o Solanas, que ya admiten cualquier negocio local con tal de sostener esta nueva Alianza a punto de estallar.
Por eso nadie supera un 20% de intención de voto y se habla de triple empate. Nadie entusiasma. Por más que desde el oficialismo se polarice «contra la derecha» y desde sectores del establishmen se haga lo propio pero fogoneando por una entente unitaria no peronista con Macri y los radicales. En realidad disputan quien gira más a la derecha con Cristina. Y como se lamenta los plumíferos de la «corpo» le regalan «la iniciativa». La verdad es que, con matices de estilo, comparten el mismo modelo de país, el mismo régimen de autoritarismo y privilegios, con el que hay que cortar de raíz.