El Papa y la libertad de prensa

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«No se puede provocar ni insultar la fe de los demás. En la libertad de expresión hay límites. Si alguien dice una mala palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. Es normal.» Eso declaró el Papa hace pocos días.
Aunque Francisco Bergoglio haya apelado a una figura tan querida por todo el mundo como es la de la madre, su postura es profundamente equivocada e interesada.
Es equivocada, porque si fuera «normal» reaccionar con violencia física ante cualquier provocación o insulto verbal o escrito, el planeta entero viviría cotidianamente a las trompadas y no habría sociedad posible.
Y además la posición del Papa es interesada, porque el único caso para el que propuso «límites» a la libertad de expresión fue en cuanto a las provocaciones u ofensas a la religión. Es decir, defendiendo exclusivamente el dogma de la institución que él lidera y a los otros credos.
Por eso compartimos la ironía de uno de los dibujantes sobrevivientes de Charlie Hebdo, Willem, que a poco del atentado declaró: «Vomitamos sobre toda esa gente que, súbitamente, dicen ser nuestros amigos. Tenemos muchos nuevos amigos, como el Papa, la reina Elizabeth o Putin: me causa mucha gracia.»
Con los límites y el puñetazo dichos por su jefe Francisco, la vieja Iglesia Católica Apostólica Romana -responsable o cómplice de incontables crímenes durante la Inquisición, las Cruzadas, el genocidio de pueblos originarios durante la colonización y censora de toda la vida- hoy vuelve a mostrar su hilacha retrógrada.
Muy por el contrario, nosotros defendemos la libertad de prensa y expresión sin ningún tipo de condicionamientos. La libertad de Charlie Hebdo y sus caricaturas, aun siendo ofensivas. También la libertad del Papa de decir barbaridades como la del puñetazo o como la de su reciente visita a Filipinas, donde acusó al matrimonio igualitario de «colonización ideológica que intenta destruir a la familia». Quienes nos sentimos ofendidos por sus palabras las repudiamos, pero por supuesto no le daríamos ningún puñetazo.
León Trotsky, en 1938 en México, cuestionando una campaña stalinista a favor de la censura a la prensa reaccionaria, señaló: «Tanto la experiencia histórica como teórica prueban que cualquier restricción de la democracia en la sociedad burguesa, es, en último análisis, invariablemente dirigida contra el proletariado.»
Ante polémicas como la del Papa, y en tiempos en que el imperialismo utiliza un atentado contra la libertad de prensa para justificar bombardeos e intervenciones militares y para recortar derechos democráticos -incluida la libertad de prensa-, el profundo planteo de Trotsky mantiene toda su vigencia.

Pablo  Vasco

A-papafrancis


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